Valderas - Leon

Estaba yo tan ricamente al lado de la estatua del Padre Isla durmiendo la mona cuando noté que alguien me zarandeaba por el hombro enérgicamente.“Ya está aquí con otra de sus mandangas” me dije pensando que se trataba de mi tío abuelo venido del más allá. Cuál sería mi sorpresa al ver frente a mí a una mujer vestida de traje regional con una bandeja plateada en la mano plagada de chupitos de orujo. La mujer se sentó a mi lado y me ofreció uno de esos chupitos “tome un trago, señor Genarín III” dijo con voz persuasiva. Y eso hice. Me lo tomé tan raudo que no pude contener un eructo de lo más aguardientoso. “Perdón” musité, “Nada, nada” y ella sin inmutarse me ofreció otro de esos chupitos celestiales.
Yo no la había visto en la vida pero la mujer parecía conocerme bastante bien porque me preguntó qué tal se pernoctaba en el Paseo Nuevo, si cobraba religiosamente la paga no contributiva y ni no me interesaría ser jardinero municipal ¿Cómo Gabelo? Acerté a preguntar entusiasmado. “Sííí…Qué bueno era ese hombre y qué tiempos aquellos”, dijo mirando con añoranza un punto incierto de nuestro cielo valderino “porque el mundo está hoy del revés…”, me sorprendió que en esos momentos me quitara el chupito de la mano y se lo pimplara de un sorbo. “No hay más que ver la juventud que tenemos, está echada a perder...Sin una pizca de educación, ni de valores morales, ni nada”, “Por eso vengo…” me dijo entonces mirándome fijamente.
En ese momento la tierra toda se movió y en el cielo se vieron truenos y centellas y mi apareció mi tío con una estaca en la mano. “Largo de aquí, embaucadora Circe, ” y la mujer se dio al pire llevándose sus chupitos. Mientras echaba a correr no me pasó por alto que bajo el traje regional llevara unas zapatillas de deporte de lo más inmaculadas. “Y tú, tragador, no te dejes jalear pues detrás de una apariencia angelical pueden esconderse las intenciones más oscuras. Tú a lo tuyo, que es seguir la pista de la Cruz de los Maragatos, ¿Has averiguado algo? No, si ya sabía yo y a portarte como un hombre el día 22. Ten”, y mientras me ponía un pin en la pechera con la bandera tricolor me desperté de este sueño tan raro y desasosegante, sin poder quitarme de la cabeza qué podía ser eso a lo que venía la buena mujer.
Pa despejarme un poco entré en el bar de Zoilo y le pedí a Arancha un café con unas gotinas de coñac, mientras lo tomaba abrí el periódico por una página cualquiera y que casualidad, en una noticia vi la misma banderita que me había plantao mi tío abuelo en el sueño. Miré la fecha, era 14 de abril.

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pues tengo entendido que esas visitas se estan llevando a cabo también en la residencia...asi que igual algún ancianito recibe un buen susto !!!

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Pues tengo que darte la razón María, a mi me han dicho que una señora de zagalejo anda llevando la merienda a las residencias cual caperucita roja.... ¿Y yo me pregunto, dónde quedó el lobo?, espero que no tenga el mismo final que en el cuento....

PD. Oye María que me enterado que el Auditorio lleva tú nombre....¿Tienes algo que ver?...

jajajajajaja caperucita roja, lobo,ancianita.... ay que me lo estoy imaginando !!! en este caso la caperucita lleva lentejuela(lo digo por el traje regional de valderas) menudo humor tenemos matildina !!!

¿Y los dueños de la residencia, que son los que ejercen de la guarda de los mayores, consienten? Porque yo, si tuviera un familiar en la residencia y me entero que le están manipulando, le cambio seguro.
Con dinero, dicen en mi pueblo, se compran los melones. Y Mayorga o Valencia o Benavente, bien mirado, están a un paso.

tangiles tienes toda la razón...no les deberían dejar ir a las residencias pero lo hacen y lo han hecho en otras ocasiones. En Valderas se buscan votos hasta debajo de las piedras.