El general que defiende a Franco por los platós El general que defiende a Franco por los platós tuvo que dimitir como jefe de Policía de Madrid por atacar a políticos y periodistas Manuel Fernández-Monzon Manuel Fernández-Monzón, inspector jefe de la Policía Municipal de Madrid, fue forzado a dejar el puesto tras conocerse que distribuía cartas confidenciales a varias personalidades con ataques a políticos y periodistas Él niega que cobrara por dichas cartas, como en su momento publicó El Mundo y defiende que eran "correspondencia privada" "Algunos de los beneficiarios eran el entonces alcalde Álvarez del Manzano y José María Aznar. Ninguno de ellos osó defenderme, por supuesto", reconoce Su careto y su voz tumbal amenazaban (más que amenizaban) en muchos programas de la tele franquista y de la mal llamada transición. Durante todas estas décadas no ha habido ninguna voluntad política de tirar de este hilo y de otros para desenredar la trama fascista en nuestro país. Todo lo contrario. En ello consistía el "acuerdo" o "negocio" del 78; verdadera "transacción" entre las viejas oligarquías y los nuevos aspirantes a serlo, bajo el disfraz propagandístico de una "modélica transición democrática". Mantener vivos a los espantajos, a la escoria del franquismo (término especialmente usado por el fascismo cuartelario para humillar a soldados y reclutas), agitarlos en momentos clave, dejar que éstos se reprodujeran para que, convenientemente "eugenizados" por el márketing y las falsas titulaciones académicas, dieran los Rivera y los Casados actuales y poder seguir así condicionando la política española en interés del capitalismo de amiguetes del franquismo, ha sido, y todavía es, una de las tareas impuestas a los sucesivos gobiernos de la "transacción". La depuración de esta inmundicia que desprestigia el noble sentido de la palabra "patria" cubriéndose con una bandera que ellos mismos llenaron de sangre, vendrá de fuera o no vendrá. En el ajedrez de los intereses globales todo podría ocurrir. La memoria antifascista, aunque cada vez menos, aún vende en el imaginario colectivo. Para las instituciones europeas y los organismos internacionales de justicia, presionar al gobierno para que de una vez por todas se ponga fin a la impunidad, al matonismo y a la anacrónica connivencia con esta casta de impresentables, como se ha hecho con otros dictadores europeos, podría devolverles -a ellos también- cierto prestigio ante la opinión pública mundial más democrática. |