Saelices del Payuelo - Leon

"Méclar".


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Un cuento de Navidad inspirado en el único meteorito que he visto surcar el cielo. Ocurrió el pasado 24 de septiembre a las 23:31. Fue un avistamiento tan hermoso como fugaz, de unos 3 segundos. Tenía la cabeza de color turquesa y su estela era anaranjada. Cruzó el cielo en dirección Norte-Sur, a unos 30 grados sobre el horizonte según se mira a poniente..

Escrito con agrado y dedicado a todos VOS, de quienes siempre se aprende.
[u[Feliz Navidad de cada día.
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Érase una vez una estrella de las pequeñas.
Venía cada día por Sahelices, durante medio año habiendo sol y el otro medio por las noches; así tienen por costumbre las estrellas.

Resulta comprensible que, al ser pequeña, fuera muy dormilona; tendría unos dos años y medio. Algunos días la entraba tanto sueño que brillaba con un ojo cerrado y el otro a medio abrir.
- "¡Ay!", decía al despertarse del todo, asombrada.
Las estrellas reinas, como Rígel y Vega, se reían por las siestas que se pegaba la pequeña.

Siendo tan grande el Firmamento, pues claro: la pobre estrellita aún no tenía amigos de su edad, dado que en todo el cielo habrá sólo unas 30 guarderías y no las encontraba.

Su órbita también era pequeña, ínfima en comparación con la recorrida por los luceros. Pasaría, quizá, a unos 50 kilómetros por encima de Sahelices, de modo que, si habláramos de hoy en día, la estrellina tendría amigos humanos como Félix o Alan, capaces de subir en globo a 40 km. de altura para luego dejarse caer en una pradera.
Mas en aquella remota época aún no existían los globos, nuestro pueblo se llamaba Adorsis , las señoras vestían enaguas de esparto y los varones eran barbudos.

Al tener una órbita tan pequeña, las otras estrellas la animaban:
- "¡Sube un poco!", le decían.
Calculaba que, a costa de consumir una octava parte de su materia podría ascender otros 50 km., pero era consciente de que a esa altura hay menos hidrógeno y crecería lentamente.
Por otra parte, pensaba que el mantenerse cerca de la Tierra tenía sus ventajas. Podía cultivarse en el estudio de la Geografía; observaba con sutileza los mil micromundos que conviven en el planeta: asentamientos como Adorsis, hayedos, glaciares y crepúsculos, caballos e islotes, así como la continua formación de olas que se produce en los océanos.

Al igual que andando por los caminos de la Tierra, mirando hacia el suelo, se ven dos roderas, también yendo por las veredas del éter, mirando al cielo, se perciben dos sensaciones. La una es de colores; consiste en observar las tonalidades de luz que irradia cada estrella de las que ya viven en constelaciones: se ven puntitos verdes, puntitos rojos, puntitos naranjas; de todos los colores. Y la otra percepción, yendo por el sendero, es melódica: se escucha en la lejanía el tintineo que sus hermanas adultas emiten con suavidad, a compases, con sus xilófonos.
Boquiabierta por la belleza del Cosmos, no se decidía a volar hacia una Constelación concreta, todas ellas la parecían bien terminadas. Dejaría pasar el tiempo un año más.
Un día de octubre que no llovía, a unas tres horas de puesto el sol, se durmió cuando llegaba por la vertical de la Rámila. Vamos que si "se durmió", es que se quedó frita.
Y empezaron a gritarle todas las estrellas:
- "¡Que te caes, que te caes, que te caes ...!".
Con tánto clamor celeste, la estrellina se despertó. Al abrir los ojos sintió vértigo: se encontraba a cinco kilómetros escasos de caerse a plomo en la cuenca del Esla. Reaccionó expandiéndose para atenuar su velocidad de caída con el roce de la atmósfera. Consumiendo algo de energía consiguió planear por encima de los chopos que hay entre Villalquite y La Aldea. Remontó las cuestas del Sorribio, adquirió mayor altura por las riberas del Porma y elTorío; al llegar al Fenar y la Tercia se encontraba sin peligro; salvó con holgura Brañacaballo; sobrepasaba, ya, el estrato en el que habitan los relámpagos.
- "¡Se pegó un susto ...!".

Dibujó en el aire una estela brillante de hidrógeno y helio visible desde la Masera en dirección a Valdabasta. Su rastro tenía la forma de una uve minúscula escrita a mano.
Los perros ladraban. Sus aullidos y la uve brillante alertaron a Yeria, que era la brisa. Se llamaba así porque vagaba a su aire por toda Iberia y se escribía con Y porque, en sus inicios, aprendió a soplar en una escuela sin techo que había en Grecia. Podía hacerlo con la misma intensidad que Eolo, pero ella soplaba con mimo.

Ascendió por el sendero de la estela y halló la estrellita. Era azulina, del tamaño de un dormitorio. Se la veía como transida, en un estado latente; había perdido muchos átomos. Sudaba. A cada espiración emitía un suspiro de alivio; era una interjección apenas audible, algo así como "¡Bluaps …!", una exclamación que Yeria no sabía interpretar con acierto porque no constaba en los diccionarios de la Tierra.

Hacía frío en las alturas. Optó Yeria por envolver la criatura en su brisa, la dio un beso y, al verla sin nombre aún, la dijo:
- "Te llamas Méclar".
La estrellita se lo agradeció muchísimo. Se sentía feliz por tener nombre y por haber encontrado una amiga cercana.

Agradezco la estima en cuanto a vuestra positividad.

En esta ocasión deseo confesaros que este cuento me ha hecho sudar.
Así es; hube de revisarlo en dos ocasiones. Eso no me gusta; prefiero romper los folios llenos de borrones y tachaduras para entregárselos a la lumbre. He hecho un esfuerzo, sí; con lo cual sospecho que no valgo para esto; esperaré un año más para escribir otro cuento.

Os contaré un secreto, ahora que nadie nos escucha: es dificilímo para mí retratar los sentimientos de una estrellita. Os doy mil gracias a quienes lo hayáis resistido.

Pero ..., ¡y lo bien que lo he pasado ..., sudando...!.
Es que hace bastante frío.

Mil gracias Snoopy y que el descanso alivie los sudores que merecieron la pena.
Saludos para todos.

cánido, para mi eres como aquél del bigote "recargolat", que nos dejó ahora hace 5 lustros y que la tramontana enajenó a su antojo, dejando obras subrealistas como las tuyas...

cuídate, ya sabes que, como decía aquella... "andamos justos de genios" :

https://www.youtube.com/watch?v=Q6T97kHjKiY

salut

- "T'has pasao una docena de pueblos", Flix, una veintena más bien.
- "¡Por Dios!"; y encima, con lo que siempre me ha gustado Mecano.

He dicho deliberadamente, con pesar, "que no valgo para esto" de hacerme a la escritura de éste y otros cuentos. Desgraciadamente para mí; he de reconocerlo.

Saludos.

Para acompañar a tu bien entretenido cuento, Snoopy, aqui te va una musica navideña de las clasicas.

https://www.youtube.com/watch?v=L6_nZapQyps

Merece la pena reírse un poco.
Me ha ocurrido lo mismo que a Méclar.
- "¿Y a quién, no?".

El día 7 por la noche no tuve que trabajar, así que me la pasé durmiendo toda enterita, después de haber dormido ese mismo día 7 la dosis correspondiente, desde las 09:00 de la mañana hasta las 19:00. El día 8 (ayer) se me ocurrió "hacer una siestina" a eso de las 16:30 para llegar con los ojos bien abiertos al trabajo a las 23:50. Cuando desperté eran las 00:35, llegué a trabajar a las 01:50.

¡Vaya narices!: 26 horas durmiendo de 60 horas disponibles.

Y encima, suele decirnos Nisma que "Feliz descanso".
- "Cog ... onesh". Pues quizá lleguen los próximos Reyes y me encuentren todavía roncando.

Menos mal que al llegar me dieron una gran noticia, como también Yeria se la dio a Méclar. A uno de los hermanos Caballero Portugués, que son los dueños de este hotel, se le ocurrió trocar en décimo de lotería del Niño con un cliente de Tenerife.
- "¡Toma ...!": 75.000 euracos. Era el 43.743, el segundo premio gordo.
Se quedó sin palabras; no abrió la boca hasta ayer.


o

¡Anda! No te atormentes por ese largo sueño, tómalo como un tiempo de plena felicidad.

La euforia del jefe sería tal que con ese montón de euros no estaba como para controlar los horarios de los trabajadores. Tú no sé si pillarías algo más que compartir su alegría. Bueno, tal vez te invitara a un gintonic, y como dice Nisma, felices sueños.¡Pero no te pases!