Saelices del Payuelo - Leon

“A lo largo de mi vida, he recibido regalos de mucho dinero” – me contaba el rico hombre de negocios. “Pero el mejor regalo que he recibido no costó nada. Me lo hizo mi hija de cuatro años cuando éramos muy pobres. Un día la castigué por dejar caer y romper unos vasos. Ella aceptó el castigo sin protestar, sabedora de que eso no ayudaría a la economía familiar. A la mañana siguiente, me dijo sollozando que había roto los vasos sin querer y me ofreció una caja de zapatos envuelta en un viejo periódico.
-Esto es para ti, papá.
-Pero hija, no puedes regalar a la gente una caja vacía -le dije al terminar de desenvolver la caja.
-No, papá, ¡no esta vacía! Yo soplé muchos besos dentro de esa caja y todos son para ti.
Abracé a mi hija y apenas logré decirle que era un regalo muy bonito. Después de 25 años, aún conservo aquella caja. Cuando me siento derrumbado, abro la vieja caja de zapatos, tomo de ella un beso y recuerdo el amor que mi hija depositó en ella. Creo que gran parte de mi prosperidad posterior se debe a aquellos besos que, según creo, aún no se han agotado”.

La historia que nos cuentas es maravillosa.
¿Es de verdad?.

¿Sabes una cosa, Espigadora ¡cuánto vales!.

Me olvidaba de comentarte una cosa, Espigadora.
¿Has leído en la Biblia el "Libro de Ruth"?. Es precioso.

Es lo que tienen los enanos, le encandilan a uno antes de asomar las orejas y ya no te sueltan en la vida... la cuna que los arroyó!!

salud

bonita historia....
desde pequeños, sin todavia hablar, ya te han capturado ...
Saludos

Playu, habéis tenido un bebé, ¿verdá?.
Eso no pasa todos los días. ¿Qué tal?.
Saludos. Pal bebé, besos.