El Bodón - Salamanca

Yo era muy chiquinino y me llamaban quico, pero una canción de moda entonces, ¡Francisco alegre y olé! Me la cantaban los niños mayores para hacerme rabiar porque sabían que no me gustaba la estrofa de …”Francisco alegre, tiene un vestío”… y de la huerta del Tío Melquiades colgaban las uvas hacia el regato que me ponía ciego a comer, y allí mismo había un sauguero donde Yo cogía los palos para hacer mis “tacas”; ya no me castigaban sin cenar, ya tenía seis años y en mi casa había de todo: recuerdo la chimenea llena de chorizos, morcillas y farinatos, y jamones y grandes sábanas de tocino colgadas en la cocina; muchísimos quesos que hacía mi madre, y el sobrao llenos de patatas, membrillos y escriñas de bellotas, y grandes cubas llenas de cebada, centeno y trigo donde me encantaba meter los brazos hasta los codos para descubrir enterrados allí, melones, sandías, membrillos; yo ya empezaba a realizar trabajos de mayores, como barrer con la escobilla, una planta que me hacía cosquillas en la nariz; llevar al caño grande a dar de beber a los mulos y a mi buche, el chinas, y mientras bebían yo les silbaba suavemente, ¡Fhiu, Fhiu, Fhiu, un silbido dulzón, suave y acompasado; y teníamos mulos, gallinas, conejos, una marrana, un cebón, y mi buche; y una vez se me escaparon los garrapos. Pero yo ya era mayor con seis años y ya hacía recaos a mis padres: una sacarina donde el Tío Generoso, un cuarterón donde el Tío Barrigana, un paquete de caldo donde el Tío Julio, o el Tío Julián, o según el bando que un Sr. Daba con una trompeta,…sardinas frescas en cá Isidro boquique. Yo ya era mayor e iba a por la leche a Valquemada encima de mi buche; y por el camino me comía todo lo que encontraba: bellotas, los tallos nuevos de las zarzas y de las parras, me inchaba de alberjas y carnizuelos o moruja, bruños y acederas, y llegaba a casa con los berretes y toda la cara de moras hasta las orejas; pero era feliz con un perro de restralletes o un palo dulce, bogallas o jugar a la pirinola con bellotas. Conocía y amaba la naturaleza; y cuando cumplí los siete años hicimos la primera comunión mi hermana Satur y Yo, de cura D. Manuel; mi hermana, de monja; Yo con mi traje de pana rubia, pantalón corto, guapísimos; y cuando salimos de la iglesia nuestros padres nos llevaron por todo el pueblo para que nos vieran, pero yo creo que era para que nos dieran dinero; y sí nos daban; al final fuimos donde el maestro, D. Angel y su esposa, que era maestra también, y nos dieron…una estampa a cada uno. Me recuerda esto a cuando por Stª. Cruz en la plaza de toros hecha con carros, los toreros daban la vuelta al ruedo, cogiendo entre tres o cuatro un capote por las puntas para que el público les echara dinero; ¡!AY! Bendita inocencia de la niñez!!

Ola Francho: Me recuerda la niñez con lo que escribes de mi pueblo y es de agradecer, pero quería hacerte una matización sin que sea ánimo de crítica a lo expuesto.
La anécdota de las sardinas era de a siguiente manera: El señor Pedro Boquique que la tienda estaba en donde hoy está regentado el bar RODEO era el que traía las sardinas y mandaba al aguacil echar el pregón con sardinas a dos pesetas Kg. y el señor Isidro mandaba echar otro bando a 1,75 el Kg. Entonces el señor Pedro Boquique las ponía a 1,5 el Kg. y así hasta que el señor Pedro Boquique muchas veces decía las tengo regaladas.
Eso fue una de las anécdotas mas conocidas en mi querido pueblo de El Bodón. Precisamente era en esta época de cuaresma cuando más ocurría esto. Además época donde los niños íbamos en fila al vía crucis desde las escuelas.
Insisto creo sirva de recordatorio y no de crítica. Al mismo tiempo darte las gracias porque he leído algún otro artículo tuyo y refrescas mi infancia.

!Hola, cerounotresuno! no sabía que las personas particulares podían dar un bando, creía que solo lo daba el ayuntamiento. y no me acuerdo de lo del viacrucis.

Antiguamente quien quería que el alguacil (tío Nisio o Ángel)anunciasen algo solo tenía que decírselo y pagarle a él.