¿quiÉn es carlos divar? José Carlos Divar Blanco nació en Málaga en 1941. Tiene ahora, pues, 71 años. Se licenció en Derecho en el año 1969, tras haber estudiado la carrera en la Universidad de Deusto, dirigida por la secta católica ultraderechista Opus Dei, estrechamente vinculada entonces a la administración dictatorial del franquismo. En 1979 le fue asignado un puesto como magistrado en San Sebastián, pasando posteriormente a ocupar, en 1980, el Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, continuadora de la jurisdicción de excepción de la Dictadura conocida como Tribunal de Orden Público. La Audiencia Nacional había sido creada por el gobierno de Adolfo Suárez en 1977, en sustitución del TOP, con funciones similares a las que poseía aquel tribunal represivo. Divar ocuparía posteriormente la presidencia de esa peculiar institución, mantenida por los gobiernos de alternancia del PSOE y el PP hasta hoy día. En el año 2003, Carlos Divar fue objetivo de la acción armada de ETA mientras se trasladaba a la Audiencia Nacional. Hombre de convicciones profundamente católicas y conservadoras, atribuyó su salvación del atentado a la Virgen de Fátima. Se ignora cuáles fueron las fuentes por las que el hoy presidente del Tribunal Supremo pudo verificar la virginal intercesión, pero lo cierto es que desde entonces el juez acude en peregrinación asidua a Tierra Santa, como agradecimiento a tan divina intervención. Según cuentan sus allegados, al regreso de cada singladura peregrina, el magistrado Divar reparte piadosamente rosarios de madera entre los funcionarios adscritos a su oficina. Pese a no haber formado parte jamás de un órgano judicial colegiado y a sus convicciones ideológicas fuertemente reaccionarias, fue nombrado por unanimidad con el acuerdo del Partido Popular y de los socialdemócratas del PSOE, presidente del Tribunal Supremo en sustitución de Francisco José Hernando, su antecesor en el cargo. Su nombramiento causó malestar en el gremio de la magistratura adscrita al Tribunal Supremo, dado que los anteriores presidentes de esa institución habían sido magistrados del Alto Tribunal o catedráticos de Universidad de reconocido prestigio. Divar, según sus colegas, no tenía la categoría de magistrado del Tribunal Supremo ni tampoco el prestigio académico que esta corporación elitista y fuertemente vertical exige de sus miembros. Sin embargo, el ex presidente Rodríguez Zapatero, a pesar de la afinidad ideológica de Divar con el PP, lo llamó para ocupar la presidencia de esa institución. ¿Nuevamente una intervención divina? Aunque así pudiera creerlo el agraciado, lo cierto es que según los periódicos de aquellas fechas su nombramiento se debió a la voluntad de la vicepresidenta Fernandez de la Vega, que mantenía la vana creencia de que congraciándose con la jerarquía eclesiástica ésta dejaría de presionar al gabinete Zapatero con los conflictivos temas del aborto y el matrimonio homosexual. Ni que decir tiene que la designación de Divar causó una honda decepción en el ámbito de la alta magistratura socialdemócrata, que esperaba que el nombramiento premiara a alguno de los suyos. Entre los damnificados se encontraba, naturalmente, el magistrado Gómez Benítez afín a la socialdemocracia psocialista. En la página web de la franquista Hermandad del Valle de los Caídos podía encontrarse hasta hace bien poco un artículo de Carlos Divar titulado "Justicia y Juan Pablo II", en el que este magistrado ultraconservador reflejaba sus plenas coincidencias ideológicas con el Papa polaco en lo referente a los nacionalismos, el matrimonio, la familia y el aborto. Divar concluía su escrito manifestando su convicción de que "sólo en amar a Cristo y hacerle amar, en una vida coherente y cabal, se encuentra la única y verdadera justicia". A la luz de los hechos denunciados hoy por el catedrático Gómez Benítez, este alegato del todavía Presidente del Tribunal Supremo resulta toda una significativa proclama. |