Más V. Erótico Suena el despertador y espabilo deprisa. No hay nadie que me retenga en la cama. El agua caliente de la ducha resbala por mi cuerpo y su caricia me despierta. Un té rápido y a trabajar. Sólo hombres en el taller y yo sola en la oficina. Llegan visitas, también hombres. Me paseo hacia la fotocopiadora y la liga de mis medias roza mis muslos al andar. El cosquilleo es muy agradable. Las visitas se marchan. Sonrisas, miradas... Vuelvo a mi sitio frente al ordenador. Al teléfono, voces graves sin rostro. Va pasando la mañana. A mediodía, el todopoderoso google me ayuda a encontrar entre los 72.600.000 resultados relatos eróticos para entretenerme. Como deprisa y por fín soy libre. Los relatos vuelven a mi cabeza mientras conduzco hacia casa. Mi mano roza mi piel con el cambio de marcha. El cosquilleo se vuelve ansiedad. La actividad frenética de por la tarde no consigue apagarla. Compras, desnudos renacentistas, tango y cha cha chá. Partituras perfectas para despertar el deseo. La niebla y la noche me llevan a casa. La televisión me adormece... y no consigue quitar una idea de mi cabeza: SEXO. |