El diario de la marcha negra (día 6) / Ángel Barciela Salimos de las cuencas, pero siguen apoyándonos Dice mi mujer que estoy morenín. A la fuerza, claro, del sol que nos pega por la carretera. Hoy vimos tres corzos y ayer dos, que se deben de espantar con el ruido de la gente y con las bocinas de los coches que van por la carretera o por la autopista y que nos ven. Yo, que soy cazador, me los quedo mirando y pienso: Si me dejaran... El pie está cada día más hinchado. Dice la fisioterapeuta que tengo la planta abierta. Tomo antinflamatorios y los de Cruz Roja querían llevarme hoy al centro médico, pero no fui. No soy yo muy amigo de los matasanos, y menos aquí, que si me dicen que es algo un poco serio y me mandan para casa, ¿qué? Para tres días que me quedan, aguantará. Y si no aguanta pues tendrá que aguantar, que yo no me pienso dar la vuelta ahora por mucho que se me hinche el pie. En Astorga estuve toda la tarde jugando con las nenas, que volvieron a verme aprovechando que era domingo, y luego no quieren marchar. Como nos dijo el alcalde al llegar, esto ya no son cuencas mineras, pero la verdad es que nos apoyan igual, sentimos la solidaridad, porque no pedimos nada raro sino lo que es nuestro. |