Pobladura de Somoza - Leon

EL RETORNO

Apuntes para escribir sobre nuestra vuelta a Pobladura después de
veinte meses de ausencia, siendo la causa la enfermedad de Mari.

La vuelta estuvo preñada de recuerdos y añoranzas, pero sobre todo del milagro que significaba simplemente el retorno. Nunca pensé que pudiéramos volver después del infierno que nos toco vivir ¡ese es el milagro!.
En dos años todo había cambiado, cada curva de la carretera era un descubrimiento, el paisaje tantas veces recorrido con la mirada se presentaba desafiante y hermoso, los olores, la frondosidad de los castaños, los robles y los helechos; todo un reencuentro pleno. Teníamos ansia de abrazarlo todo con la mirada, de absorberlo con ímpetu. El alejamiento forzoso nos daba fuerzas, para redescubrir los lugares queridos, y visitar los más recónditos rincones. Este reencuentro nos devolvía la felicidad que gozamos antaño en estas tierras.
Llegamos a casa y como todos los hogares que llevan un tiempo sin habitar presentaba signos evidentes de abandono; teníamos trabajo, pero la alegría era tal que, enseguida la morada comenzó a devolvernos el cariño que derramamos en ella. Los vecinos vinieron enseguida a interesarse por Mari y su salud, también traían presentes, cosas de huerta; todo era bienvenido en casa: el pueblo se puso de gala como si tuviera sentimiento de que nuestra ausencia había sido forzosa. La escuela estaba restaurada, la iglesia también, todo era un milagro, ¡que recibimiento! Nos faltaban palabras para agradecer toda esta sinfonía de colores y olores que la naturaleza ponía en nuestro retorno. Y como colofón ¡la fiesta! Que coincidencia, después de diecisiete años el pueblo hace fiesta, suenan las campanas, tiran cohetes. Santa Lucia la patrona del lugar sale en procesión. Suena la música y veo con cariño como Mari recupera su humor, no para de bailar, quiere devorar todo lo que gira a su alrededor, recuperar los dos años que la enfermedad le quito. Baila, baila, gira y gira en una nube de frenesí, por un instante recuperado. Yo miro al cielo, y a la santa que se esconde en una nube, le hago un guiño; gracias pueblo, gracias castaños, gracias paisaje, gracias por volver a reencontrarnos con el terruño al que queremos tanto.

Pepe, eres el único que escribe. Sobre tus sentimientos, tus seres queridos...; sigue haciéndolo, para que el resto sigamos leyendo. Besos

Gracias por el apoyo. Si me puedes dar una pista, para saber quien eres, té lo agradecería. Tener un seguid@r, es bueno, pero que no sea anónimo. Besos.

Eres inteligente, tienes que averiarlo...