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España > Lleida > Lleida
24-11-10 18:00 #6586659
Por:remington

¿CATALUÑA?¿DONDE ESTA?AHHH SON LOS ARAGONESES DEL MAR
CATALUÑA NO ES DE ARAGON??
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12-01-11 21:41 #6854997 -> 6586659
Por:luna180

RE: ¿CATALUÑA?¿DONDE ESTA?AHHH SON LOS ARAGONESES DEL MAR
Si, es Aragón.
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12-01-11 21:41 #6855006 -> 6854997
Por:luna180

RE: ¿CATALUÑA?¿DONDE ESTA?AHHH SON LOS ARAGONESES DEL MAR
Por mucho que se empeña Luís Compans o Tarradellas
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15-01-11 09:49 #6876806 -> 6855006
Por:ellocodelcerroluna I

RE: ¿CATALUÑA?¿DONDE ESTA?AHHH SON LOS ARAGONESES DEL MAR
Yo siempre lo dije, Cataluya provincia de Aragon. Y no al revés como ellos pretenden.
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20-01-11 16:34 #6906610 -> 6876806
Por:No Registrado
RE: ¿CATALUÑA?¿DONDE ESTA?AHHH SON LOS ARAGONESES DEL MAR
No entiendo de política, pero si de historia. El catedratico de la universidad nos explicó y demostró que la bandera de Cataluña no existe, lo que llaman senyera es la bandera de Aragón, o sea, que cuando ondean la bandera regional en Cataluña, están reconociendo que pertenecen a Aragón, (aunque sea en el subsconciente).
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20-01-11 18:35 #6907226 -> 6906610
Por:No Registrado
RE: ¿CATALUÑA?¿DONDE ESTA?AHHH SON LOS ARAGONESES DEL MAR
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25-01-11 17:09 #6935857 -> 6906610
Por:No Registrado
RE:
Para mi que de Historia no sabes nada y que ese catedrático te lo inventas o copió mucho cuando estudiaba porque no se pueden decir mayores barbaridades históricas.
Hay que ver las subnormalidades que se oyen aquí.El origen de las 4 barras de la senyera es la casa Condal de Carcasona. Es curioso que sean aragonesas cuando aparecenen en Cataluña mucho antes*.Y aparecen en la tumba de Ramón Berenguer II mucho antes de la unión de Catalunya y Aragón.
Es curioso que el emblema de la Confederación fuese el emblema del Casal de Barcelona y no un emblema original aragonés.Sí, las 4 barras eran el emblema de los Condes de Barcelona donadas por la casa condal de Carcasona.

Estudios historiográficos recientes y fundamentados y serios le atribuyen como una donación o como continuación del símbolo familiar de los Condes de Carcasona a los Condes de Barcelona.
No se conoce exactamente el origen del escudo de Cataluña. Los condes de Barcelona usan como insignia, desde finales del siglo XI, los palos de gules sobre un campo de oro. Desde el reinado de Jaume I, se concreta en cuatro el número de palos. El escudo de armas de los condes de Barcelona se extiende a todos sus reinos: Cataluña, Aragón, Valencia y Mallorca.
Durante el siglo XVI, se publica por primera vez una leyenda que atribuye a Guifré I el Velloso el origen del escudo de Cataluña. Cuenta la leyenda que Luis el Piadoso moja sus dedos en la sangre que brota de las heridas de Guifré y los desliza sobre el escudo dorado del conde de Barcelona. Esta leyenda sigue siendo el más conocido de los mitos fundacionales de Cataluña.


Pruebas históricas del origen de las cuatro barras de Aragón, Catalunya, València y Balears:

Pese a la creencia popular y a las leyendas o cuentos de que si el rey franco Ludovico Pio (otra versión cambia a Ludovico por Carlos el Calvo) dibujó con sangre de Wifredo el Pelòs ese símbolo sobre el escudo dorado del propio Wifredo, está demostrado que este emblema era el que utilizaba la casa real de Carcasona, a la que pertenecía Wifredo el Peloso(conde de Urgell, Cerdanya, Barcelona, Osona y Girona) y por tanto utilizaba los mismos símbolos que aquella. El origen catalán de las cuatro barras a través de la casa real de Carcasona parece más que probado.
Aunque los aragoneses afirmen que es de origen aragonés y que por eso la Corona de Aragón se denominó así, resulta poco creíble, pues las cuatro barras ya aparecen en la tumba de Ramon Berenguer II que murió en el año 1082 y está enterrado en el monasterio de Ripoll. 1082 es muy anterior a la unión de Catalunya con Aragón.
Fuentes: foro Celtiberia.net y la página Historia de Internet:
Las cuatro barras
Cuando se habla de “las cuatro barras” sin mayores precisiones, todo el mundo sobreentiende que nos estamos refiriendo al escudo que comparten las comunidades de Aragón, Baleares, Cataluña y Valencia. El origen de este símbolo ha sido rastreado todo lo posible hacia el medievo, y, hoy por hoy, las versiones más antiguas del mismo lo remontan a unos documentos notariales de Ramon Berenguer IV, conde de Barcelona (más otros condados agregados, que a la sazón sumaban casi toda la actual Cataluña), quien por su matrimonio con Petronila, reina de Aragón, devino “príncipe” (dominador) de este reino. Este hecho invalida las abundantes discusiones sobre la primacía de estas armas, puesto que la fecha del documento más antiguo que las contiene (1150) corresponde a un momento en el que la unión dinástica de ambas entidades en lo que se denominaría “Corona de Aragón” era un hecho, con que el escudo debe considerarse inicialmente como un patrimonio común entre Cataluña y Aragón, ampliado posteriormente a Baleares, Valencia, Sicilia, Nápoles y otros lugares, en la mayoría de los cuales hoy ha desaparecido.

Situemos el evento en su marco histórico. A mediados del siglo XII, tanto el reino de Aragón, regido por Ramiro II el Monje, como los diversos condados catalanes, casi totalmente agrupados bajo el mando del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, decidieron concertar una alianza permanente en defensa del expansionismo de su vecino el rey castellano Alfonso VII el Emperador, empeñado en rapiñar cuantos territorios podía a sus vecinos (data de esta época la incorporación de Álava y Guipúzcoa a Castilla año 1200). A tal fin se concertó el matrimonio del conde catalán con Petronila, hija de Ramiro, pese a contar ésta sólo dos años en ese momento (1137). Ramiro se retiró de inmediato a su convento (de hecho había salido sólo de él para poder contraer matrimonio y engendrar un hijo que continuara en el trono, vacante por la muerte de su hermano, Alfonso I el Batallador). Ramon ejerció el mando sobre los territorios así constituidos, que dispusieron de un período de “adaptación” de quince años, hasta que con edad núbil de Petronila pudo consumarse el matrimonio. En ese intervalo pudieron unificarse las cuestiones fronterizas, legales y de otras índoles entre ambas entidades (¡un claro precedente de la Unión Europea!), que de hecho confluirían en el hijo del matrimonio, Ramón(que este era su nombre de bautizo), quien al acceder al trono tomó el nombre de Alfonso en memoria de su abuelo.
¿De dónde procedía el dibujo de las cuatro barras? De hecho, la moda de los gallardetes o escudos nace en Europa a principios del siglo XII, y no eran infrecuentes los barrados en gules (rojo) y oro (amarillo); todavía pueden hoy verse en los estandartes de numerosas ciudades europeas, y no siempre en número de cuatro, sino de tres, cinco o más todavía. En el mismo sarcófago de Ramon Berenguer II (“Cap d’estopes”, siglo XI) figuraban una serie de 15 barras con esos colores alternados.
Quizás el mayor interés de esas barras radique en las leyendas relacionadas con ellas. La ubicada con mayor antigüedad las hace enseña del legendario Otger Cataló y sus nueve barones de la fama, míticos fundadores de Cataluña en el siglo VIII. Pero sin duda la más extendida, que cualquier catalán conoce, la relaciona con Wifredo el Velloso (“Jofre el Pelós”), conde de Barcelona en 878-897. Hay que remontarse a esa época, cuando Cataluña era pertenencia del Imperio Carolingio(una marca), la defensa de cuyos bordes corría a cargo de unos territorios (marcas), uno de los cuales era la llamada Marca Hispánica, aproximadamente la actual Cataluña. La bonita leyenda establece que, en ocasión de una guerra de los normandos contra el Sacro Imperio, el conde barcelonés peleó con bravura a favor del emperador germánico Luís el Piadoso (+879), de modo que resultó herido. El monarca le visitó en su tienda, preguntándole qué deseaba Wifredo como recompensa por su valor, y éste habría contestado que una enseña para su escudo, que por entonces era dorado, sin dibujo alguno. El emperador franco mojó los cuatro dedos oponibles de su mano en la herida todavía sangrante de Wifredo, y deslizándolos por el escudo, marcó en ellos para siempre “las cuatro barras”.
Esta leyenda haría el escudo más moderno que la de Otger Cataló, pero, en definitiva, poco importa; ambas son muy románticas, pero fruto de la imaginación, y ninguna ha sido tomada en serio por los historiadores (Zurita, en sus Anales de la Corona de Aragón, ni siquiera la comenta, pese a su credulidad en otros temas milagrosos). Sólo los escritores y poetas románticos le darían la mayor difusión, especialmente en el siglo XIX.
La leyenda de Wifredo ha sido estudiada a fondo a través de la cantidad de comentarios que ha recibido con los años, en los que se ha descubierto, sin lugar a dudas, su autor: el valenciano Pere Anton Beuter, que incorporó a la segunda parte de su Crónica general de España, publicada en Valencia en 1552. Tratando del emperador franco Luis el Piadoso escribe Beuter:
En este comedio los normandos entraron por la tierra de Fran­cia, y huvo de hazer guerra el emperador Loís para resistirles, y fue a servirle el conde [Wifredo el Velloso] con los cavalleros barceloneses que con él se hallaron y pelearon con los nor­mandos valerosamente y venciéronlos. En esta batalla (según he hallado escrito en unos quadernos de mano) diz que pidió el conde Jofre valeroso al emperador Loís que le diesse armas que pudiesse traher en el escudo, que llevava dorado sin nin­guna divisa, y el emperador, viendo que havía sido en aquella batalla tan valeroso, que con muchas llagas que recibiera, hiziera maravillas, llegóse a él y mojóse la mano derecha de la sangre que le salía al conde, y passó los quatro dedos ansí en­sangrentados encima del escudo dorado de alto abaxo, ha­ziendo quatro rayas de sangre, y dixo: «Éstas serán vuestras armas, conde». Y de allí tomó las quatro rayas, o bandas de sangre en campo dorado, que son las armas de Cathaluña, que agora dezimos de Aragón.
Este origen ha sido comprobado hasta la saciedad por la crítica moderna, y puede considerase hoy como incontrovertible. Lo abonan una serie de hechos colaterales, como que nunca, hasta ese momento, nadie había nombrado la leyenda de Wifredo al hablar de las cuatro barras, aparte del hecho de que el color gules en heráldica es asociado con la sangre, de manera que es fácil la aparición de leyendas ad hoc. Pero, sobre todo, se halla un antecedente directísimo en el libro Nobiliario vero de Hernán Mexía impreso en Sevilla en 1492, en el cual se atribuye el origen de las “tres faxas de gules” de algunos caballeros andaluces, en ocasión de que habiendo resultado herido uno de ellos en tiempos del rey Fernando el Católico, “el rrey, mojada a mano de la sangre, pasóla por el escudo de dicho cavallero e no tiñó salvo con los tres dedos; e desta causa desde entonces traen aquellas tres faxas bermejas en un escudo de oro”. Como vemos, Beuter no se hernió adaptando la leyenda al conde de Barcelona; incluso emplea en ocasiones las mismas palabras.
Como decimos, la leyenda fue tomada por numerosos comentaristas, que la adornaron y deformaron de todas las formas literarias posibles. Incluso, para algunos, el emperador de la mano ensangrentada no era Luis el Piadoso sino Carlos el Calvo. Su difusión llegó a provocar incomodidad en algunos aragoneses, que llegaron a calificarla de “patraña”, viendo en ella un intento de apropiación de las famosas cuatro barras. Queda sentado, según lo dicho al principio, que es una leyenda más como la de la batalla de Calatañazor, de la Virgen del Pilar, del tributo de las cien doncellas o tantas otras que adornan y enriquecen el acervo cultural de los pueblos.
Josep M. Albaigès i Olivart
Torredembarra, septiembre 2005


Es curioso que la conquista de Mallorca y València se hiciera por este orden y fuera llevada a cabo por los catalanes frente a la oposición de los aragoneses que preferian conquistar primero València para tener una salida al mar ya que por entonces no había mar en Caspe. Anhelos de los aragoneses que se vieron frustrados al conceder Jaume I el título de reino a València. Y es raro porque para no existir Cataluña, su expansión e influencia en Levante y en el Mediterráneo era grande.

También es raro que tras la unión dinástica entre Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona y Petronila, heredera del Reino de Aragón, los posteriores condes-rey fueran catalanes y de la Casa de Barcelona.Y todo ello sin existir:


https://fc.dpz.es/webs/atlash/indice_epocas/medieval/46.htm

https://fc.dpz.es/webs/atlash/indice_epocas/medieval/45.htm

“Cada uno de los variados territorios que conformarán la Corona, que en un momento determinado aglutinará a distintos reinos, ducados, marquesados, condados y señoríos, eran «estados» soberanos y tendrán, por tanto, una trayectoria política independiente (distinta moneda, cortes y gobiernos privativos, derecho peculiar, etc.), aunque permanecerán unidos dinásticamente en la figura del rey aragonés que, desde 1162, lo será también de la casa condal barcelonesa. La preeminencia protocolaria de Aragón, reino que dará nombre a la Corona, en modo alguno llevó aparejada la preeminencia política o económica, ejercida frecuentemente por otros estados de la propia Corona. Su existencia institucional durará, tras distintas vicisitudes, hasta comienzos del s. XVIII, aunque el cénit lo alcanzará en las centurias bajomedievales.”

En las Cortes de 1188 se establecieron los límites del Principado de Cataluña, definido como el territorio que estaba bajo la jurisdicción de dichas Cortes, y que delimita "desde Salses a Tortosa y Lérida y sus ríos" (Constitución XVIII).

https://escargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/hist/01715074548924054120035/024039.pdf?incr=1

Bajo el gobierno del conde Ramón Berenguer IV (1131-1162), se produjeron diferentes hechos fundamentales para la historia de Cataluña. El primero, su boda con Petronila de Aragón, lo que supuso la unión del condado de Barcelona y del Reino de Aragón, por lo que con el tiempo el territorio común sería conocido como Corona de Aragón. Fruto de esta unión fue que Ramón Berenguer pasó a ser el princeps o dominador de Aragón, ya que el rey aragonés Ramiro le hizo donación de su hija y de su reino para que la tuviera a ella y al reino en dominio «salva la fidelidad a mí y a mi hija» («dono tibi, Raimundo, barchinonensium comes et marchio, filiam meam in uxorem, cum tocius regni aragonensis integritate [...] salva fidelitate mihi et filie mee.»), y se retiró a la vida monástica, aunque nunca cedió su dignidad real, esto es, que en adelante sería rey, señor y padre de Ramón Berenguer tanto en Aragón como en todos sus condados («sim rex, dominus et pater in prephato regno et in totis comitatibus tuis, dum mihi placuerit»)
La unión del condado de Barcelona y el reino de Aragón no fue, pues, el fruto de una fusión ni de una conquista, sino el resultado de una unión dinástica pactada. De hecho, los territorios que compusieron la Corona mantuvieron por separado sus propias leyes, costumbres e instituciones, y los monarcas reinantes tuvieron que respetar estas bases
En las Cortes de 1188 se establecieron los límites del Principado de Cataluña, definido como el territorio que estaba bajo la jurisdicción de dichas Cortes, y que delimita "desde Salses a Tortosa y Lérida y sus ríos" (Constitución XVIII)

Véase Fidal Fita Colomé, "El Principado de Cataluña. Razón de este nombre", en Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 40 (1902), pp. 261-269. Disponible para su consulta en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (PDF).

Las Cortes de Monzón (1289) fueron unas Cortes Catalanas donde se llevó a cabo una importante tarea parlamentaira: se promulgaron 35 constituciones que dotaron a la Corona de estructuras administrativas sólidas. Al comenzar las sesiones de las Cortes Generales de Monzón los catalanes ofrecieron la ayuda económica al rey y, con la finalidad de recuperarla, crearon una diputación u organismo provisional, antecedente de la Generalidad de Cataluña. La monarquía salió fortalecida de estas Cortes.

Por no decir nada de las Cortes de Monzón de 1362 donde se establece el nombre oficial de la Confederación: Corona catalanoaragonesa.

Tamién debe ser que como solo era la Corona de Aragón y Cataluña no pintaba nada que los reyes estan enterrados en el Monasterio de Poblet y no en el de Piedra.Y también resulta curioso que Jaume I fundara en Barcelona el Consell de Cent y no en Zaragoza.

Hasta los Banu Qasi en el 788 provenientes de Lérida convirtieron a Zaragoza en su capital, es decir era la capital de unos leridanos emigrantes que formaron allí un reino taifa.Y debe se por eso que el reino era solo Aragón que Pedro el Ceremonioso conquistó Zaragoza en el año 1384.A ver si vais a ser leoneses porque el león del escudo y de la bandera de Zaragoza es una donación de un rey leonés.

Es por eso, porque era solo Corona o Reino de Aragón que por eso se denomiaban comtes-rei(condes-rey) porque era la dinastía del Casal de Bercelona la que heredaba el trono.

Por ese razonamiento absurdo y simplista de que los catalanes son aragoneses, los aragoneses sois navarros -por tanto vascos- por pertenecer Aragón(el Condado de Aragón) a Navarra o más, sereís renanos por ser el condado de Aragón dependiente de los francos, sí, una marca fronteriza, y como los francos eran germanos de Renania, actual Alemania, resulta que sois alemanes.O franceses porque el Reino Franco es el antecesor de Francia. Eso por lo que respecta a los aragoneses del Pirineo, ahora analicemos a los aragoneses de las 5 villas, ribera del Ebro, Jalón, Teruel,etc. como quiera q en esa época e incluso posteriormente a la formación del Reino de Aragón(que como queda dicho era francés) pertenencían a Al Andalus, luego esos habitantes actuales son andalusís, luego seran andaluces(ya que Andalucia es su heredera historicoetnicocultural)y marroquíes.

*Aragón Edad Media:
Durante el imperio de Carlomagno el condado de Jaca (Aragón) dependía del rey franco de Aquitania Luis el Piadoso. En el siglo IX la familia Galindo se alian con Navarra y bajo la tutela navarra inician la emancipación política de los francos. Aznar Galindo funda el condado de Aragón en el siglo IX. Desde el año 922 a 1035 el reino de Pamplona(Navarra) anexionó el condado de Aragón.
Ramiro I se proclama rey porque es hijo del rey de Navarra Sancho el Mayor que en su testamento (año 1035) divide sus posesiones entre sus hijos.

P.D.: no soy catalán pero a los ignorantes e intolerantes los reconozco en todos los sitios.
Puntos:
25-01-11 19:11 #6936730 -> 6935857
Por:No Registrado
RE:
pero,¿el mar de Aragón no es Caspe? Al menos así lo promocionan.
Puntos:
25-01-11 19:15 #6936768 -> 6936730
Por:No Registrado
RE:
Va a ser por eso que en las últimas elecciones autonómicas, las de noviembre 2010 el Partido Aragonesista solo se comió los mocos.Sí, va a ser que es Aragón.Solo hay que convencer a los 7,5 millones de habitantes.
Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Riendote Muy Feliz Muy Feliz Muy Feliz Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente Sonriente
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25-01-11 23:38 #6939047 -> 6936730
Por:No Registrado
RE:
El orígen legendario: Carlos II “el Calvo” rey de Francia (875-877), para premiar el valor del Conde de Barcelona, Wifredo “el Velloso” (873-89Chulillo – quien en una de sus gestas decidió, con sus seguidores, una victoria de los francos sobre los normandos- le ofreció un escudo con fondo de oro en el que el rey pintó con los dedos manchados de sangre de las heridas del conde, las cuatro barras rojas. Si acudimos a la historia vemos la no coincidencia cronológica entre uno y otro personaje, lo que deja sin base este origen.

Las teorías que se basan en la historia apuntan lo siguiente: los palos de gules sobre campo de oro no son en su origen armas territoriales, sino familiares, no poseían, por tanto, más valor que el de armas de linaje. No eran algo colectivo que representase a la tierra, patria o nación, sino algo exclusivo y privativo del soberano y su familia. No llevaban esas armas por ser Condes de Barcelona sino por pertenecer al linaje titular de las mismas: la Casa de Aragón. Con ese valor familiar las utilizan todos los descendientes de Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón.

Esas armas de la dinastía reinante se acabaron por asimilar a las de los Condes de Barcelona, olvidando que eran armas de linaje, de donde pasaron a representar al conjunto del territorio catalán.

Respecto a la Generalidad (cuyo origen se encuentra en las Cortes Reales Catalanas) adoptó la bandera de la Cruz de San Jorge en 1359 bajo el reinado de Pedro IV, por considerar este rey a la Cruz de San Jorge “las antiguas armas de Barcelona”. Esto se debe a que eran las armas del brazo eclesiástico de la Generalidad, es decir el escudo de la diócesis de Barcelona, por correspondencia a San Jorge, patrón de ésta (cruz presente en las banderas de Barcelona provincia y Barcelona ciudad). Siglos después (XVIII) adoptará las barras de Aragón.

En el siglo XIX la Renaixença Catalana (movimiento cultural cuyo estilo supone un predominio de los sentimientos, la exaltación patriótica y los temas históricos buscando las raíces y defendiendo las libertades nacionales) y el nacionalismo catalán, apoyándose en los defectos interpretativos de los heraldistas decimonónicos, consideraron los palos de gules y oro como armas únicas y exclusivas de Cataluña, prescindiendo de la Cruz de San Jorge, y así será la bandera que llegará a nuestros días.

La oficialización de la bandera aparece en el Estatuto de Autonomía de 1979 (el Estatuto del 1932 no mencionaba la bandera) que en su artículo 4 dice: “La bandera de Cataluña es la tradicional de cuatro barras rojas en fondo amarillo”. La Reforma del Estatuto de Cataluña, aprobada por Ley Orgánica 6/2006 de 19 de julio recoge la bandera en su artículo 8º “2. La bandera de Cataluña es la tradicional de cuatro barras rojas en fondo amarillo […]”.
Puntos:
26-01-11 00:27 #6939342 -> 6936730
Por:No Registrado
RE:
A pesar de la manipulación histórica de tantos timadores y mangantes…

Que sí, hombre, que ya era hora, que en toda esta lista de 'los más vendidos', en este concurso inaudito de ignorancia, manipulación y mala fe a la hora de reinventar la Historia, uno está hasta la línea de flotación de oír siempre a los mismos, como si el resto hubiera oficiado de comparsas en la murga.

Y hete aquí por fin que alguien reacciona como es debido, y dice venga ya, y decide que ya es hora de poner en su sitio a unos cuantos timadores y mangantes, de esos que les pagan pesebres a sus historiadores de plantilla para que descosan y vuelvan a coser la historia a medida, y luego la meten en los libros de texto y se montan unas películas que ya las hubiera querido Samuel Bronston.

Eso mientras los que saben se callan, porque son unos mierdecillas, unos 'vendidos', o por el qué dirán, o porque les interesa. Y de ese modo terminamos viviendo en una España virtual, que no la conoce ni la madre que la parió.

Así que olé los huevos de Aragón, o de quien decidiera montar la exposición Aragón, reino y corona. En toda esa mentecatez de la que hablaba antes -ahora resulta que existió un imperio catalán que hasta hace cuatro días pasó inexplicablemente inadvertido a los historiadores, o que los irreductibles vascos nunca se mezclaron en las empresas militares ni comerciales españolas- Aragón había estado mucho tiempo callado, pese a tener muchas cosas que decir, o que matizar, desde aquel lejano siglo onceno en que Ramiro I, contemporáneo del Cid, sentaba las bases de un reino que abarcaría Aragón, Valencia, las Mallorcas, Barcelona, Sicilia, Cerdeña, Nápoles, Atenas, Neopatria, el Rosellón y la Cerdaña, y terminó formando la actual España en 1469, gracias al enlace entre su rey Fernando II de Aragón e Isabel, reina de Castilla.

Ése es el hecho cierto, y no lo cambian ni el mucho morro ni el reescribir la Historia; incluido el manejo exclusivista y fraudulento de las famosas barras que eran Senyal real no de un reino o territorio, sino de una familia o casa reinante que, como matizó Pedro IV en el siglo XIV, tiene Aragón como título y nombre principal. Casa reinante que absorbió a la casa de Barcelona, extinguida en 1150 por mutua conveniencia y deseo del titular de esta última, el conde Ramón Berenguer; que al casarse con Petronila, hija de Ramiro el Monje, rey de Aragón, adquirió como propio un linaje superior, pero renunciando al suyo, no titulándose más que princeps junto a su esposa regina; de modo que el hijo de ambos, ya con Barcelona incorporada a la corona, se tituló rey de Aragón, y nunca de Cataluña.

Por suerte no todos los archivos han caído en manos de quien yo me sé -tiemblo al pensar qué será de ellos-, y aún quedan documentos donde comprobar lo evidente. Que por cierto, en cuanto a la propiedad histórica de las famosas barras, no está de más recordar que en 1285 la crónica de Bernard Deslot precisaba aquello de: «No pienso que galera o bajel o barco alguno intente navegar por el mar sin salvoconducto del rey de Aragón, sino que tampoco creo que pez alguno pueda surcar las aguas marinas si no lleva en su cola un escudo con la enseña del rey de Aragón.

Así que cómo me alegro, oigan, de que aquel digno y viejo Aragón olvidado, marginado, asfixiado por la perra política de este perro país, aún sea capaz de decir aquí estoy, desmintiendo a tanto oportunista y a tanto manipulador ya tanto mercachifle.

Recordando que existió una corona aragonesa que constituyó el imperio más extenso del Occidente medieval, donde, bajo su nombre y sus barras, Aragón, Cataluña y Valencia compartieron aventuras, comercio, guerras e historia,enriquecieron sangres y lenguas con el latín, el catalán y el castellano, cartografiaron el mundo, construyeron naves, pasearon mercenarios almogávares y dominaron territorios que luego aportaron a lo que ahora llamamos España, con la manifestación de los fueros y libertades propios en aquella fórmula tremenda, maravillosa y solemne: el si non, non heredado de los antiguos godos, mediante el cual los nobles aragoneses -que somos tanto como vos, y juntos más que vos-, acataban la autoridad del rey de tú a tú, reconociéndolo sólo como el principal entre los iguales.

Por eso son buenas estas iniciativas y estas exposiciones y estas cosas. Son muy buenas, incluso higiénicas; y me sorprende que, como antídoto contra la manipulación y la desmemoria que están convirtiendo este lugar llamado España en una piltrafa y en una casa de put insolidaria y estulta, no se les dediquen más esfuerzos, ocasiones y dinero. Por ejemplo, el que se ha utilizado en la imprescindible urgencia de sustituir La Coruña por A Coruña en los rótulos de las carreteras y auto-vías de toda España. Incluida, supongo, la N-340 a la altura de Chiclana.

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