Las mozas son de los mozos. En nuestros pueblos existió una costumbre según la cual los mozos del pueblo obligaban a pagar a los forasteros los "derechos o pisos", cuando éstos, transpasaban los limites concejiles con el proposito aparente de cortejar a una moza del pueblo. Tal era que si las mozas fueran un bien acotado por los mozos de cada pueblo y los recien entrados a mozos(chavales que al abamdonar la escuela por cumplir 14 años ya podian dejarse bigote, peinarse para atras y por supuesto usar boina), vigilaban constantemente a las mozas para ver si las sorprendian con algún forastero e ir corriendo a contarselo a los jefes de los mozos. La sagrada costumbre establecia, con fuerza de Ley entre la mocedad, que el forastero pague un cántaro de vino sin distinción ni diferencia. En algunos pueblos del partido de Sahagún, la transación entre mozos y forastero debe ser tanto mayor cuanto mayor es la estimación y valia de la moza en el pueblo, lo que comportaba una autentica discriminación no de género, sino dentro del género. Tan convencidos están los mozos de que el cobro del piso se debe por razón de derecho que en más de una ocasión, cuando el forastero pretende no pagar y violar la costumbre, los mozos tenian medios persuasivos y eficaces, ante los cuales nadie se negaba o tenia que poner tierra por medio y esfumarse. Los mismos mozos del pueblo, cuando estan para casarse, normalmente el día de la primera proclama, deben pagar otros derechos a la mocedad por llevar al altar a una de las mozas del pueblo. Esta costumbre tiene su origen en el derecho de pernada feudal donde el señor feudal era dueño de vidas y haciendas, pero el pago del piso era un tributo arcaico que presidió las relaciones de los habitantes de los pueblos. En función de si el pretendiente era esplendido o tacaño surgieron numerosos motes que hoy en día se conservan en algunas familias. Esta costumbre se cumplió hasta los años cincuenta donde felizmente desapareció.Hoy en día hay que considerarla como algo que es a todas luces machismo puro y duro y al recordarlo que nadie me acuse de ello, soy un gran defensor de los derechos de la mujer y quien me conoce sabe que es así. La recuerdo para que los más jovenes la conozcan y para los que la practicaron, hagan memoria ( que es la mejor terapia para mantener la salud) y si alguno puede que nos cuente como eran aquellas fiestas y las canciones que se cantaban rodeando y dando buena cuenta del cántaro de vino. Saludos: Bous |