Riogordo - Malaga

Estamos viendo cada día en las noticias como se está desmoronando el tema de la educación a los adolescentes.
Está claro que en todo tiempo y lugar, la juventud de una forma o de otra siempre ha sido reaccionaria. A veces con buen tiento y otras con menos.
Los movimientos sociales de la juventud siempre han sido precursores de grandes cambios en política, religión, educación e infinitos temas más.
Movimientos surgidos a propósito de la defensa del Tibet, de la terminación de la guerra de Vietnam, de la reunificación de las dos Alemanias, etc.
Juventud que siguió a JFK en su proyecto de “La nueva frontera”, apoyaron a Mandela y a M. L .King en su búsqueda de libertad y derechos. Jóvenes que se regían con iniciativa y motivación.
Movimientos que han derrocado gobiernos y cambiado leyes.
Y porqué no decirlo, los seguidores de Jesús y sus apóstoles eran jóvenes que cambiaron el curso de la historia.
Ahora poco o nada queda de ese espíritu combativo, que por instinto animal y dirigido por la razón tanto cambió.
Nada de espíritu ni de razón tienen los jóvenes que solo se mueven por instinto animal. Y a eso se le llama involución.
Siempre ha existido la llamada generación puente “Yo vivo de mis padres hasta que pueda vivir de mis hijos”, pero ahora viene la generación “ni-ni” que no estudia y no trabaja porque no les sale de los cohones. No siempre por falta de oportunidades.
Millones de jóvenes en los países desarrollados y cientos de miles en España pasan de estudiar basándose en que no vale de nada tener una carrera que luego no vas a poder utilizar en tu trabajo. Pasan de trabajar diciendo que las condiciones de trabajo son malas y cobran poco, lo cual no es mentira, pero valdría para empezar, si sus papás no cubriesen todas sus necesidades, incluidas las borracheras de los fines de semana que no pueden faltar, puesto que los papás de sus amigos también se lo pagan y ellos no pueden ser menos.
Pasan de ideologías políticas, pasan de creencias, pasan de todo. Incluso algunos, por pasar, “pasan” pastillas, María, hachis o coca, para mantener el ritmo de vida.
Porque son muy modernos y esta forma de diversión “hay que legalizarla”.
Pero ¿hay que buscar culpables entre los padres, los docentes, las instituciones y la sociedad en crisis?, ¿O por el contrario en vez de preocuparse, hay que ocuparse y entre todos poner medidas como no favorecer la proliferación de programas televisivos que los ensalzan?
Estoy harto de escuchar a chavales y no tan chavales que encuentran un trabajo de muchas horas al día por novecientos euros al mes y no lo cogen porque es indigno y no les da para nada. ¡Coñº, digo yo que habría que empezar por algo y luego ir subiendo.
A todos nos gustaría empezar cobrando mil quinientos euros, pero tal y como están las cosas, mejor eso que nada. Vamos, digo yo.
Aunque visto lo visto, yo llamare a estas personas que chupan del paro, de ayudas, de sus padres y de Dios bendito, la Generación Omega, porque como sigamos así se irán al traste, la Seguridad Social, el INEM, las pequeñas y medianas empresas y el país entero.
Vamos el Omega.
Claro ejemplo de todo esto es la noticia emitida en los telediarios de distintas cadenas, comunicando que una joven había llevado a sus padres a los tribunales para conseguir un aumento en la “paga semanal” puesto que entre coca colas y fotocopias, no la llegaba con cerca de trescientos euros al mes.
Manda cohones.
Tal vez sea la culpa de que ya no hay líderes como los citados anteriormente, que fueron encarcelados u asesinados a tiros porque movian al mundo con su palabra y sus ideales.

"Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna por el porvenir".
Ya lo dijo Hipócrates (s. V AC-s. IV AC) Médico griego.
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Tan cruda como la realidad misma.
Saludos Panzones.