La Alameda de Gardón - Salamanca

La señorial Villa de Ledesma, piedras de historia a escasa media hora de la capital salmantina
En nuestro periplo por la provincia de Salamanca, buscando pueblos y rincones, hoy nos trasladamos a la villa de Ledesma, cuya imagen se muestra a los ojos del caminante sobre una enorme atalaya de granito bañada por el río Tormes. A esta villa puede accederse, aún, por el antiguo puente que salva la corriente fluvial. El castillo, los templos y las viviendas señoriales son emblemas de su pasado, en estas fechas que anteceden a sus tradicionales Corpus
30/05/2010

Vista majestuosa de Ledesma./ REP. GRÁF.: LUIS FALCÓN
La villa de Ledesma, un bastión de piedra e historia, que se yergue a 780 metros sobre el nivel del mar y dormita anclada en una enorme mole de granito que casi bordea el río Tormes, guarda un importante patrimonio arquitectónico y cultural que la hizo ser declarada Conjunto Histórico Artístico en 1975.

Resulta paradójico que, a escasos 30 kilómetros de la capital salmantina, este bello conjunto de historia amplia y profunda no sea lo suficientemente conocido por las visitas turísticas, no sólo de foráneos, sino también de propios.

La ubicación estratégica a orillas del río Tormes –que un día de antaño bajaba impetuoso y bravío–, su considerable defensa y una economía agrícola y ganadera de sus tierras, hicieron de esta villa un lugar de asentamiento de los pueblos prehistóricos. De entonces debe datar el menhir –conocido durante mucho tiempo como el Hito de la Dehesa– y, ya más posterior, en la primera Edad del Hierro, el verraco, llamado el Toro de Ledesma por los habitantes y que se sitúa en la puerta de San Pedro. Muchos son los restos de aquellos tiempos de los que hablan los historiadores, aunque a nuestros días sólo han llegado estas dos importantes figuras arquitectónicas y escultóricas.

Roma, ocupación importante

Los restos romanos que aún se conservan en la villa de Ledesma hablan de un asentamiento considerable en estas tierras fronterizas de la llamada Hispania Ulterior. Tal es así, que muy cerca existen los baños termales del Balneario de Ledesma, de aguas sulfuradas y bicarbonatadas, así como algunos puentes que aún permanecen en pie, como es el caso del Puente Mocho –la Puentemocha, como le llaman los ledesminos–, declarado Bien de Interés Cultural en 2000, situado en la ribera del Cañedo, que muestra también restos de la calzada romana que unía Zamora con Bletisa –nombre romano de Ledesma–, al margen de otros restos de aquella época, en la que gobernaba el cónsul romano Bleto (93 a. de C.).

El medioevo y su fuero

Con Fernando II se llevó a término la repoblación definitiva de Ledesma. Este monarca le otorgó, en el año 1611, el fuero que aún hoy se custodia en el Ayuntamiento, momento a partir el cual esta villa vivió un momento de cierto esplendor, convirtiéndose en un destacado centro político y militar.

De este periodo de la repoblación, momento en el que se inició la construcción de la muralla, data la iglesia de Santa Elena, declarada BIC en 1983, situada en el arrabal del mismo nombre, como un claro ejemplo del románico.

Más adelante, Alfonso X el Sabio otorgó a Ledesma el título de Villa, siendo el nieto del rey don Sancho el primer señor de la Villa. Ya en 1462, Enrique IV se la cedió, junto a su tierra, a don Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, y, desde entonces, primer duque de Ledesma. De esa época, últimos años del siglo XV, datan las dos edificaciones con mayor valor arquitectónico, el Puente Viejo y la muralla que, con 2.093 pasos de circunferencia, rodeaba toda la Villa. Hasta la construcción del Puente Nuevo, 1956-1961, el río Tormes se cruzaba por el Puente Viejo –de cinco arcos– a cuya entrada se erige la ermita de Nuestra Señora del Carmen.

La muralla y La Fortaleza

La Villa aún conserva la mayor parte de la muralla –que la ha hecho famosa–. Esta defensa se levantó con piedra granítica que en sus primeros tiempos rodeó totalmente la Villa. A pesar de ser una muralla medieval, conserva algunos elementos parecidos a los de los castros cercanos. Levantada en tiempos de Fernando II, tenía ocho puertas de acceso. A nuestros días sólo nos ha llegado la puerta de San Nicolás.
No obstante, también goza de interés importante el castillo conocido como Fortaleza, de unos 70 metros de eje máximo, que fue realizada con mampuesto de granito en tiempos de Fernando II.

En la Plaza Mayor de la Villa de Ledesma, casi porticada, se dan la mano el arte arquitectónico y la historia, en un conjunto de destacada singularidad y belleza. En este recinto de piedra se levantan majestuosos varios edificios como el Ayuntamiento y el palacio de don Beltrán de la Cueva.

Santa María la Mayor

Pero si este lugar tiene un elemento caracterizador, es la majestuosidad de la iglesia de Santa María la Mayor, realizada en piedra berroqueña o pajarilla de buena labra, convirtiéndose en una de las joyas del gótico salmantino.

A los pies del templo se eleva una esbelta torre iniciada en el último tercio del siglo XII y finalizada a mediados del XVI. La nave está compuesta por dos tramos muy desiguales y se construyó a finales del siglo XV, encontrándose elementos que apuntan a la mano de Juan Gil de Hontañón. En su interior llama la atención la sillería coral gótica, tallada en roble visto, de una gran calidad, formada por 24 sillas colocadas en un solo orden. Preside la capilla mayor un gran retablo barroco de planta convexa y dividido en tres calles, que se iniciaron en 1572 y llegó su construcción hasta 1798.

Pero Ledesma, además, es también la construcción civil, como el palacio de los Beltranes, una modesta construcción que mandó levantar don Beltrán de la Cueva. Cuenta la leyenda que en este palacio fueron huéspedes del duque de Ledesma, en 1464, el rey don Enrique IV, su esposa y la infanta Isabel. Aquí permanecieron unos ocho días, yendo después a Zamora, donde le aguardaban sus ejércitos para luchar contra el infante don Alfonso.

Respecto a la Casa Consistorial, conocida también como el palacio o caserón de los Trasmiera, comienza su construcción en 1484 y 1490, como consecuencia de la reunión que tuvo que realizar el concejo en el portal de la iglesia de Santa María para hacer pública una exención concedida por Juan I.

También existen otros muchos edificios con destacado interés histórico y artístico, como el antiguo hospital de San José, y edificios como la iglesia de San Fernando y San Pedro, que fue levantada en Los Mesones en 1857.

Un paseo necesario

Ledesma es un lugar para regocijarse en un paseo por sus calles angostas, con paradas en recoletas plazuelas, saboreando la exquisitez de las rosquillas, y observando por sus cuatro puntos cardinales una ingente cantidad de casas con interés arquitectónico, muchas de ellas levantadas en el siglo XVI, uno de los momentos históricos de mayor prosperidad de esta Villa. Casas señoriales y solariegas, con fachadas de piedra y sus blasones de antepasados moradores.

A Ledesma rinden culto infinidad de artistas, sobre todo pintores, que se ven inspirados por lo pintoresco y primitivo que ofrece. «Aquí está la fuente inagotable de obras maestras por hacer», sentenció Milcendau en 1909.

Para curiosos y viajeros

Las fiestas. Si merecen atención los diversos festejos organizados por el Ayuntamiento para diversión de los vecinos, tanto por su carácter religioso, con su procesión y altares, como por los actos lúdicos, son los Corpus. Así, al margen del ambiente de las pandas locales, merecen destacar los típicos ‘espantos’ , en esa guerra entre encerradores y mozos y que comienzan a vivirse en estas fechas.

Museo de Arte Sacro. Está situado en la capilla de Juan de Herrera o del Baptisterio, que fue construida por Juan de Ribas en 1535, y convertida en Museo de Arte Sacro desde 1976. Entre las piezas recogidas, en su totalidad objetos litúrgicos del siglo XVIII, se debe destacar el hisopo gótico de cristal, el cáliz de Rodrigo Díez, labrado en plata en 1583; el arca Nueva España, del siglo XVII; el arca de la duquesa de Alburquerque, cuya función era guardar el Santísimo el Jueves Santo y, de mayor interés, las andas barrocas de plata que, labradas por el orfebre salmantino Francisco de Ágreda en 1719, salen a la calle con todo su esplendor en la procesión del Corpus.




Fecha: 30 de mayo de 2010
Autor: Luis Falcón.
fuentes.https://ww.salamanca24horas.com/noticias/la-senorial-villa-de-ledesma-piedras-de-historia-a-escasa-media-hora-de-la-capital-salmantina-27294.html