Antonino Baños Antonino Baños, el primer atleta Olímpico de León. Nacido en Villamuñío en Diciembre de 1945 nunca había pensado que podía ser deportista y planteado que llegaría ser olímpico. Siempre defendió su leonesismo por donde quiera que fuera. Todo empezó cuando llegó al Ferral para el servicio militar. Allí se puso por primera vez las zapatillas de correr de aquellos tiempos, el solo había corrido por los campos de Villamuñío detrás de las yeguas, con unas chirucas deterioradas. Animado por un militar para que participara en los campeonatos y tuviera menos guardias empezó a correr y así ganó sus primeras carreras. Licenciado de la mili y con 22 años se fue a Madrid a trabajar en una fábrica de camiones, animado por el éxito después de trabajar ocho horas en los hornos donde tragó mucha carbonilla ( las medidas de seguridad prácticamente no existían), todavía le quedaban arrestos para correr 25 kilómetros cada día por la Casa de Campo. En 1968 consiguió su primer entrenador que le derivó a las carreras largas porque en las pistas no se encontraba cómodo y sus marcas no le entusiasmaban. Tres años después fue al Campeonato de España donde quedó segundo. Cinco veces subió al Pódium como subcampeón colgándose la medalla de plata. Su mayor logro le vino en Argel en 1975 donde el de Villamuñío dio una gran exhibición ganando la medalla de oro en la Maratón de aquellos Juegos del Mediterráneo. Con este triunfo la Federación (por la que nunca fue bien tratado), le concedió una beca mensual de 14.000 pesetas, (antes no había recibido nada), pero no le aseguro la plaza para la Olimpiada de Montreal, cuando a otros con menos meritos si los incluía. Al contrario en el año 1976 le obligaron a correr cuatro maratones hasta conseguir su mejor marca de siempre 2h. 16:41 en Oyarzun, llegando reventado a la Olimpiada y terminando la Maratón Olímpica como pudo. Si la Federación Española hubiera actuado de forma lógica, estoy seguro que el fondista de Villamuñío hubiera terminado disputando las medallas. Después de esto pasó al Consejo Superior de Deportes, en un puesto que le consiguió Rafael Cavero y que le permitió seguir entrenando de cara a la Olimpiada de Moscú. Le costaba dinero porque en vez de dar clases como monitor de atletismo tenía que madrugar y seguir entrenando todo el día por la Casa de Campo hasta una inoportuna lesión de la que no se pudo recuperar a tiempo le aparto de la Olimpiada de Moscú y ponía punto final a su carrera deportiva. Yo he sido, desde los Juegos Olímpicos de Montreal, a los que llegué saturado porque me obligaron a correr tres maratones antes, el último mono de los fondistas. Cuando había que mandar a alguien al extranjero yo era el último de la lista, pese a que siempre quedé entre los cinco primeros. Se traslado a vivir a León estableciendo su residencia en la Virgen del Camino y trabajando como entrenador de atletas, cada día bajaba hasta el Hispanico (por supuesto corriendo), siendo su principal alumno el Premio Príncipe de Asturias el roblano José Manuel García. Con más de 150.000 kilómetros en sus piernas, me atrevo a decir que este paisano debería estar en libro Güines de los records, como el leones que más ha corrido y siempre que puede lo sigue haciendo. Solo hubo dos leoneses que le precedieron en una Olimpiada: el baloncestista de Cistierna Emiliano Rodríguez y el ciclista de Caboalles, José Manuel López Rodríguez. Saludos. |