Riego de la Vega - Leon

Los catalanes y el resto de los españoles aspiran exactamente a lo mismo: libertad y una democracia real.
Los catalanes por haber sido objeto del escarnio, cada vez con mayor intensidad en los últimos años de un gobierno autoritario, involucionista y a todas luces retrógrado. Un gobierno prehistórico-conservador que trata de apagar a cañonazos y con 155, derechos fundamentales. Entendiendo por derechos fundamentales cosas tan naturales como los nacionalismos y los deseos de independentismo, cualquiera de ambos políticamente expresados y compartidos por vastos segmentos sociales. Entendiendo que son manifestaciones inextinguibles que siempre estarán ahí.
Los catalanes rechazan la falta de libertad y la agonía de la democracia real.
Y ahora, dado que VOX, PP y Ciudadanos muestran la patita más que nunca, entonces el resto de los españoles se ven en la necesidad de rechazar las mismas amenazas que esos partidos radicales vociferan. Son las mismas actitudes antinaturales y de contra corriente histórica, que los catalanes soportan desde hace mucho. Las orejas, del mismo lobo.
La ultra derecha, jamás va a promover en sus discursos, la igualdad plena y real de derechos, el pluralismo político, las singularidades regionales, la diversidad étnica y religiosa, las libertades individuales y colectivas, la contención y control de las oligarquías, la transparencia institucional, la laicidad del Estado, la eliminación de intereses privados en aspectos tan estratégicos para un país como la defensa, la salud y la educación, la tolerancia a las ideas ajenas y la promoción de la cultura humanista y científico. Y, así, un larguísimo etcétera.
Estos y muchos otros aspectos son “la independencia” a la aspiran los catalanes. Y, con seguridad, también aspira cualquier otro español, que no compre el manoseado bulo paranoico de que “España se va a romper”