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Riego de la Vega - Leon

Poblacion:

03-10-11 01:14	#8850792
Por:Dianakaz
El Desempleo en Campaña Electoral El desempleo resulta escandaloso en España e insoportable para muchos; además, representa la principal preocupación de los españoles, según todas las encuestas consultadas. No es extraño, por lo tanto, que esté llamado a ser- ya lo está siendo- el asunto central a debatir en la campaña electoral del 20-N. Las cifras son elocuentes: 4,83 millones de desempleados (20,9%); 46,1% de desempleo juvenil; 1.367.500 hogares con todos sus miembros activos en paro; 25,5% de precariedad en el mercado de trabajo; 60,7% de precariedad en los jóvenes; caída de la protección por desempleo; jóvenes sin protección y futuro… A pesar de la contundencia de estas cifras- si nos atenemos a los hechos-, da la sensación que el desempleo no es una prioridad política para el gobierno y la oposición (PP), empecinados en reducir el déficit y la deuda pública a través de recortes y ajustes fiscales que terminan por penalizar y golpear gravemente el empleo. Esta es la razón fundamental que esgrimen los sindicatos para denunciar la política de ajuste indiscriminado de la UE. Una política que puede ser soportable para Alemania y Francia pero que no lo es para España, con porcentajes de desempleo que doblan la media de la Unión Europea. Ya sabemos por experiencia que para crear empleo no valen los recortes salariales ni las reformas laborales (flexibilizar más la contratación; abaratar el despido; impulsar la negociación colectiva exclusivamente en los centros de trabajo, individualizando así las relaciones laborales…). Esta política sólo sirve para conceder más poder y canalizar más dinero a los empresarios (transferir rentas del trabajo al capital) sin ningún control riguroso sobre la bondad de esas medidas y sin contrapartidas relacionadas con el empleo. La mayoría de los analistas están de acuerdo en que si queremos de verdad crear empleo hay que trabajar a fondo para reactivar la economía por encima del 2% y esa es también nuestra experiencia en España. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) del II trimestre de 2011, la economía española registró un crecimiento interanual del 0,7%, dos décimas menos que en el periodo anterior, y el crecimiento intertrimestral se situó en el 0,2%, dos décimas también por debajo del anterior trimestre; sin embargo, lo más grave de la situación es que las expectativas de crecimiento para el tercer y cuarto trimestre del presente año son nulas, lo que hará imposible cumplir las previsiones del gobierno en cuanto al crecimiento de la economía para este año (1,3%). En la UE-27 y en la zona euro también se ha moderado el crecimiento interanual. A pesar de ello, éste sigue estando muy por encima de nuestro país pasando del 2,5% al 1,8%, lo mismo que ha ocurrido en las principales economías europeas: Alemania reduce su crecimiento del 4,6% al 2,8%, Reino Unido del 1,6% al 0,7% y Francia del 2,1% al 1,6%. El caso de Bélgica es único y resulta demostrativo de lo que está ocurriendo en la UE (El País, 18 de septiembre 2011): crecerá en torno al 2% este año, habiendo crecido en el segundo trimestre más que Alemania y que la media del conjunto de la eurozona. La razón es muy sencilla: Bélgica viene careciendo de gobierno desde hace 500 días y por lo tanto no ha podido aprobar planes de recorte- lo que resulta sorprendente y no necesita comentarios-; por eso la economía ha crecido y crecerá más. Mucho de lo que está ocurriendo en España tiene que ver con el desplome del gasto en el consumo final de los hogares que, por primera vez desde el I trimestre de 2010, es negativo, pasando del 0,7% al -0,2%, debido, entre otros factores, a que la remuneración de los asalariados, principal recurso de las familias para afrontar el gasto en consumo, continúa con su crecimiento negativo, incluso empeorando respecto al trimestre anterior (del -0,4% al -0,5%). También ha caído la protección por desempleo que se sitúa en el 70,2%, por lo tanto 8,1 puntos por debajo del año anterior por el agravamiento de la crisis, lo que provoca que se agoten las prestaciones contributivas y las asistenciales. A esto hay que añadir también que las exportaciones atenúan su crecimiento (del 12,1% al 8,4%) por la desaceleración de las economías europeas, igual que lo hacen las importaciones (del 6,3% al -1,7%). Las consecuencias de todo ello es que la economía española mantiene un débil pulso de actividad económica que resulta insuficiente para crear empleo en un contexto internacional negativo que convive con un fuerte déficit y un fuerte endeudamiento de familias y empresas. Lo más dramático de la situación es que con esta política tampoco se reducirá el déficit y la deuda pública. A esta situación nos debemos enfrentar con otras alternativas distintas a las impuestas por la UE (no es cierto que no existan alternativas en la actual situación). La primera medida, y de entrada la más fácil, debe consistir en recuperar la demanda interna; para ello se deben desbloquear los convenios colectivos pendientes de revisar o que han terminado su vigencia (588 en agosto, según UGT) al estar afectando muy negativamente al poder adquisitivo de los trabajadores, sobre todo cuando se produce en un marco de crecimiento de precios (3%) que resulta incompatible con la moderación salarial contemplada en el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC, 2010-2012)) y con la necesaria contención de los beneficios empresariales y el esfuerzo adicional de inversión de los excedentes empresariales encaminados a mejorar el tejido productivo de nuestro país. En segundo lugar, es urgente culminar la reforma del sistema financiero al estar muy afectado por su política expansiva de años anteriores en el sector inmobiliario y de la construcción (inmovilizado del ladrillo), lo que ha generado una falta de liquidez y un aumento de la morosidad (7%), después de haber obtenido cuantiosos beneficios; todo ello con la complejidad del banco de España. Por eso es urgente tomar medidas (bajar precios) para reducir el parque de viviendas sin vender. Ello debe impulsar el crédito a familias y empresas que permita financiar los gastos de explotación y las nuevas inversiones empresariales. En tercer lugar, se requieren políticas públicas que fomenten la recuperación económica y por lo tanto el empleo. Ello sólo será posible reduciendo los gastos ordinarios no productivos; eliminando las duplicidades entre administraciones públicas; reduciendo los gastos militares; aumentando la presión fiscal hacia los que más tienen (rentas altas y de capital); así como apostando decididamente por la lucha contra el fraude fiscal (verdadero reto para los próximos años y del que nadie dice nada, ni se esperan alternativas concretas en la campaña electoral). No es suficiente el debate abierto sobre la recuperación del impuesto del patrimonio: en España se necesita caminar hacia la media de la presión fiscal existente en la UE, previo un debate global sobre la política fiscal y sus necesidades para combatir el desempleo, entre otras medidas. En este punto no será ocioso recordar que los últimos datos publicados por Eurostat en 2011, relativos a 2009, determinan que los ingresos fiscales en la UE-27 representaban el 38,4% del PIB, ocho puntos porcentuales más que en España. En cuarto lugar, hay que impulsar la búsqueda de nuevos yacimientos de empleos: servicios sociales; dependencia; enseñanza de 0 a 3 años; empleos verdes relacionados con el medio ambiente; energías renovables; agricultura energética y ecológica; restauración de viviendas; transporte sostenible; recuperación del territorio… En quinto lugar, hay que reformar las oficinas públicas de empleo. Éstas no pueden dedicarse sólo al pago de las prestaciones por desempleo; más bien deben ser oficinas operativas en la recolocación de trabajadores desempleados a través de políticas activas de empleo. Se trata en todo caso de una reforma olvidada y sin embargo urgente. En sexto lugar, se debe estudiar a fondo el cambio de modelo productivo en nuestro país, verdadero causante del agravamiento de la crisis económica (muy afectada por el ladrillo), que fomente la cualificación profesional, la investigación, la innovación y el impulso a los sectores emergentes y a las PYMES, lo que redundará en un aumento de la productividad y en la modernización del tejido industrial y de servicios y, por añadidura, en un aumento de la competitividad de nuestras empresas en un contexto globalizado. En este sentido, la reciente reforma de la Constitución, limitando el déficit y la deuda en el umbral del año 2020, que apuesta decididamente por la estabilidad presupuestaria y la ratificación del decreto ley sobre medidas urgentes para el empleo de los jóvenes y el fomento de la estabilidad en el empleo en el Parlamento (concatenación de contratos y contrato de formación hasta los 30 años), significan un claro retroceso en la línea a seguir en la recuperación del empleo, además de representar una nueva oportunidad perdida para abordar en profundidad los problemas relativos al desempleo de los jóvenes y sus necesidades formativas en coherencia con la demanda de nuestro mercado de trabajo. Por eso, en la campaña electoral se deben, sobre todo, exigir propuestas y alternativas imaginativas que nos ayuden a salir de la crisis a través de auténticos programas de relanzamiento económico capaces de crear empleo; sin embargo , no será fácil conseguirlo. Rubalcaba, a pesar de su férrea voluntad por hacer pedagogía, se encuentra muy hipotecado por sus años de ministro en diversos gobiernos socialistas y por lo tanto tendrá dificultades para rectificar la actual política económica y eliminar las consecuencias más negativas de la reforma laboral y de la negociación colectiva, como exigen los sindicatos. De Rajoy nada razonable se puede esperar en cuanto a la creación de empleo, puesto que lo basa en el desarme fiscal y en una nueva reforma laboral (contrato único encaminado a igualar a la baja los actuales y diferentes contratos de trabajo: sin causa, sin tutela judicial y más barato), así como en subvencionar una vez más la contratación que efectúen los empresarios y en reducir el impuesto de sociedades; resulta evidente que otras son sus preocupaciones y otros sus intereses ¿Será posible que sigamos sin consensuar alternativas concretas para resolver nuestro principal problema, como demanda la ciudadanía? ¿Cuándo se darán cuenta en el seno de la UE que nuestro desempleo (sobre todo el juvenil y el de larga duración) ya resulta insoportable? ¿No hay nadie en nuestra clase política dispuesto a decir “Basta Ya” en las instituciones europeas… y españolas? Estas preguntas, sin respuestas por el momento, tendrán mucho que ver con los resultados, así como con la abstención y los votos nulos que se produzcan el 20-N. Antón Saracíbar
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Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020

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