Cambrils - Lleida

Un hombre hambriento sería muy necio si buscara proveerse antes de ropa hermosa que de buena comida.
Hay que atender a lo más urgente.

El hombre hambriento lo que busca es comida, sea buena o mala. No suele tener ocasión de escoger su calidad.

Es imposible ver dos opiniones exactamente similares, no ya en hombres distintos, sino en el mismo hombre en momentos distintos.

Exacto y similar no es lo mismo, creo yo.

Actualmente muchos nos tomamos el ejercicio de nuestras profesiones con blandura, y nos desviamos de ellas.
La corrupción del siglo se forma merced a la contribución particular de cada uno de nosotros. Unos aportan la traición, otros la injusticia, la irreligión, la tiranía, la avaricia, la crueldad, en la medida que son más poderosos; los más débiles aportamos la sandez, la vanidad, la ociosidad —yo soy uno de éstos—. Parece que llegue el momento de las cosas vanas cuando las perniciosas nos abruman. En una época en la que hacer el mal es tan común, limitarse a hacer algo inútil es casi loable. Me consuelo porque soy de los últimos a los que habrá que echar mano. Mientras se atiende a los más urgentes, podré corregirme.
Me parece, en efecto, que no sería razonable proceder contra los inconvenientes menudos cuando los grandes nos infestan.