Riego de la Vega - Leon

Según un estudio del Centro Reina Sofía, los jóvenes españoles desconfían de los políticos, de los sindicatos, de la patronal, de la Iglesia y de la banca.

¿Y cómo, me pregunto yo, no van a desconfiar si toda esta crema de la intelectualidad española ha ejecutado el desplazamiento de la juventud hacia los márgenes de los ríos, donde no sólo hay realidad sino que tiene toda la tendencia de ir a más? No queremos que nos engañen más. El Partido Popular, en su precampaña, está mintiendo por los siete codillos.

La mentira de estos señoritingos y señoritingas del Sóviet del Partido Popular es tan estentórea que manga gallinas hasta en las zonas blindadas de los bancos. Aquí existe una alienación entre Gobierno-Iglesia-Banca que no se la come cocida ni un gitano jarto de anisete. La mentira como concepto fisiognómico y fisiológico contiene la etiología de los peores vinos, incluso toda esa viña que ellos dos solitos se quieren beber: me refiero a Aznar y a Rajoy. Rajoy entre Valdepeñas y puro, mientras está en el fútbol, aguea su ilocalización por entre los entresijos de las ventanas de Génova 13. Existe en este edificio tan particular una caja de Rioja que no dura ni una pulga en la cabeza de un zangolotino. Rajoy semeja ese zangolotino, con sus canillas abiertas y sus andares como para pisar ranas y uñas de vaca. Rajoy miente, está mintiendo todavía. En esta precampaña, que ya es campaña como una botella de champagne, sólo se emiten falsedades pensando que el tornado español es parvo, virutas, puchelón o simplemente afectado por una enfermedad inoculada por los mensajes a tenazón, a tenazón de los populares. ¡Qué tiene que decirnos el tal Hernando, o el otro que es peor, que es como un Pepegrillo, sobre el actual estado de la Nación¡ ¿A quién o quiénes creen que engañan? Del Partido Popular a mí sólo me gustan las piernas de María Dolores de Cospedal, pero como sé a ciencia cierta que nunca van a ser mías, pues votaré a otras piernas, a otros piernas.

Demasiado peligroso es el año en que, como en una noche de juerga a base de anfetaminas y alcohol, nos han metido los políticos para que decidamos “vía representativa” a los caudillitos de los Leones. Pero antes la vía representativa debe conciliarse con la “vía participativa”. Si el españolito de a pie, ya maduro de axilas y de sexo, no se siente representado -como dicen los cánticos de tanto indignado- digo yo que habrá que buscar otra fórmula que sea más pegante con el votante. El que vota ya está cansado de darse cuenta que su representación en la vida nacional política e spañola sólo la ocupa con un voto en las urnas cada cuatro años y nada más. Esa tendencia va a cambiar. El ciudadano español ya se ha hecho mayor, anciano -después de tantos accidentes de trenes y después de tanto jugar al mus- y quiere participar en política. El PSOE, si no miente, está ofreciendo esta posibilidad. Lo que tiene que decir el PSOE es cómo la va a aplicar. Si los socialistas logran enganchar por vía participación al electorado perdido en estos años puede que ocurra que se atenace con una nueva mayoría. Para ello todavía hay mucho trabajo que hacer, pues cambiar un voto no es fácil: primero hay que adentrarse en la conciencia y en castellano de los españoles.

Hay otros partidos emergentes que han optado por esta resurrección. Tanto Podemos como Ciudadanos están dando más hierba fresca para que los animales coman. Esta animalidad del pueblo español se ejercerá en tanto en cuanto se penetre en la larga polvorosa del electorado español. No están fáciles las cosas, ni para el PP ni para el PSOE. Sin embargo, éste último todavía tiene tiempo de reformular y reconstruir la casa socialista, pues al PP ya sólo le queden cuatro pueblos y dos ancianas -y encima una coja-.

Las mentiras del PP no van a calar en la conciencia colectiva, pues por conciencia preveo todo ese caimán de la memoria, el cual va a motivar que los señoritingos del PP tengan que arreglárselas con un taller para ponerle las bielas y el motor de explosión a su nueva caravana. Como indios con plumas los accionistas del PP no van a tener cartuchos para tantas escopetas nacionales, por lo que la primavera de caza está a punto de montarse y ya no hay tantas perdices a las que mandar a misa. El PP debe investigar leyendo a Kant cuáles son las mentiras que han calado y cuáles no. A partir de ahí que encienda el microondas a ver cuántas ninfas salen de los ríos.