El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 27ª Sección nos ha desterrado de nuestra posesión que teníamos en aquellas personas de donde nos arrojó. Esto es muy digno de reparo, y sólo por lo que se ha mostrado en estas ocasiones merece mi indignación. Determino perseguirla y rendirla y que vosotros me ayudéis en esta empresa con todas vuestras fuerzas y malicia; que quien se señalare en esta victoria, recibirá grandes premios de mi gran poder.- Toda la infernal canallada, que atentos oyeron a Lucifer, alabaron y aprobaron sus intentos, y le dijeron no tuviese cuidado que por aquella mujer se desharían ni menguarían sus triunfos, pues tan pujante estaba su poder y debajo de él tenía casi todo el mundo. Y luego fueron arbitrando los medios que tomarían para perseguir a María, por mujer señalada y singular en santidad y virtudes, y no por Madre del Verbo humanizado, que entonces, como he dicho ignoraban los demonios el sacramento escondido. De este acuerdo se le siguió luego a la divina Princesa una larga contienda con Lucifer y sus ministros de maldad, para que muchas veces le quebrantase la cabeza a este Dragón Infernal. Y aunque ésta fue gran batalla contra él, y muy señalada en la vida de esta gran Señora, pero después tuvo otra mayor, cuando quedó en el mundo, después de la subida de su Hijo santísimo a los cielos.- Otros demonios respondían que no era posible ser aquella mujer la Madre del Mesías que aguardaban los fieles, porque, a más de tener marido, ella y él eran muy pobres y humildes y poco celebrados en el mundo, y no se manifestaban con milagros y prodigios, ni se dejaban estimar ni temer de los hombres.- Anduvo Lucifer algunos días acechando y reconociendo la condición natural de María santísima, su complexión, compostura, sus inclinaciones y el sosiego de sus acciones, tan iguales y medidas, que era lo que a este enemigo no se le encubría. Y conociendo que todo esto era tan perfecto y la condición tan dulce y que todo junto era un muro invencible, volvió a consultar a los demonios, proponiéndoles la dificultad que sentía en aquella mujer para tentarla y que era empresa de gran cuidado. Fabricaron todos grandes y diversas formas de tentaciones con que acometerla, ayudándose unos a otros en esta demanda.- Y Dios, para vestir de nueva fortaleza a la invencible Señora contra la osadía loca de aquel alevoso Dragón y sus cuadrillas, se movió la humanidad santísima y estuvo como en pie en el tabernáculo virginal, como en forma de quien se opone y sale al encuentro de la batalla, indignado contra los príncipes de las tinieblas. En esta postura hizo oración al Padre eterno, pidiéndole renovase sus favores y gracias con su misma Madre, para que fortalecida de nuevo quebrantase la cabeza de la serpiente antigua, para que humillado y oprimido por una mujer quedasen frustrados sus intentos y debilitadas sus fuerzas, y la Reina y Señora de las alturas, saliese victoriosa y triunfando del infierno, con gloria y alabanza del mismo ser de Dios y de la Madre.- Como lo pidió Cristo, así lo concedió y decretó la Divina Trinidad. Y luego por un modo inefable se le manifestó a María su Hijo santísimo que tenía en su vientre, y en esta visión se le comunicó una abundantísima plenitud de bienes, gracias y dones.- María, con la nueva sabiduría, conoció altísimos misterios y entendió que Lucifer tenía preparadas muchas fabulaciones y muchos soberbios y pensamientos para ser utilizados contra la gloria del mismo Señor, y que la arrogancia de este enemigo se extendía a beberse las aguas puras del Jordán.- 131 Y dándole el Altísimo estas noticias, la dijo Su Majestad: Esposa y paloma mía, el sediento furor del Dragón infernal es tan insaciable contra mi santo nombre y contra los que le adoran, que sin excepción de nadie a todos pretende derribar y borrar mi nombre de la tierra de los vivientes con osadía y presunción formidable. Yo quiero, amada mía, que tú vuelvas por mi causa y defiendas mi honor santo, peleando en mi nombre con este cruel enemigo; que yo estaré contigo en la batalla, pues estoy en tu virginal vientre.- Y antes de salir al mundo, quiero que con mi virtud Divina los destruyas y confundas, porque están persuadidos que se acerca la redención de los hombres y desean, primero que llegue, destruir a todos y ganar las almas del mundo sin reservar alguna. De tu fidelidad y amor fío esta victoria. Tú pelearás en mi nombre y yo en ti con este Dragón y serpiente antigua.- Este aviso del Señor, y la noticia de tan ocultos sacramentos, hicieron en el corazón de María tales efectos. Y sabiendo que era voluntad de su Hijo santísimo que María su Madre, defendiera la honra del Altísimo, se inflamó tanto en su divino amor y se vistió de fortaleza tan invencible, que si cada uno de los demonios fuera un infierno entero con el furor y malicia de todos, fueran unas flacas hormigas y muy débiles para oponerse a la virtud incomparable de María; A todos los aniquilara y venciera con la menor de sus virtudes y celo de la gloria y honra del Señor. Ordenó este divino protector y amparador nuestro dar a su Madre este glorioso triunfo sobre el infierno, para que no se levantase más la soberbia arrogante de sus enemigos, cuando se apresuraban tanto a perder el mundo antes que llegase su remedio, y para que los mortales se hallen obligados, no sólo a tan inestimable amor de su Hijo santísimo, sino que también a nuestra divina reparadora y defensora, que saliendo a la batalla le detuvo, le venció, le oprimió, para que no estuviese más incapaz y como imposibilitado el linaje humano de recibir a su Redentor.- A este conflicto y batalla contra Lucifer se ofreció la obediente María, por la honra de su Hijo santísimo, su Dios y nuestro. Respondió a lo que la mandaba, y dijo: Altísimo Señor y bien mío, de cuya bondad infinita he recibido el ser y gracia y la luz que confieso; vuestra soy toda, y Vos, Señor, sois por vuestra dignación Hijo mío; haced de vuestra sierva lo que fuere de mayor gloria y agrado vuestro; que si vos, Señor, estáis en mí y yo en vos, ¿quién será poderoso contra la virtud de vuestra voluntad? Yo seré instrumento de vuestro brazo invencible; dadme vuestra fortaleza, y venid conmigo, y vamos contra el infierno y a la batalla contra el dragón y todos sus aliados. Mientras María hacía esta oración, salió Lucifer arrogante y soberbio contra ella, que a todas las demás almas, de cuya perdición está sediento, las reputaba por cosa de muy poco aprecio.- Para dar principio a la batalla, traía consigo Lucifer las siete legiones con sus principales cabezas, que señaló, desde que Dios lo expulsó de luda, propiciando su caída del Cielo, para que tentasen a los hombres en los siete pecados capitales. Y a cada uno de estos siete escuadrones encargó la demanda contra la Princesa inculpable de María, para que en ella y contra ella estrenasen su valor y resolución. Estaba la invencible María en oración y, permitiéndolo entonces el Señor, comenzó la Batalla contra María.- La Primera Legión: Actúa Contra la SOBERBIA: Para tentar a María sobre la Soberbia, que era el especial ministerio de estos enemigos, y para disponer las pasiones o inclinaciones naturales, alterando los humores del cuerpo, que este es el modo común de los Demonios, para tentar a otras almas. Procuraron los Demonios, acercarse a María, juzgando Lucifer, que María era como las demás criaturas de pasiones desordenadas por la culpa; pero no pudieron acercarse a ella tanto como deseaban, porque sentían una invencible virtud y fragancia de su santidad, que los atormentaba más que el mismo fuego en el que padecían en su cárcel infernal. Y con ser esto así, y que el semblante sólo de María les penetraba con sumo dolor, con todo era tan furiosa y desmedida la rabia que concebían, que pospusieron este tormento, porfiando y forcejando para llegarse más, deseando ofenderla y alterarla.- 132 Era grande el número de los demonios, y María una sola y pura mujer, pero sola ella era tan formidable y terrible contra ellos como muchos ejércitos bien ordenados. Se le presentaban cuanto podían estos enemigos con antiquísimas fabulaciones, pero la soberana María, no se movió, ni alteró, ni mudó el semblante ni el color; no hizo caso de ellos, ni los atendía más que si fueran debilísimas hormigas; los desprecio con invicto y magnánimo corazón; porque esta guerra, como se hace con las virtudes, no ha de ser con extremos, estrépito ni ruido, sino con serenidad, con sosiego, paz interior y modestia exterior. Tampoco pudieron alterarla las pasiones ni apetitos, porque esto no caía debajo de la jurisdicción del demonio en María, que estaba toda subordinada a la razón, y ésta a Dios, y no había tocado en la armonía de sus potencias el golpe de la primera culpa ni la había desconcertado, como en los demás hijos de Adán. Y aunque ellos ignoraban la inocencia y justicia original de María, y por eso no alcanzaban tampoco que no la podían ofender las comunes tentaciones, pero en la grandeza de su semblante y constancia conjeturaban su mismo desprecio y que estas fabulaciones, la ofendían muy poco. Y no sólo era poco, sino nada de nada.- Tomaron estos demonios figuras corpóreas, terribles y espantosas, y añadiendo crueles aullidos y tremendas voces y bramidos, fingían grandes ruidos, amenazas y movimientos de la tierra y de la casa, que amenazaba ruina, y otros desatinos semejantes, para turbar, espantar o mover a la Princesa del mundo; que sólo con esto, o retraerla de la oración, se tuvieran por victoriosos. Pero el invencible y dilatado corazón de María, ni se turbó, ni alteró, ni hizo mudanza alguna.- Lucifer y sus demonios, estos lobos hambrientos mudaron su piel y tomaron la de oveja, dejando las figuras espantosas y transformándose en Ángeles de luz muy resplandecientes y hermosos. Y llegándose a María la dijeron: Venciste, venciste, fuerte eres, y venimos a asistirte y premiar tu invencible valor. Y con estas lisonjas fabulosas la rodearon, ofreciéndola su favor, pero la prudentísima María recogió todos sus sentidos y, levantándose sobre sí por medio de las virtudes infusas, adoró al Señor en espíritu y en verdad y, despreciando los lazos de aquellas lenguas inicuas y fabulosas mentiras, habló a su Hijo santísimo y le dijo: Señor y mi Dueño, fortaleza mía, luz verdadera de la luz, sólo en vuestro amparo está toda mi confianza y la exaltación de vuestro santo nombre. A todos los que lo contradicen, yo te matizo, que aborrezco y detesto. Perseveraban los obradores de la maldad en proponer insanias falsas a la Maestra de la ciencia y en ofrecer alabanzas fingidas sobre las estrellas a la que se humillaba más que las ínfimas criaturas; y la dijeron que la querían señalar entre todas las mujeres y hacerla un exquisito favor, que era elegirla en nombre del Señor por Madre del Mesías y que fuese su santidad sobre los Patriarcas y Profetas.- El autor de esta maraña fue el mismo Lucifer, cuya malicia se descubre en ella para que otras almas la conozcan; pero para la Reina y Señora del Cielo era ridícula esta propuesta, ofrecerle lo que ella era, y ellos eran los engañados y alucinados no sólo en ofrecer lo que ni sabían ni podían dar, sino en ignorar los sacramentos del Rey del Cielo que se encerraban en la dichosísima mujer que ellos perseguían. Con todo esto fue grande la iniquidad del Dragón, porque sabía él, que no podía cumplir lo que prometía, pero quiso rastrear si acaso a María por si lo era, o si daba algún indicio de saberlo. No ignoró la prudencia de María esta duplicidad de Lucifer, y despreciándola estuvo con admirable severidad y entereza. Y lo que hizo entre las adulaciones falsas fue continuar la oración y adorar al Señor postrándose en la tierra y confesándole se humillaba a sí misma y se reputaba por la más despreciable de las criaturas que el mismo polvo que pisaba; y con esta oración y humildad degolló María, la soberbia presuntuosa de Lucifer todo el tiempo que le duró esta tentación. Y en lo demás que en ella sucedió, la sagacidad de los demonios, su crueldad y fabulaciones mentirosas que intentaron. Se fueron vencidos estos enemigos de la Primera Legión.- 133 La Segunda Legión: Actúa Contra la AVARICIA: Se presentaron ante María: Esta Legión de Demonios, y le ofrecieron grandes riquezas, plata, oro, joyas y piedras muy preciosas: y porque no pareciesen promesas en el aire, le pusieron delante muchas cosas de todo esto, aunque aparentes, pareciéndoles que el sentido tiene gran fuerza para incitar a la voluntad de la presente deleitable. Añadieron a este engaño otros muchos de razones dolosas, y le dijeron a María, que Dios le enviaba todo aquello para que lo distribuyese con los pobres. Y como nada de esto admitiese, mudaron el ingenio y la dijeron que era injusta cosa estar ella tan pobre, pues era tan santa, y que más razón había para que fuese Señora de aquellas riquezas que otros pecadores y malos; que lo contrario fuera injusticia y desorden de la providencia del Señor, tener pobres a los justos y ricos, y prósperos a los malos y enemigos.- En todas las tentaciones contra María, era esto verdad; pero en esta de la avaricia era más desatinada la malicia de la serpiente, pues tendía la red en todas las cosas terrenales y viles contra la fénix de la pobreza, que tan lejos de la tierra había levantado su vuelo sobre los mismos serafines. Nunca la prudentísima María, aunque estaba llena de sabiduría Divina, se puso a razones con estos enemigos: como tampoco debe nadie hacerlo, pues ellos pugnan con la verdad manifiesta y no se darán por convencidos de ella aunque la conozcan. Y vencidos estos Demonios de la Segunda Legión, irritados todos ellos se fueron.- La Tercera Legión llegó: Y esta actúa Contra la LUJURIA: Llegó el inmundo Príncipe que tienen en la flaqueza de la carne; y en ésta forcejaron más, porque hallaron más imposibilidad para ejecutar cosa alguna de las que deseaban; y así consiguieron menos, si menos puede haber en unas que en otras. Intentaron introducirle algunas sugestiones y representaciones feas y fabricar otras monstruosidades indecibles. Pero todo se quedó en el aire, porque María, cuando reconoció la condición de este vicio, se recogió toda a su interior y dejó suspendido todo el uso de sus sentidos sin operación ninguna, y así no pudo tocar en ellos sugestión de cosa alguna, ni entrar especie a su pensamiento, porque nada llegó a sus potencias. María con la voluntad fervorosa renovó muchas veces el voto de castidad en la presencia interior del Señor, y mereció más en esta ocasión que todas las vírgenes que han sido y serán en el mundo. Y el Todopoderoso le dio en esta materia tal virtud, que no despide el fuego encerrado en el bronce la munición que está delante con tal fuerza y presteza, como eran arrojados los enemigos cuando intentaban tocar a la pureza de María con alguna tentación. Y cansados y vencidos, todos los Demonios se retiraron, con indignación furiosa en todos ellos.- 134 La Cuarta Legión: Actúa Contra la IRA: Estos Demonios, atacaron contra la mansedumbre y paciencia, procurando mover la ira de la mansísima paloma. Y esta tentación fue más molesta, porque los enemigos trasegaron toda la casa, rompieron y destrozaron todo cuanto había en ella, en ocasiones y con tal modo que más pudieran irritar a la mansísima Señora; y todo este daño repararon luego sus Ángeles que la guardaban y custodiaban. Vencidos en esto los demonios, tomaron figuras de algunas mujeres conocidas de María y fueron a ella con mayor indignación y furor que si lo fueran las verdaderas, y la dijeron exorbitantes contumelias, atreviéndose a amenazarla y quitarle de su casa algunas cosas de las más necesarias. Pero todas estas maquinaciones eran frívolas para quien los conocía como María, que no hicieron ademán, ni acción alguna que no la penetrase, aunque se abstraía totalmente de ellas, sin moverse ni alterarse, sino con majestad de Reina lo despreciaba todo. Temieron los malignos espíritus que eran conocidos, y por eso despreciados y vencidos por María, tomaron otro instrumento de una mujer verdadera, de condición acomodada para su intento.- A ésta la movieron contra María con un arte diabólico, porque tomó un demonio la forma de otra su amiga y la dijo que María la de José la había deshonrado en su ausencia, hablando de ella muchos desaciertos que fingió el demonio nuestro enemigo.- Esta engañada mujer, que por otra parte tenía muy ligera la ira, se fue toda muy enfurecida hacia María y la dijo en su rostro execrables injurias y vituperios. Pero María, dejándola poco a poco derramar el enojo concebido, la habló María con palabras tan humildes y dulces, que la trocó toda y le puso blando el corazón.- Y cuando estuvo más en sí, la consoló y sosegó, amonestándola se guardase del demonio, y dándola alguna limosna, porque era pobre, la despidió en paz; con que se desvaneció este enredo, como otros muchos de esta condición que fabuló el padre de la mentira Lucifer, no sólo para irritar a María, sino también para de camino desacreditarla. Pero el Altísimo previno la defensa de la honra de su Madre por medio de su misma perfección, humildad y prudencia, de tal suerte que jamás pudo el demonio desacreditarla en cosa alguna; porque ella obraba y procedía con todos tan mansa y sabiamente, que la multitud de fabulaciones que fraguaba el Dragón se destruían sin tener efecto. La igualdad y mansedumbre, que en este género de tentaciones tuvo la soberana Señora, fue de admiración para los Ángeles, y aun los mismos demonios se admiraban, aunque diferentemente, de ver tal modo de obrar en una criatura humana y mujer, porque jamás habían conocido a otra semejante a la que tenían delante.- La Quinta Legión: Actúa Contra la GULA (Avaricia de comer mucho): Aunque la antigua serpiente no le dijo a María que hiciera de las piedras pan, como después a su Hijo santísimo porque no le había visto hacer milagros tan grandes por habérsele ocultado, pero estos Demonios, tentándola como a la primera mujer con golosina; pusieron delante de María delante grandes regalos que con la apariencia convidasen y despertasen el apetito, y procuraron alterarla los humores naturales, para que sintiese alguna clase hambre ansiosa; con estas y otras sugestiones se cansaron en incitarla, para que atendiese a lo que la ofrecían.- 135 |