Teodoro Montes era un funcionario que no aceptaba ilegalidades así que lo aislaron y le construyeron un tabique para incomunicarlo. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha dado la razón al funcionario y ha condenado a la Junta. Teodoro Montes era el jefe de Servicio de Gestión de los fondos de formación y estorbaba los planes de la Junta.
La Sala de lo Contencioso Administrativo, sección tercera en Sevilla, del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, TSJA, ha dado la razón a Teodoro Montes Pérez y ha ratificado definitivamente que efectivamente este funcionario de 63 años, con 42 al servicio de la Administración, ha sufrido "conductas de acoso y hostigamiento" por parte de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía y que tales actuaciones deben cesar inmediatamente. Al mismo tiempo, el fallo, siendo firme, condena a la Consejería de Empleo de la Junta a reponer a Montes Pérez en su puesto de Jefe del Servicio de Gestión de FPO asignándole las funciones propias del mismo.
La sentencia es categórica y aclara que el funcionario ha soportado un auténtico calvario, impidiéndole cualquier ejercicio de funciones, colocándolo en un despacho que era un antiguo archivo, aislándolo físicamente del personal técnico y del resto de la oficina, proporcionándole un ordenador sin las claves para poder trabajar con él e incluso incoándole un expediente para su traslado forzoso, con el fin de que se marchase de su actual destino. Una de las maneras de aislarlo fue construirle un tabique que trata de impedir su relación con otros funcionarios.
Todo comenzó para este funcionario cuando, en su labor de control de los cursos, detectó numerosas irregularidades y las denunció o también se negó a dar el visto bueno a determinados cursos impulsados por sindicatos, fundaciones o ayuntamientos.
SAFJA exige a la Administración que cumpla la sentencia dictada y deje inmediatamente de humillar a un funcionario por hacer su trabajo, ya que lejos de amilanarse ante esta gravísima situación el afectado confirma que el acoso ha ido a más. "No puedo más con esta tortura diaria", afirma Montes Pérez.
