Riogordo - Malaga

Por fin el domingo es el día de las elecciones. A ver si ya nos dejan vivir -más o menos- tranqulos, ya que todo terminará ahí, en dicho día, de tanto bulle-bulle, tanta ordinariez, tanto "avestilar" los chanchullos y meteduras de pata de los adversarios políticos (los de las pocas luces los llaman "enemigos"), tanta gaita y tantas gallinas jóvenes en vino agriado ("pol. en vin.")... A partir de pasado mañana, por fuerza tiene que cambiar esto; salga ganador quien salga, le va a resultar imposible derrechar, malvesar y mangar como hasta la presente -eso es indudable-.
Sólo queda desear "que gane el menos nefasto, caótico e inútil", ya que pedir más sería no saber dónde estamos ni con quiénes nos la jugamos, a estas alturas del culebrón. ¡Que los hay!, como han estado demostrando aquí mismo, en este foro, desde que cambió el cocinero allá por noviembre.

No obstante -conviene ser realistas-, ya sabemos que los "demócratas, bien pensantes, respetuosos, magníficamente educados, paladines de los derechos sin obligaciones y demás entes -máximos exponentes de la perfección humana-", seguirán fieles a sus objetivos marcados (porculización máxima, siguiendo uns minuciosa y bien planeada labor de "acoso y derribo" -misión imposible, sépanlo ya. Mientras más nerviosos e impotentes se vuelvan, mayor será nuestra tranquilidad, sosiego y diversión-, faltas de respeto y merdelloneo tenaz y estéril). Eso sí: todo llevado a cabo "muy democrática y respetuosamente". Eso (la tranquilidad que proporciona el saber aprender) es tan inevitable como las epidemias, los dolores de muelas, los resfriados y gripes estacionales, y todas las plagas de Egipto y de la Humanidad hechos semejes de entes humanos.

Bueno, pues pese a todo, pasado mañana es domingo; y mañana, jornada de reflexión, esa jornada que como a algunos les sobra, se dedicarán a romperla sistemáticamente. Ya se han dado casos...