Saelices del Payuelo - Leon

Frente a la despoblación y abandono a que están condenados -y en muchos casos resignados- la mayor parte de los pueblos que viven del medio rural, Sahelices siempre ha tenido pálpitos de vida. Aún en los peores tiempos de la economía agraria y ganadera, no han faltado luchadores por mantener la población en pie.

Cierto que mucha gente ha tenido que emigrar y buscarse la vida por otros derroteros, obligados por la falta de medios en el pueblo natal. Pero parece claro que a los saheliceros nos cuesta romper el cordón umbilical de origen. Incluso desde los puntos lejanos donde hemos ido a parar, el interés por la marcha del pueblo no decae. Al menos, para quienes nacimos en él. Las siguientes generaciones ya lo perciben más lejano.

Ayer mismo, los saheliceros dieron otra muestra de este interés por el terruño. Cambiaron al Pedáneo que dos años y medio antes habían elegido. Todo ello, suponemos, por el mentado interés en seguir con el pueblo adelante.

También el Pedáneo apartado ahora se presentó en su tiempo al cargo por interés en mejorar el pueblo. Ahora éste se desdijo y tiene nuevos gobernantes. No es el modo más elegante de hacerlo, pero forma parte del juego democrático. El error del cesado fue el intentar poner orden en el caos que reinaba anteriormente: sin autoridad real, sin contabilidad ni presupuestos, además de otros abandonos no menores. Un desorden en el que medraban a su gusto los oportunistas de siempre. Pero este intento de poner los puntos sobre las íes se encontró con las suficientes trabas, trifulcas incluidas, para paralizar toda iniciativa del Pedáneo. No eran pocos los que echaban de menos el desorden anterior y campear a su aire.

Así las cosas, enrocados ambos bandos en sus trincheras, la batalla ha terminado con una moción de censura con el propósito de recomenzar el gobierno tal como estaba en 2007.

Lo que más me sorprende, para bien, es que en el pueblo siempre haya habido candidatos a luchar por el mismo. Con la experiencia comprobada de los sinsabores que esto lleva consigo.

Los nuevos van a tener que echarle mucho trabajo e inteligencia para administrar bien, en beneficio de todos, el patrimonio local, que se resume en varios cientos de hectáreas, muchas de ellas de nuevo regadío. Con el mercado agrícola y ganadero a la baja, más las grandes inversiones que su puesta en marcha va a suponer, es una ardua tarea para la que hay que tener no sólo ganas, sino también buen tino para acertar y dejar contentos a todos.

Espero que lo consigan.

Mientras, Jesús puede ya, por fin, dormir tranquilo.