Albares de la Ribera - Leon

Dormirán en los polideportivos

18/09/2010



Por delante 503 kilómetros, 8 de marzo de 1992, domingo, 7.00 horas, frío gélido y medio millar de mineros preparados para iniciar la Marcha Negra que arrancó al grito de «¡Viva Laciana!». Con el estruendo de cohetes resonando en todo el valle de Laciana comenzó una hora después la caminata que en dieciocho etapas llevó a esta marea azul hasta la capital de España.

En el trayecto, miles de gestos de solidaridad de todos los pueblos del itinerario, de una marcha pionera en España que posteriormente fue emulada por otros colectivos de trabajadores con problemas en otros puntos del país.

La difícil situación que atravesaba la MSP puso en marcha tiempo antes un engranaje de movilización permanente y al valle de Laciana en alerta ante su futuro. El encierro en el Pozo Calderón sumó adhesiones y tejió un entramado de solidaridad en el que se volcó la cuenca entera. Hubo manifestaciones que llegaron también hasta la capital de la provincia, cortes de carretera, bloqueo del suministro de carbón a las térmicas y búsqueda de apoyos en todas las instituciones, tal y como relatan los testimonios recogidos por el libro La Marcha Negra, imágenes en la memoria .

Como ahora, antes llegó un momento en que las escaramuzas y batallas con los antidisturbios comenzaron a sumar más incidentes, también la impopularidad de los cortes de carreteras crecía.

Era necesario un cambio de estrategia que se cristalizó en una de las diarias reuniones de sindicalistas. Comenzó una trepidante carrera para planificar la logística de la marcha. La conquista de Madrid llegó el 25 de marzo. Fueron recibidos como héroes por 40.000 personas.