Agosto de través: PARTERAS, HERRADERAS, BAUTIZADORAS .... Antiguo mes de Sextilis.La piedre preferida; el sardónice. Una flor magnífica; la amapola de LANTANILLA. Las calendas de agosto, el mes de las brujas, la fiesta de San BARTOLO; uno de los tres días del año en que la puerta de los infiernos no permanece cerrada. El mes de los recien nacidos, el canto, el tributo, el reconocimiento a las antiguas parteras de un pueblo sin edad. Con su ayuda nacimos, con sus cuidados y su sapiencia estamos aquí. La señora Rosenda, la señora Maximina, la señora Olegaria y todas las antiguas parteras de Lantanilla. Las amas del parir, las mulies, las acompañadoras, las que iban por delante y manteniendo los nacimientos. Habían adquirido mayor experiencia que las otras mujeres en el arte de ayudar a nacer. Eran sus principales características: la sabiduria y el ingenio, su disposición y la diecrección, eran fuertes y esforzadas para no desmayar en lo que se vea en un mal parto. Eran madres antes de ejercer como parteras, lo habían heredado de otras mujeres o de sus abuelas. Aunque alguien afirmó un día que eran mujeres sin formación, mas que la propia experiencia, ¿por qué han aparecido en varias casas del pueblo libros titulados "Cartilla nueva, útil y necesaria en el oficio de partear? Desde la cercanía las recuerdo como aquellas parteras hebreas, vestidas de negro, que nunca hicieron caso de sus reyes: Si es hijo, matadlo. Si es hija, que viva. La señora Rosenda, la señora Olegaria, la señora Maximina y todas las parteras de Lantanilla. Las comadres del parir. Mujeres auxiliadoras de otras mujeres, de los que nacimos en los 20, 30, 40, 50, 60, 70... Mujeres que ejercían la labor de partear, sin sueldo, sin arrogancia. Mujeres que conocían los partos verticales, podálicos y naturalles. Mujeres que atendían a nuestras madres en aquellos "pabellones de nacimiento"; que no era otro lugar que cocinas labradas y alcobas sin miedo. Mujeres que siempre estuvieron al lado de las parturientas y que además sabían hacer brebajes curativos con unto de lagarto para aliviar el dolor del parto. ¡Parteras de Lantanilla. Las diosas del parir. Mujeres con tantos y tantos ahijados! No eran viejas con oficio. No llevaban afeites ni alcoholera. No echaban el mal de ojo ni causaban la ceguera. Siempre mujeres humildes, parteras, herraderas y hasta "bautizadoras". Mujeres parteras de Lantanilla: Merecéis el reconocimiento popular de todos los que gracias a vuestro saber nacimos. ¿Para cuando, autoridades, esa placa en una calle o una estatua que por ejemplo diga: "Fue su principal oficio ser mujer y esposa del señor..., madre de ... hijos y partera de cuarenta y siete años" Sois, parteras de Lantanilla, mujeres más Grandes que Margarita Tertre, Luisa Burgueis o Ana Voivín; las que revistas y prensa califican como las matronas de princesas y gente de buen vivir. En nombre de todos aquellos que no conocían eata historia, en nombre de aquellos que no pueden firmar, el más cálido y eterno reconocimiento a vuestra labor de todos los atravesados. |