Riogordo - Malaga

Javier Cámara.-

No me gusta esta campaña electoral. Esto es especialmente doloroso cuando te dedicas a la cosa de informar. Y no me refiero a la vergüenza de las ruedas de prensa sin preguntas o a las imágenes “empaquetaditas” que te dan los partidos sin posibilidad de tomar y editar las imágenes y las declaraciones que cada medio considere oportunas, hablo del mediocre nivel político que se alcanza en la mayoría de discursos.

La fórmula del “y tú más”, la idea de criticar la corrupción del vecino sin mirar a la propia, la colección de eslóganes prefabricados que se dicen como si fueran improvisados, los pensamientos resumidos en titulares y la certeza de que las consignas han sustituido a las propuestas y a las ideas no hacen sino demostrar el cada día más evidente desprestigio de la clase política, que por otra parte, siempre muestra el CIS.

Pero hay algo que me molesta todavía más y es la “firme convicción” de que a los españoles, nos están tomando por tontos. Quiero pensar que las campañas están planificadas por expertos sociólogos, psicólogos y publicistas, pero también por políticos con un mensaje, sin embargo, lo único que veo que nos están brindando es una campaña baja, vulgar, ramplona, dirigida a personas ignorantes, que no tienen criterio y que no piensan por sí mismas.

Esto es, al menos, lo que nos trasmiten con la baja cualificación de un discurso en el que los políticos hablan de las cosas que NO interesan a los ciudadanos. Todavía no ha dicho nadie cómo quiere solucionar el principal problema de este país, el paro. Unos deben pensar que para qué le van a dar la fórmula mágica a los que gobiernan y éstos se limitan a cruzarse de brazos y echarle la culpa a los que mandaron hace más de siete años.

Cansa ver cómo la estrategia del PSOE es únicamente negar la mayor. Llevan casi dos legislaturas al frente del Ejecutivo pero la culpa siempre es del PP, haga o no haga. Para la gente sensata y medianamente informada una alocución de Zapatero con las arengas y soflamas habituales provoca risa, por no decir pena. Los socialistas están desesperados y a la defensiva y en frente, a verlas venir el PP, que va a conseguir que en unas elecciones locales se hable de - por ejemplo - las penosas relaciones internacionales de Zapatero, cuando lo que realmente interesa al ciudadano es lo cercano, lo de aquí, lo mío.

Y digo yo: ¿Es válido este modelo de campaña? ¿Realmente está estudiado por expertos para que sean así? ¿Conseguirá el PP que votemos en estas municipales y locales como si fueran unas generales? ¿Tenemos derecho a quejarnos si aceptamos y votamos listas con malos gestores o corruptos?

O mucho cambia el discurso político o la imagen de nuestros políticos seguirá en caída libre. Mientras, seguirá siendo complicado saber qué es lo que me quiere transmitir un candidato, porque su intención es precisamente, que no me entere de lo que me está vendiendo, pero que se lo compre. Insisto, los políticos nos han tomado por tontos, pero quizá tengan razón y lo seamos. Seguramente muchos de nosotros iremos a votar visceralmente, sin saber por qué.

Sueño con un día en el que los de izquierdas no tengan que votar necesariamente al PSOE ni los de derechas al PP. Demasiado bonito para que deje de ser un sueño, mientras a tragar campaña electoral.