Villarejo de Salvanés - Madrid

Leire Pajín y Alfonso Guerra proponen a negrín como ejemplo

El PSOE rehabilita a un corrupto, glotón y obseso sexual

Obró como un títere de la tiranía comunista

El alquiler de su piso en París multiplicaba por cien el salario medio de un obrero francés.
La sede socialista de Ferraz fue reciente escenario de la simbólica devolución del carnet del PSOE a Juan Negrín. Oficiaron de maestros de ceremonias Leire Pajín y Alfonso Guerra, quienes apelaron a la ‘memoría histórica’. Sin embargo, Negrín no fue expulsado del PSOE por Franco, sino por Indalecio Prieto, el hombre fuerte del socialismo en el exilio. La causa de la expulsión: la certeza expresada en 1946 de que Negrín era una marioneta en manos de la Unión Soviética.

La acusación es nítida y se corresponde plenamente con la verdad histórica. Juan Negrín, presidente del gobierno republicano entre mayo de 1937 y marzo de 1939 obró en el desempeño de su cargo como un títere de la tiranía comunista. La abyección de su sumisión a Stalin no se circunscribe al monstruoso hecho de que durante su paso por el ministerio de Hacienda fueron enviadas a Moscú las reservas españolas de oro -las cuartas del mundo, unas 7.900 cajas-, hecho que ya de por sí constituye un motivo de vergüenza lo suficientemente hondo como para cubrir de oprobio toda una vida.

Prolongar la guerra civil

Negrín llegó a ofrecer a Stalin la creación de una fuerza política española al exclusivo servicio de los soviéticos; e incluso, criminalmente, llegó a delirar -en su desgarrado onirismo-, con prolongar la guerra civil hasta enlazar nuestra carpetovetónica matanza con la Blitzkrieg -guerra relámpago- hitleriana.

Su perfil biográfico personal no desluce la vileza de su actuación política. Así, las extremas penurias de un Madrid en el que se carecía de todo no le disuadieron de abandonar su pantagruélica costumbre de cenar tres veces cada noche durante la guerra. El presidente del Gobierno forzaba el vómito a fin de hacer sitio en el estómago a la siguiente pitanza si bien, a fin de no provocar las justificadas iras de los madrileños, solía cambiar de restaurante tras cada ingesta. Era igualmente aficionado al whisky -casi un exotismo en la España de aquél tiempo- que consumía en generosas cantidades. En cuanto a su afición por las mujeres, el coronel Casado -quien le hizo seguir- comprobó que frecuentaba los más sórdidos prostíbulos de Madrid; seis horas echó cierta madrugada de febrero de 1939 en uno de la calle del Clavel.

Pero, sobre todo, Negrín ha sido el mayor ladrón de la Historia de España. Tras la guerra, dispuso de 3 millones de libras en el Reino Unido; de 30 millones de dólares en Nueva York; y de 1.900 millones de francos en el banco ruso de París, una inconmensurable fortuna, mientras decenas de miles de españoles se hacinaban en los campos de concentración franceses.

¿Sabrá Leire Pajín algo de todo esto? La pregunta es, por supuesto, retórica.


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