14-02-10 21:39 | #4663725 -> 4663713 |
Por:mercedes9 ![]() ![]() | ![]() ![]() |
RE: LA BRUJERIA EN TIERRAS BERCIANAS El hechizo del “mal de ojo” Una de las antes mas peculiares de las bruxas es el poder de echar el mal de ollo a sus victimas. Se entiende por tal la acción dañosa que las brujas ejercen por medio de su “mal mirar” a las personas que envidian o les han causado algún daño. A este respecto afirma fray Martín de Castañeda en el siglo XVI que el “mal de ojo” no es precisamente una hechicería sino mas bien el producto de una disposición corporal del que mira a otra persona. Esto sucede porque cuando, particularmente los niños, reciben el aojamiento es porque muchas personas lanzan con sus miradas las impurezas y suciedades mas fútiles del cuerpo, que tienen efectos venenosos. Por ello las madres procuraban guardar a sus hijos de las miradas y trato con viejas solteronas, pues, al parecer, son las que mayormente producen tales impurezas. Por su parte el marques de Villena definía este fenómeno como “vileza del espíritu visible, inexpresión de más lejos y difusión”. Muchas veces el efecto negativo que causa el “mal de ojo” en la víctima es más bien su predisposición aprensiva o sugestiva sobre quien se sospecha es bruja. Algunos autores explican el “mal de ojo” desde el aspecto puramente parapsicológico como una especie de vampirismo psíquico que ciertas personas de avanzada edad practican sobre otras más jóvenes; tal vez en el deseo de autosupervivencia aprovechando el aura que envuelve a los cuerpos jóvenes. Sobre este particular cuenta Alonso Ponga que en Ponferrada había una mujer, la tía Jesusona, que tenía fama de echar el “mal de ojo”. Vivía sola y su pasado era misterioso. Mientras los niños la observaban con recelo, los mayores la miraban con descaro, pues decían que “cuando una persona te mira con malos ojos, si la aguantas la mirada, entonces todo el mal que te manda vuelve hacia ella, vuelve a donde salió, causando el daño a quien produce el mal. En una ocasión, nos relata Manuel Rodríguez, “venía la tía Maria de ordeñar la única vaca que daba leche. Al mismo salir de la cuadra con et puchero se le acercó una mujer diciéndole que le tenía que vender la leche. Ella se negó porque lo necesitaba para la cena. Al llegar a la cocina comprobaron todos los de la casa cómo en el puchero de ordeñar no había leche sino sangre”. La relación de las brujas con la leche, ya sea apoderándose de ella o estropeándola, explican algunos autores, como es el caso de Marino Ferro, es porque la leche es blanca, color asociado con la pureza y con el Bien, siendo además un elemento nutritivo de primera necesidad. Por tal motivo dejar sin leche a personas o animales significaría matarlas. De esta forma las crías muertas estarían a disposición plena de las brujas. Otra de las habilidades mas comunes que se les atribuye, además de las ya descritas, es la del vuelo que hacen para acudir a los aquelarres o reuniones brujeriles. Para poder acudir a estas reuniones habrán de embadurnarse ciertas partes del cuerpo –muñecas, axilas y cuello– con unos ungüentos o electuarios elaborados con sustancias todas ellas alucinógenas: acónito, belladona, cicuta, ruda, fumaria, jusquiama, eneldo, opio, etc. Estos ingredientes se mezclaban con enjundia (grasa) de gallina o de gato negros y en ocasiones humana, concretamente de niño, a fin de dar al preparado consistencia de bálsamo. No obstante, este tipo de vuelo se entendía más como extracorpóreo o astral que físico. | |
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14-02-10 21:41 | #4663738 -> 4663725 |
Por:mercedes9 ![]() ![]() | ![]() ![]() |
RE: LA BRUJERIA EN TIERRAS BERCIANAS Otro de los oficios brujeriles consiste, como hemos visto, en reuniones que en ciertas fechas clave celebraban las brujas: son los aquelarres, palabra de origen vasco que se compone de “aker” (macho cabrío) y “larre” (prado). Es decir, alude dicho significado al campo, como lugar donde se lleva a cabo la reunión y macho cabrío, que suele ser la forma que adopta el Diablo para presidir dicho acto. A través de la historia y en cada cultura se han venido denominando a este tipo de rituales con claro matiz sexual de otras muchas formas. Así Fray Lope Barrientos en el siglo XVI las denomina conventículos; frecuentemente se les cita como sabbats, aludiendo a la famosa fiesta judía que se celebra los viernes por la noche. En nuestros pueblos es muy frecuente encontrar testimonios donde se denominan arenales. Para hacer la reunión o arenal se suele elegir un lugar apartado de la aldea. Las fechas proclives para estas celebraciones de tipo orgiástico suelen ser los viernes a media noche, prolongándose hasta el amanecer del sábado. También se celebran la noche de San Juan, festividad pagana del solsticio de verano. A tales reuniones acudía el Maligno que adoptaba determinadas formas, siendo la más frecuente la ya descrita de macho cabrío. El acto, en sí trata de reflejar por todos los medios una ceremonia totalmente opuesta a la misa cristiana. Suele comenzar besando el diablo en su orificio posterior a todas las concurrentes. Los tratados antiguos, como es el caso del Malleus maleficarum, nos muestran como las brujas van relatando a su Señor de las Tinieblas las maldades que han comedido entre las gentes piadosas desde la última reunión celebrada. El Diablo, orgulloso de tales hazañas, manda degollar un animal, generalmente un cordero o gallina negros, mientras las asistentes beben su sangre caliente en unos cuencos destinados al efecto. Seguidamente comienza una danza desenfrenada que desemboca en una verdadera orgía sexual entre todos los asistentes ya que frecuentemente acuden también meigos a estas reuniones. Actualmente han desembocado este tipo de aquelarres en las misas negras. En Albares de la Ribera se contaba en los antiguos filandones que las brujas solían hacer el aquelarre en un pago situado a las afueras del pueblo que se conocía como fuente del Cubillo, por lo que las gentes de bien se cuidaban mucho de pasar por aquel lugar durante la noche. En Caboalles de Arriba existe un valle denominado Veiga del palo. Hacia la mitad de dicho valle se encuentra una fuente llamada “de las brujas” que ya en el siglo XVIII cita el Conde de Toreno en sus discursos pronunciados en la Real Sociedad de Oviedo. Pues bien, dicho lugar antaño era frecuentado por las brujas que realizaban allí sus conventículos o aquelarres. Se reunían, en este caso, los días 30 de abril de cada año, festividad de San Felipe, a las doce de la noche. Para acudir a su cita se embadurnaban el cuerpo con sus electuarios diabólicos y pronunciaban el siguiente conjuro antes de salir volando: “A la Veiga`l Palo a la ofrenda`l diablo por encima de cádavas y por debajo de artos”. Los lugareños, sabedores de tales reuniones, jamás pasaban cerca de esta fuente en la noche del 30 de abril, pues creían que serian mordidos o arañados por las brujas que luego chuparían su sangre. En otras ocasiones la victima sería arrastrada por entre los zarzales y matojos hasta quedar medio muerta. A la mañana siguiente los pastores acostumbraban a acercarse a la fuente a ver si quedaban restos del festín de la noche anterior, pues se dice que las brujas son muy dadas a comer excelentes manjares. | |
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14-02-10 21:42 | #4663757 -> 4663738 |
Por:mercedes9 ![]() ![]() | ![]() ![]() |
RE: LA BRUJERIA EN TIERRAS BERCIANAS El arenal de Ponferrada En muchas ocasiones durante el aquelarre se profanaban objetos religiosos, especialmente las Sagradas Formas consagradas que previamente habían sido sustraídas de las iglesias. A este fenómeno se refiere el siguiente caso, documentado en la ciudad de Ponferrada a principios de siglo XVII que desencadenó un proceso judicial por robo sacrílego. Los hechos giran en torno al robo de un cáliz con Sagradas Formas consagradas y de una arquilla de la iglesia parroquial de San Pedro, de Ponferrada, junto al puente del río Sil. El sacrilegio dio lugar al referido proceso que se saldó con la condena de un vecino de dicha ciudad, tras quedar fehacientemente probados los hechos que se le imputaban. El autor del robo era un tal Juan de Benavente que, si bien no era natural de Ponferrada, habitaba en la calle del Rañedero, junto a la puerta de acceso a la entonces villa, siendo por tanto parroquiano de dicha iglesia. Sabemos que estaba casado con una tal Leonor Fernández, de oficio mostacera. También sabemos que dicho encausado tenía por oficio criar y adiestrar perros de caza. Uno de los testigos del proceso afirmaría ante el Juez: “Determinado de hacer este delito, por muchas noches antes, se entraba a rezar en la iglesia parroquial del Señor San Pedro de esta villa, junto al puente del Sil, y se estaba rezando de noche por muy grande espacio de tiempo: tanto, que el sacristán se enfadaba con él porque se tardaba tanto en salir, para cenar las puertas de la iglesia y tener cuidado con ella”. Otro testigo afirmó que con los objetos sagrados salió Juan de Benavente hacia un campo cercano a la villa conocido como El arenal. Se afirma que allí ocultó los bienes sustraídos entre unas zarzas y matorrales. Durante las noches siguientes a la del robo parece que se veían muchas luces y resplandores extraños en aquel lugar. Uno de los testigos llego a manifestar que los resplandores eran tan vivos, que parecía que ardía el zarzal. Una serie de acontecimientos misteriosos harán que el cáliz sea retornado a la iglesia parroquial portándolo los fieles devotos en una multitudinaria procesión religiosa. Ahora bien, analizando todos y cada uno de los elementos que configuran el relato nos lleva a la conclusión de que las Sagradas Formas fueron robadas de la iglesia con el fin de celebrar el aquelarre o arenal, como indica el propio nombre del pago donde aparecieron. Las extrañas luces observadas no habrían de ser sino las hogueras de: conventículo. Por lo demás el documento que habla de este hecho está redactado bajo la influencia eclesiástica e intenta mitigar o disimular el trasfondo real del fenómeno, reconvirtiéndolo en un hecho puramente milagroso que culmino con el encuentro de las Sagradas Formas que incluso, fueron, como ya apuntamos, restauradas al templo en una procesión piadosa. Con el fin de evitar hechos similares y muy frecuentes en aquella época, la Iglesia hubo de promulgar diferentes sínodos a fin de poner sub fideli clavi los Santos Sacramentos, como es el caso del de Pedro Manuel, de 1526, donde en el título XXVII viene a decir: “...et asimismo mandamos que se guarde las aras et corporales, cálices y vestimentas tras llave et en lugar decente y honesto, porque algunas personas malas desean aver la Eucharistía et olio et crisma et parte de las aras et corporales y de las otras cosas sobredichas para hazer maleficios y echicerías”. | |
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14-02-10 21:46 | #4663782 -> 4663757 |
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RE: LA BRUJERIA EN TIERRAS BERCIANAS El Campo de las Danzas Se conoce con este nombre a una zona situada en las cercanías de Ponferrada. El nombre proviene de una antigua costumbre religiosa desaparecida ya que se celebraba todos los años con motivo de la festividad de la Virgen de la Guiana, imagen que perteneció al monasterio de San Pedro de Montes. Dicha costumbre, nos dice Julián Sanz Martínez, consistía en subir a la Virgen desde el pueblo hasta la cumbre de la Guiana para depositarla en una ermita que hay en el monte. Terminada la procesión y la fiesta religiosa que se celebraba en dicha ermita, los vecinos de los pueblos del contorno –San Pedro de Montes, San Adrián de Valdueza y Ferradillo bajaban al Campo de las Danzas “para dedicarse a cosas profanas”. Allí, tras la comida, regada con abundancia de vino, se comenzaba a danzar al son de pitos y panderos hasta bien entrada la noche que se iluminaba con hogueras. Este fenómeno lo interpreta Sanz Martínez como un vestigio de las viejas danzas ancestrales relacionadas con alguna deidad pagana que mas tarde sería cristianizada por la Iglesia, tal como sucede en otros muchos casos. También se cuenta que este lugar era elegido por las bruxas bercianas para celebrar el aquelarre. defensa y remedios contra las brujas La sabiduría popular siempre ha tratado de valerse de ciertos objetos y procedimientos para preservarse o, en el peor de los casos, contrarrestar el efecto negativo y perjudicial de las brujas. También se han valido de la palabra, mediante el conjuro, o de determinados objetos religiosos, entre los que aparecen las reliquias de determinados santos, a modo de profiláctico, para paliar los aojamientos y hechizos brujeriles. Pero antes que nada había que saber quienes eran brujas y quienes no lo eran. Por ello se diseñaron una serie de procedimientos a fin de poder identificarlas claramente y sin ningún genero de duda. La creencia generalizada afirma que cuando al final de la misma el cura se le olvida cerrar el misal, las brujas que se encuentren en el interior de la iglesia no podrán salir de ella hasta que alguien lo cierre. Algo parecido a lo anterior sucede en los pueblos bercianos –afirma Manuel Rodríguez– cuando durante la misa alguien echa en la pila del agua bendita una piedra, ya que hasta que el propio sacerdote no la retire de dicho lugar, todas las brujas que en ese momento se encuentren en el interior del templo no lo podrán abandonar. El mismo efecto se producía si el cura al final del oficio religioso dejaba el misal al lado izquierdo. Las defensas con objetos sagrados Se basan en que los ataques de las brujas, siervas del Diablo, pueden ser contrarrestados por la omnipotente fuerza de Dios transmitida o reflejada en los objetos sagrados. Costumbre muy arraigada en los pueblos del Bierzo y, en general, en toda la provincia leonesa, era el pintar cruces en las puertas de las viviendas y establos. Pero tal vez la cruz con mayor poder contra las brujas, según la sabiduría popular, sea la Cruz de Caravaca, como hemos visto anteriormente. Otra de las defensas sagradas consiste en colocar ramos de loureiro (laurel) bendecidos en la misa del Domingo de Ramos en los establos, a fin de preservar al ganado de la acción dañosa de las brujas. Además están los amuletos, ya vistos en otro capitulo anterior: figa de azabache, cuernos de coral rojo, piedra de la leche, cédulas benditas o nóminas, etc., etc. Los fumazos y sahumerios Otra de las formas de combatir las artes maléficas de las brujas era el fumazo o sahumerio, basado en la antigua creencia de que el humo de ciertas substancias purifica o limpia de impurezas. Los elementos que se utilizan en los fumazos, casi todas ellas de olor repugnante y nauseabundo, pretendían contrarrestar el efecto negativo del mal de ojo en la arcaica creencia de que “el mal se combate con el mal”. De esta forma dichas substancias pestilentes se quemaban antaño a la puerta de las casas y de las cuadras del ganado en caldero de cobre, a fin de que el humo que desprendía ahuyentase el efecto negativo de las brujas. En Villar de las Traviesas se afumaba a las gentes para evitarles los efectos del aojamiento quemando ramos de laurel bendecidos en la iglesia el Domingo de Ramos. Los pastores bercianos salían a recoger cada mañana de San Juan ciertas hierbas aromáticas empapadas aún de rocío. Al atardecer de ese mismo día quemaban dichas plantas mezcladas con azufre o cuernos de cabra, mientras que lanzaban el siguiente conjuro: “Si eres bruxa te arreniego, si eres demo vaite al infernu”. En otros lugares del Bierzo, como es el caso de Pereda de Ancares, el fumazo se hacía con los siguientes ingredientes: Herbas del aíre, bieito (saúco), incienso, un pollo sin plumas, los excrementos de una gallina, un ramo bendecido el Domingo de Ramos, que era guardado durante todo el año en las casas y unos palitos de madera de la iglesia. Dichos ingredientes, una vez prendidos fuego en el caldero y aspirado su humo, de fuerte olor desagradable y fétido, se dejaban a la vista a fin de que si alguna bruja se hallaba cerca se alejase inmediatamente de aquel lugar. Por fin otro tipo de defensa consistía en aspersar cada una de las estancias de las viviendas y de los establos con agua bendita que muchas veces proporcionaba a los vecinos el cura párroco en unos frasquitos, cuando cada semana renovaba el agua de la pila de la iglesia. También era frecuente aspersar agua salada en la misma forma anterior cuando no se disponía de agua bendita, ya que la sal, al ser uno de los elementos que se emplean en el Bautismo, siempre poseyó, en la mentalidad supersticiosa de las gentes, propiedades contra el mal producido tanto por los malos espíritus como por las brujas. | |
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