Riego de la Vega - Leon

Una frase se hizo famosa. Decía algo así como que lo más interesante de acostarse con una bella actriz no eran los minutos de goce personal del coito si no poder contarlo mil veces después.
En realidad con el sexo, sea con un famos@ o con gente vulgar las cosas funcionan igual, es mas interesante el antes y el después.
Durante años hemos tenido la obsesión consumista de viajar, cuanto mas lejos mejor. Los pocos días que duran el ansiado viaje a veces son una pesadez y ni nos enteramos de casi nada, pero los preparativos y el contarlo después constituyen nuestra verdadera felicidad.
Cuando el ser humano se dio cuenta de su mortalidad y de la falta de sentido de su existencia se inventó otra realidad y fabricó los dioses. Todavía hoy millones de personas compensan sus frustraciones con la ilusión de su inmortalidad. En pleno s.XXI hay hasta un programa de tv que “seriamente” se comunica con los muertos.
Siendo todo esto así, si la memoria, el contar nuestro minuto de felicidad, es lo fundamental para intentar ser felices, y resulta que dentro de poco vamos a carecer de memoria, ¿compensan los esfuerzos para ser “felices”?.
¿Qué idiotez humana mueve a esos acumuladores de dinero sin freno ni compasión?. ¿Más poder, más dinero?.
¿Para qué?. ¿Para qué quiere la familia Botín 2000 millones de euros en Suiza?. ¿Qué piensan comprar con ello?. ¿El sentido de su vida, su felicidad que consiste en no tener mas tiempo que acumular, comprar la inmortalidad?. Es evidente que el ser humano ha progresado mas técnicamente que mentalmente.
Como dice Woody Allen parecemos hormigas corriendo a toda prisa por las calles de las ciudades sin ningún sentido.
(Yo creo que las hormigas tienen mas sentido en sus correrías).



Pues en lo político también vivimos de ilusiones.
Seguimos creyendo que la esclavitud se abolió porque las sociedades se hicieron mas morales. Cuando en realidad dejó de existir porque ya no se necesitaba tanta masa de gentes para la producción ante la aparición de la maquinaria y la necesidad de gente especializada.
Seguimos creyendo que los derechos de la mujer son producto de una conquista de nuestra civilización, cuando en realidad los derechos son una consecuencia de la incorporación de la mujer al trabajo industrial.
Seguimos creyendo que lo que llamamos democracia es una conquista social, cuando en realidad es que el sistema económico necesitaba para su desarrollo una persona que consumiera mucho, que cobrara lo suficiente para consumir y que se hiciera la ilusión de ser libre aunque en realidad estuviera fuertemente controlada.
Etc. etc.


Quizás en este momento se estén derrumbando algunas ilusiones que nos habían hecho creer.
Pero todavía nos quedan muchas porque las necesitamos para vivir.

“Las diminutas cadenas de los hábitos son tan delgadas que no las notamos hasta que llegan a ser demasiado fuertes para romperlas”. Cuando nos damos cuenta, la fuerza de la costumbre es más fuerte que el deseo de la libertad.

... Una vez aceptado por tu entorno lo que podríamos denominar nuestro ámbito de libertad, o sea; nuestros hábitos, estos se convierte en una camisa de fuerza y cualquier acto fuera de ellos es sospechoso para nuestro entorno y peligroso para nuestra estabilidad.

esto no viene a cuento de ninguna cuestión política, solo cuando sufres el desamor por la puñetera estabilidad familiar.

y que encima haya obsesos queriendo poner más fronteras al ser humano, es pá cagarse.