Riego de la Vega - Leon

Israel fumiga Gaza con centenares de bombas que dejan un reguero de muerte y destrucción, pero los titulares ponen en letras gordas los cohetes lanzados sobre Tel Aviv o Jerusalén. Se habla de escalada de tensión, de fuego cruzado, de ataques de respuesta, como si se tratara de una contienda entre dos iguales y, peor, obedeciera al siniestro principio de la represión proporcionada, dando siempre por hecho que los provocadores fueron los palestinos. Para que las almas cándidas y las conciencias dúctiles no tengan dudas, se subraya el carácter terrorista de Hamás.

Empezando por lo último, no seré yo quien lo niegue. Sin embargo, añado inmediatamente que ese hecho no me sirve para dar cobertura moral a lo que a todas luces es una matanza programada, una operación de exterminio perpetrada por un estado que utiliza el terror desde que existe. Lo hace, además, amparado en una legalidad internacional de conveniencia —las resoluciones de la ONU se las pasa por la sobaquera— y sin el menor reproche de los guardianes del orden planetario y sus palafreneros. De tanto en tanto, vemos un rasgado de vestiduras seguido de una coreografía negociadora con manos estrechadas, abrazos, discursos rebajados de tono y hasta algún premio Nobel. Todo muy bonito, hasta que las presuntas buenas intenciones estallan por los aires por una razón bien simple: Israel sabe que va ganando y no va a permitir que una paz acordada reduzca lo que puede obtener por la fuerza y a un precio de sangre no solo asumible sino convertible en munición para completar el genocidio en nombre, qué asco, del legítimo derecho a la defensa.

Hace poco ví, vimos, en TV, unas imágenes que confieso me emocionaron.

Era el nuevo Papa Francisco reunido con el presidente israelí Shimon Peres y el líder palestino Mahmud Abas quienes se abrazaron y realizaron juntos una oración por la paz. No había visto nada igual en mi vida. Ni los esfuerzos de diferentes presidentes de tantos países, ni la ONU ni el sursum corda habían logrado tanto. La cosa prometía.

Pero hete aquí que extremistas hay en ambos lados. Y a esos definitivamente no les interesa la Paz, no les interesa negociar ni romper definitivamente el diabólico círculo del odio bilateral.

Recordemos como empezó esta debacle después de un tiempo de tranquilidad relativa: la muerte de tres chavales judíos. La chispa que prendió el fuego.

Está claro que quién lo hizo sabía lo que venía detrás. Estaba cantado. Los judíos, estamos cansados de verlo, no se iban a quedar de brazos cruzados, no iban a poner la otra mejilla.

Es triste, pero mientras el odio enfermizo permanezca en el corazón de ambos pueblos, esto no lo arregla ni el Tato. Las declaraciones de una madre de los chicos asesinados llamando a la paz, fueron estremecedoras pero evidentemente inútiles.Ahora dice Israel que la muerte de los tres chavales judíos no fueron los palestinos. Y ahora ¿que?.

Mi pregunta es "cuantos muertos han causado los misiles lanzados por Hamas" . Para mi son estúpidos los de Hamas por lanzar misiles(para mi son cohetes o petardos)que apenas hacen ningún daño. Para que perder el tiempo lanzando esos fuegos artificiales si no van a hacer ninguna destrucción? Han caído ya cientos de misiles y cuantos muertos han causado? Eso da justificación a Israel para lanzar bombas de verdad que matan y destruyen al pueblo palestino.
Así es como lo veo yo. Si vas a la guerra es para ganar y no para sacrificarte. No saben los palestinos que el mundo es indiferente a sus sacrificios? No ven los palestinos que no importa cuantos mueran el mundo no va a considerar este sacrificio. Las cosas son como son y mientras los EEUU sean los dueños del mundo su aliado Israel y sus ambiciones territoriales serán protegidas por el Imperio americano.