El Sahugo - Salamanca

Tengo la impresión de que mi última intervención parecía muy seria. No se trata de que estemos reflexionando hasta el Domingo. Yo creo que con bastante menos tiempo podemos apañarnos.
Entretanto, podemos recordar instituciones antiguas vinculadas al Ayuntamiento o a la Hermandad. Existía un guarda que recogía las reses sueltas o que se hubieran metido a comer en terrenos guardados como podía ser el coto o el restrojo (rastrojo); antes de notificar la multa al dueño, se encerraban en el CORRAL DE CONCEJO. Ya hemos hablado de este lugar en relación con las escuelas y las fiestas. Durante mucho tiempo, además de alguacil, tío José Pérez fue guarda. Llevó al corral de concejo unas burras propiedad de una mujer de Cantillana y al tener que pagar una multa no paraba de repetir una y otra vez: ¡A cuántos mataron en la guerra con menos delito que a ese José!

Una persona que vivió muchos años con nosotros,fué Don Paco,el médico.
Entonces,los médicos vivían en el pueblo y estaban de servicio las 24 horas del día.
Recuerdo que en la época de las setas, los dagales,le llevábamos las setas del anillo,que eran las únicas que conocíamos y él a cambio nos daba unas perrinas.
También nos daba folletos de propaganda que le mandaban a él de medicina.
Nos peleábamos por los dichosos folletos,de los cuales no entendíamos un rayo.Era tanta la escased,que cualquier cosa nos servía de entretenimiento.

Don Paco es también recordado porque todavía hacía los desplazamientos a los pueblos vecinos montado a caballo. Durante la misa sufría a veces una curiosa "carraspera" que nos preocupaba mucho a los que estábamos en la TRIBUNA. Eugenio el Cojo le vendía las palomas que cazaba a la hora de las siesta metío pos en un chozo mientras quienes le acompañábamos leíamos novelas del Oeste. A veces se mezclaban los tiros del winchester de la novela de Marcial Lafuente Estefanía con los que disparaba Geño. Con lo que Don Paco le daba por las palomas tenía pos pa los medios.

¡¡Menudo gallinero provocaba con la carraspera¡¡
Desde la tribuna le hacíamos coro,pero como era de las fuerzas vivas del pueblo,Don Floro se hacía el tonto y no decía nada.
¡Menudo era Don Floro¡ Si hubiera sido otro tío del pueblo el que hubiera hecho eso,seguramente le habría,hasta prohibido entrar en la iglesia.