"Piñota de Oro" Muchas gracias por esta mención tan bonita que recibo con el mismo cariño y satisfacción con el que la Asociación "Cadalso Vive" -excesiva en sus valoraciones hacia este cadalseño- me la otorga. No hay "Piñota de Oro" más merecida que las que Carlos "fabrica" a diario desde su corazón para repartirlas generosamente con el único afán de ver la felicidad que provoca en el homenajeado. Y lo hace de esta forma porque él también es feliz viendo la felicidad de los demás. Gracias Carlos, muchas gracias. Ni te imaginas -o si- a la cantidad de gente que le llegas al corazón, que le arrancas una sonrisa, una lágrima, una mueca de satisfacción, un sueño que nos sirve de impulso para seguir. Nada de lo humano ni de Cadalso te es ajeno. Repartes satisfacciones como el sembrador reparte semilla por sus campos buscando llenarlos de vida. Y nada pides a cambio. Sólo regalas cariño y cuando ves que alguien quiere darte las gracias desapareces en volandas de tu ángel custodio para al día siguiente -de nuevo- obsequiarnos con unas flores de Tórtolas, unos pájaros fotografiados en el pinar del "Concejo", unas vistas del mar, unos lienzos llenos de soledad, unos recuerdos de los amigos ausentes, un homenaje de un hijo a su padre, unas fotos entre Candilejas de Charlot, otras de toros con trapio, unas ranas y su croar, un atardecer en la Peña, una conversación con amigos desconocidos en El Venero, un borriquillo con serones rebosantes de argumentos humildes, unos labradores con alforjas llenas de recuerdos, un ramillete de abrazos, un canto a la libertad de cada cual, un puñado de juegos de la infancia, un sinfín de melodías afectuosas que nos abrazan el corazón... Yo que sé... Eres tanto y te damos tan poco que según te digo esto me voy emocionando. Eres profundamente vitalista. Extraes de cada día, de cada brizna del monte, una historia de amor y nos la entregas como quien obsequia abrazos a cambio de paisajes. Son óleos imaginarios que surcan tu vista, que les insuflas vida y aspiras a compartirlos con el prójimo con el único deseo de ser más en este mundo maravilloso de los sentimientos. Y ahí sigues: como un Don Quijote en pos de aventuras llenas de emociones para ofrecerlas a estos Sanchos, a estas Dulcineas, que somos todos los que te queremos. Es un placer en el discurrir de la vida de uno, encontrarse con personas como tú. Y podértelo decir ahora, cuando el corazón me rebosa gratitud y admiración. Ahora que uno es libre para otorgar sus afectos a quien realmente se los merece. Ahora que la edad te ofrece la calma y el sosiego necesarios para saber administrar tu propio cariño. Ahora más que nunca yo quiero nombrarte, ya para siempre: AMIGO DEL ALMA.
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