Calzadilla de Los Hermanillos - Leon

Hay secciones que ya son habituales en Tierra Camala y así en ‘Del pueblo son’ describen el pendón de San Miguel de Montañán y Félix Pacho Reyero nos ofrece la segunda entrega del curioso artículo sobre ‘Los que venían por el pueblo’, en los que en esta ocasión habla de los hueveros, los pellejeros, los cómicos de la legua, los de la mona, los de la cabra, los cobradores de consumo y arbitrios, los agentes de seguros, los cagatintas (alguaciles y ‘otros mandaos’), los de la luz, los colchoneros, los gocheros, los vinateros... todo un mundo, casi mágico y perdido entre los que no faltaban los misioneros: “El párroco buscaba en una orden religiosa dos o tres sacerdote que llegaban al pueblo y daban misiones. Impresionaban mucho los misioneros de luenga barba, sobre todo cuando vociferaban sobre el infierno. Las misiones, de ordinario en invierno, consistían en una semana de misa temprana, un vía crucis cerca del mediodía, un rosario de atardecer y una charla espiritual por la noche, siempre en la iglesia; la semana terminaba con confesiones y misa de comunión. Al final los misiones colocaban una cruz en la iglesia donde se podría leer, en el travesaño, muerte, juicio, infierno y gloria; y de arriba hacia abajo, en el mástil, Padres (redentoristas, o capuchinos, por ejemplo), y el año de la misión”.
De entre los legajos rescatan la historia del azud de Galleguillos y de la memoria de las gentes recupera Lino Miguélez la cuarta entrega de las voces de Calzadilla de los Hermanillos. Allí se habla del carbunco y del chupitel, allí se recuperan palabras como los cirrios, que son brasas apagadas, o el cardillo, que es una persona de trato áspero.
Los de Tierra Camala no son cardillos, ni mucho menos.
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