El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 61ª Sección Porque con aquellos propósitos y ofrecimientos, que entonces hizo de corazón, mereció ser reprendido y advertido entre todos; porque sin duda el Señor a los que ama corrige y los buenos propósitos siempre le agradan, aunque después en la ejecución desfallezcamos, como le sucedió al más fervoroso de los Apóstoles. Pedro, la tercera vez que volvió Jesús, a despertar a todos los Apóstoles, porque ya Judas Iscariote venía cerca para entregarle en manos de sus enemigos.- Mientras tanto, María que estaba acompañada de los otras mujeres las dijo: Mi alma está triste, porque ha de padecer y morir mi amado Hijo y Señor y no he de morir yo con él, ni conocer sus tormentos. Orad, amigas mías, para que no os atrape la tentación. Y dichas estas razones, se alejó de ellas un poco y, acompañando la oración que hacía Jesús en el huerto, hizo la misma súplica, como a ella le tocaba y conforme a lo que conocía de la voluntad humana de su Hijo, y volviendo por los mismos intervalos a exhortar a las tres mujeres, porque también conoció la indignación del Dragón contra ellas, continuó la oración y petición y María misma, sintió otra agonía como la del Salvador, y lloró la reprobación de los prescitos, porque se le manifestaron grandes sacramentos de la eterna predestinación y reprobación. Hay predestinación a la Gloria, pero no hay predestinación previa y antecedente al infierno. Los que se condenan lo hacen por su propia culpa.- Y para imitar en todo al Redentor del mundo y cooperar con él, tuvo María otro sudor de sangre semejante al de su Hijo Jesús, y por disposición de la Divina Trinidad le fue enviado a María el Arcángel Gabriel para que la confortase, como el Arcángel Miguel a Jesús. Y el santo príncipe la propuso y declaró la voluntad del Altísimo, con las mismas razones que Miguel habló a su Hijo, porque en ambos, era la misma petición y la causa del dolor y tristeza que padecieron.- María, se había prevenido de algunos paños para usarlos con su Hijo, en la pasión que le había de suceder y entonces envió algunos de sus Ángeles con una toalla al huerto, donde el Señor estaba sudando sangre, para que le limpiasen su venerable rostro, y así lo hicieron los ministros del Altísimo, que por el amor de Madre y por su mayor merecimiento condescendió Su Majestad a este piadoso y tierno afecto. Cuando llegó la hora de prender a Jesús, esto lo declaró la dolorosa Madre a las tres Marías y todas se lamentaban con amargo llanto, señalando a María Magdalena, como la más inflamada en el amor y piedad fervorosa hacia Jesús.- Jesús acompañado de los tres Apóstoles, se llegó hasta donde había dejado a los otros ocho Apóstoles y hallándolos también dormidos les dijo: Bien podéis dormir y descansar, que ya llegó la hora en que veréis al Hijo del Hombre entregado en manos de los pecadores. Pero basta; levantaos, y vamos, que ya está cerca el que me ha de entregar, porque me tiene ya vendido. Y ordenó el Divino Maestro que todos juntos debajo de su cabeza, en forma de congregación y de un cuerpo místico, salieron al encuentro de sus propios enemigos.- La traición de Judas Iscariote.- Judas Iscariote, como si él mismo se tratase de un Caudillo, sale acompañado de mucha gente, y de los soldados dirección al monte de los Olivos, para prender a Jesús. Armados y prevenidos, de cadenas, de hachas y antorchas encendidas.- 301 Jesús se adelantó en el paso a sus Apóstoles, para salir al encuentro de los que venían a detenerlo y en su interior habló y dijo: Pasión deseada de mi alma, dolores, llagas, afrentas, penalidades, aflicciones y muerte de mala persona, llegad, llegad presto, que el incendio del amor que tengo para la salvación de los mortales os aguarda. Llegad al inocente entre las criaturas, que conoce vuestro valor y os ha buscado, deseado y solicitado, os recibe de su propia voluntad con alegría. Os he comprado con mis ansias de poseeros y os aprecio por lo que merecéis. Quiero remediar y acreditar vuestro desprecio, levantándoos al lugar y dignidad muy eminente. Venga la muerte, para que admitiéndola sin merecerla, alcance de ella el triunfo y merecer la vida de los que la recibieron por castigo del pecado. Permito que me desamparen mis amigos, porque yo solo quiero y puedo entrar en la batalla, para ganarles a todos en el triunfo y la victoria. Con esta petición y oración, se entregó el Cordero, el Hijo de Dios humanizado, para la Remisión de toda la humanidad.- Dada la señal por Judas Iscariote, llegaron hasta Jesús los soldados que venían a prenderle, y se presentaron cara a cara, como dos escuadrones encontrados que jamás hubo en el mundo. Porque de una parte estaba Jesús, como Dios y como hombre, como capitán y como cabeza de todos los justos, acompañado de los once Apóstoles que le fueron fiel, y con ellos, asistían innumerables Espíritus Angélicos que admirados del espectáculo le bendecían a Jesús y lo adoraban, no vistos a los ojos de los hombres. De la otra parte venía Judas Iscariote como autor de la traición, armado de la hipocresía y de toda maldad, con muchos soldados, algunos ministros judíos y gentiles. Y entre este escuadrón venía Lucifer con gran número de demonios, incitando y adiestrando a Judas Iscariote y a sus aliados.- Jesús hablo con los soldados y les preguntó: ¿A quién buscáis? Respondieron ellos: A Jesús Nazareno. Replicó el Señor, y dijo: Yo soy. Acto seguido Malco, un criado de los pontífices se adelantó para prender a Jesús. Los Apóstoles estaban turbados y afligidos de temor. Pedro se encendió más que los otros Apóstoles en el celo de la honra y en la defensa de su Divino Maestro. Y sacando una espada que tenía, lanzó un golpe de espada a Malco y le seccionó una oreja.- Jesús tomando la oreja cortada, se la restituyó al siervo Malco, dejándosela en su lugar con perfecta sanidad como antes la tenía, y volviéndose Jesús hacia Pedro le dijo: Vuelve la espada a su lugar, porque todos los que la tomaron para matar, por ella perecerán. ¿No quieres que beba yo el cáliz que me dio mi Padre? ¿Y piensas tú que no le puedo yo pedir a mi Padre legiones de Ángeles para mi defensa, Él me las daría, pero luego ¿cómo se cumplirán las Escrituras y profecías ya escritas?.- Con esta amorosa corrección quedó advertido e ilustrado Pedro, como cabeza de la nueva Iglesia Evangélica y Cristiana, y que sus armas para establecerla y defenderla habían de ser de potestad espiritual y que la Ley del Evangelio no enseñaba a pelear ni vencer con espadas materiales, sino con la humildad, la paciencia, la mansedumbre y la caridad perfecta, venciendo al demonio, al mundo y a la carne; mediante estas victorias de la virtud. Jesús, volviéndose hacia los que le querían prender les dijo: Como si fuera ladrón venís con armas y con lanzas a prenderme, y nunca lo habéis hecho cuando estaba cada día entre vosotros, enseñando y predicando en el templo; pero ésta es vuestra hora y la hora del poder de las tinieblas.- 302 María instruye a Sor María de Jesús y la dice: Muchos son los infieles, muchos los malos Católicos y Cristianos, que como hipócritas, y que con el nombre de cristianos, le venden y entregan y de nuevo le quieren crucificar. Llora por todos estos males que entiendes y ya conoces.- María sigue el relato de la Pasión y dice: Mi Hijo Jesús, después de haber sido prendido y atado, demostrando una mansedumbre desproporcionada a lo que estaba sucediendo, y después de haber escuchado palabras tan dulces y poderosas que salieron de Él, y que sus milagros y doctrina sobre tan inculpable conversación de vida no habían podido aplacar la ira de los ministros, ni templar la envidia de los pontífices y fariseos, quedaron muy turbados los afligidos Apóstoles. Y con el natural temor se acobardaron, y perdiendo el ánimo y el consejo de su Maestro, comenzando a vacilar en todos ellos la fe, y huyeron sin ser vistos ni detenidos por los judíos y soldados que prendieron a mi Hijo.- Anduvo también Lucifer en esta fuga de los Apóstoles, y por una parte deseaba extinguir la Doctrina del Salvador del mundo y a todos sus discípulos, para que no quedara memoria de ellos, y para esto era conforme a su deseo que fuesen presos y muertos por los judíos. Y Lucifer, procuró incitar a los Apóstoles y turbarlos con sugestiones, para que huyesen y no viesen la paciencia de su Maestro en la pasión, ni fuesen testigos de lo que en ella sucediese.- Los Apóstoles, se separaron los unos de los otros, huyendo por diferentes partes. Solo Pedro y Juan Evangelista se mantuvieron juntos para seguir de lejos a su Maestro hasta ver el fin de su pasión. Cada uno de los once Apóstoles pasaba una contienda de sumo dolor y tribulación, que les apresaba el corazón sin dejarles consuelo ni descanso alguno. Peleaba en su interior la razón, la gracia, la fe, el amor y la verdad; de otra las tentaciones, el temor la cobardía y la tristeza. La razón y la luz de la verdad les reprendían su inconstancia y deslealtad en haberle desamparado y abandonado a su Maestro, huyendo como cobardes del peligro de su negligente inobediencia y descuido en orar y prevenirse contra las tentaciones, como su Maestro se lo había mandado. Más en su interior más íntimo, también sentían el amor que le tenían a Jesús, por su amable conversación y dulce trato, por su Doctrina y maravillas, y esto, les animaba y movía para buscarle, y nuevamente se ofrecían al peligro y a la muerte como fieles siervos y discípulos de Jesús.- Jesús es prendido en el huerto de los Olivos.- Jesús fue atado en el huerto, atormentándole no sólo en las manos con las sogas y cadenas, sino con las lenguas, porque como serpientes venenosas arrojaron la sacrílega ponzoña que tenían, con blasfemias, contumelias y nunca oídos oprobios contra la persona que adoraban los Ángeles y los hombres y le magnifican en el cielo y en la tierra. Jesús. Mientras era conducido para ser interrogado, se acordaba de su Madre y consideraba su dolor incomparable y la necesidad que tendría su Madre de consuelo.- Partieron todos del monte de los Olivos, con gran tumulto y vocería, llevando en medio al Salvador del mundo, tirando unos de las sogas de adelante y otros de las que llevaba a las espaldas asidas de las muñecas, y con esta violencia nunca imaginada unas veces le hacían caminar aprisa atropellándole, otras le volvían atrás y le detenían, otras le arrastraban a un lado y al otro, a donde la fuerza diabólica los movía. Muchas veces le derribaban en tierra y, como llevaba las manos atadas, daba en ella con su venerable rostro, lastimándose y recibiendo en él heridas y mucho polvo de la tierra, y que se le quedaba pecado en el rostro. Y en estas caídas arremetían contra él, dándole el gentío de puntillazos y patadas, atropellando y pisándole, pasando sobre su real persona en la cara y la cabeza y, celebrando estas injurias con risas y así se mofaban de Jesús.- 303 Comienzo del interrogatorio de Jesús ante Anas.- Jesús, fue conducido a casa del Pontífice Anas y después fue conducido a la casa de Caifás; donde le esperaban los escribas, y los fariseos. Y como el Divino Maestro a vista de su pérfido discípulo era tan maltratado y atormentado con blasfemias y con heridas y que todo lo sufría en silencio, mansedumbre y paciencia tan admirable. Judas Iscariote, siendo testigo de todo esto, comenzó a recordar sobre su propia alevosía. Conociendo que solo él era la causa de que un hombre tan inculpable y bienhechor, fuese tratado con tan injusta crueldad sin merecerlo. Acordándose de los milagros que había visto, de la doctrina que oyó, de los beneficios que le hizo y también se acordó de la piedad y de la mansedumbre de María y la caridad, que a ella misma le había solicitado, Judas Iscariote recordaba todos los pecados juntos que él mismo había cometido.- Con estos y otros pensamientos que le arrojó Lucifer, quedó lleno de confusión, tinieblas y despechos y muy rabioso contra sí mismo. Y retirándose de todos, se dispuso él mismo para arrojarse desde lo alto de la casa del pontífice, pero no lo pudo hacer. Judas Iscariote salió fuera y como una fiera, indignado contra sí mismo, se mordía los brazos y manos y se daba de golpes en la cabeza contra la pared, y se tiraba del pelo.- Jesús, preso y atado, es conducido a casa del Pontífice Anas; Iba prevenido aquel turbulento escuadrón de soldados y ministros con las advertencias del traidor discípulo, que no se fiasen de su Maestro, que lo llevaban muy amarrado y atado, porque era hechicero y se les podría salir de entre las manos. Lucifer y sus príncipes de tinieblas ocultamente los irritaban y provocaban, para que impía y sacrílegamente tratasen a Jesús sin humanidad ni decoro. Y como todos eran instrumentos obedientes a la voluntad de Lucifer, nada que se les permitió dejaron de ejecutar contra la persona de su mismo Creador.- Jesús fue atado con una cadena de grandes eslabones de hierro, rodeándole la cintura y el cuello, de donde colgaban los dos extremos de esta cadena, y en ellos había unas argollas con que encadenaron también las manos de Jesús y así argolladas las manos, se las pusieron a la espalda. Esta cadena la llevaron de la casa de Anas, que servía para levantar la puerta de un calabozo que era levadiza.- María que se encontraba a corta distancia, miraba por visión clara todo lo que se iba ejecutando en la persona de su Hijo, y cuando vio el atrevimiento de Lucifer. Usando la autoridad y poder, María, la Señora y Reina del Cielo y del Tierra, le mandó que no llegase a ofender a Jesús como intentaba. Y al punto desfallecieron las fuerzas de este enemigo y no pudo ejecutar su deseo, porque no era conveniente que su maldad se interpusiese de aquel modo en la pasión y muerte del Redentor. Pero a Lucifer se le dio permiso para que provocase con sus demonios contra el Señor y todos ellos a los judíos autores de la muerte del Salvador, porque tenían el libre albedrío para consentir o disentir.- 304 Así lo hizo Lucifer, que volviéndose a sus demonios les dijo: ¿Qué hombre es éste que ha nacido en el mundo, y con su paciencia y sus obras así nos atormenta y destruye? Ninguno hasta ahora tuvo tal igualdad y sufrimiento en los trabajos desde Adán acá. Nunca vimos entre los mortales semejante humildad y mansedumbre. Más Lucifer seguía diciendo: Si éste es el Mesías, sin duda abrirá el cielo y cerrará el camino por donde llevamos a los hombres a nuestros eternos tormentos y quedaremos vencidos y frustrados en nuestros intentos. Y cuando no sea más que puro hombre, no puedo sufrir que deje a los demás tan fuerte ejemplo de paciencia. Venid, pues, ministros de mi altiva grandeza y persigámosle por medio de sus enemigos, que como obedientes a mi imperio han admitido contra él la furiosa envidia que les he comunicado. A toda la desapiadada indignación que Lucifer despertó y fomentó en aquel escuadrón de los judíos se sujetó el autor de nuestra salud, ocultando el poder con que los pudiera aniquilar o reprimir, para que nuestra redención fuese más copiosa. Y llevándolo atado y maltratado, llegaron a casa del Pontífice Anas, ante quien le presentaron como malhechor y digno de muerte.- Era costumbre de los judíos presentar así atados a los delincuentes que merecían el castigo capital, y aquellas prisiones eran como testigos del delito que merecía la muerte, y así le llevaban como intimándole la sentencia antes que se la diese el juez. Salió el sacerdote Anas a una gran sala, donde se asentó en el estrado tribunal que tenía, muy lleno de soberbia y arrogancia. Y luego se puso a su lado el príncipe de las tinieblas Lucifer, rodeándole de gran multitud de demonios, de ministros y de soldados. Le presentaron a Jesús preso y atado y le dijeron: Señor, traemos aquí este mal hombre que con sus hechizos y maldades ha inquietado a toda Jerusalén y Judea, y esta vez no le ha valido su arte mágica para escaparse de nuestras manos y poder.- Estaba Jesús asistido de Ángeles que le adoraban y confesaban, admirados de los incomprensibles juicios de su sabiduría, porque Su Majestad consentía ser presentado como reo y pecador, y el inicuo sacerdote se manifestaba como justo y celoso de la honra del Señor, a quien pretendía quitarle con la vida. Anas, preguntó por sus discípulos y qué doctrina era la que predicaba y enseñaba. Esta pregunta la hizo para calumniar la respuesta, si decía alguna palabra que motivase para acusarle. Jesús respondió con humildad y alegre semblante a la pregunta de su Doctrina y Jesús dijo: Yo siempre he hablado en público, enseñando y predicando en el templo y en la sinagoga, donde concurren los judíos, y nada he dicho en lo culto.- Llegaron a casa de Anas Pedro y Juan Evangelista, y éste como era muy conocido en ella, entró fácilmente, quedando fuera Pedro, hasta que la portera, que era una criada del Pontífice, a petición de Juan le dejó entrar, para ver lo que sucedía.Entraron los dos Apóstoles en el patio de la casa antes de la sala del Pontífice, y Pedro se llegó al fuego que allí tenían los soldados, porque la noche era fría. Y la portera miró y reconoció a Pedro como discípulo de Jesús y llegándose a él le dijo: ¿No eres tú también de los discípulos de este Hombre? Esta pregunta de la criada fue realizada con desprecio y Pedro se avergonzó con gran flaqueza. Y poseído del temor respondió y dijo: Yo no soy discípulo suyo. Y con esta respuesta salió fuera de la casa de Anas, aunque luego siguiendo a su Maestro fue también a la de Caifás, donde negó a Jesús otras dos veces. La Madre de Jesús, que estaba atenta a todo lo que ocurría, lloró con amargura y nunca cesó en este llanto.- 305 |