coplillas-4 La mujer del seronero ole ya, ole ya, se ha querido descasar, que por no tener dinero ole ya, ola ya, se ha tenido que aguantar ole ya, ola ya, vivir con el seronero. Ole que me gustan las del velo blanco las que van a misa las que rezan tanto, ole que me gustan las del velo verde las que van a misa las que luego vuelven. Ole galipún, galipún. seronero, ole galipún, galipún no hay dinero. Por la carretera arriba ole ya, ole ya, ya no se puede pasar, porque ha dicho el señor cura, que es un pecado mortal. Cuando te levantas cantas, ole ya, ole ya, que riegas las azucenas y hasta los canarios cantan de ver tu cara morena. Dicen que la golondrina, ole ya, ole ya, tiene la pechuga blanca, y yo digo que la Virgen fue concebida sin mancha. Anda vete que no quiero, ole ya, ole ya, contigo conversación, la que te he dado me pesa, eso bien lo sabe Dios. Unos dicen que son verdes, ole ya, ole ya, otros que azules tus ojos, pero yo sé por la salve que son misericordiosos. Cuando te vi te miré, ole ya, ole ya, por debajo del sombrero, como no te dije nada pensarías que no te quiero. Porque te quiero me llevan, ole ya, ole ya, a vivir a otro lugar, como si la ausencia fuera tormentito de olvidar. Ole que me gustan las del velo blanco las que van a misa las que rezan tanto, ole que me gustan las del velo verde las que van a misa las que luego vuelven. Ole galipún, galipún seronero, ole galipún, galipún, no hay dinero. “Hay dos Antonios santos -sigue la tía Petra-, uno chacinero, al nacer el año, ¡vaya matanza la nuestra!, y otro casamentero, por junio, y los dos son muy buenos; lo mismo a uno que a otro le puede pedir novio la mocita. ¡Vaya que sí!”. Nombra a otro Antonio, Antonio Cea, “que tanto quiere a este pueblo; la última vez que vino fue...; le gustaban la procesión nocturna, el ofertorio y el ritual de la bandera, que tan bien se le daba; una fiesta digna de ver, y no se crea que es de hace tres días, que ya Hernán Cortés la presidió en su tiempo, que lo sé yo, ¡vamos!". COPLAS DEL CORDON A tejer el cordón vamos hermosísima azucena, al prioste y mayordomos le damos la norabuena. El cordón ya está tejido, lo vamos a destejer, con la ayuda de María bien lo podemos hacer. Disculpe el gran auditorio, las faltas que haya advertido, la culpa no ha sido nuestra, el gracioso la ha tenido. |