Finales de primavera Un poco más avanzado el año, cuando casi quedaba atrás la primavera que había llegado rabiosa de esplendor a Anciles y era casi un sueño el recuerdo de las contundentes nevadas, los fríos rigurosos y las largas noches de trébede, cuando el ganado ya pastaba en el monte desperezándose de tantos meses de cuadra, todo florecía a lo grande, el río se hacía arroyo mientras bajaba perezoso desde el valle aunque la peña de La Cabeza lo vigilara fijamente brillando con resplandores de eternidad. Estas fotos que dejo demuestran que realmente era así. Mientras lo recordemos es que estamos vivos. Sed felices. Tomás.
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