Vilches - Jaen

Qué duda cabe de que la Democracia, con mayúscula, es un gran logro histórico en nuestra organización social. Por eso, en España, hemos venido hablando de democracia como si fuera "el no va más". Sin embargo, ahora, cuando estamos como estamos, nos damos cuenta, tristemente, que para que haya Democracia en España queda muchísimo camino por recorrer. Apenas hemos dado los primeros pasos cuando comprobamos que democracia en España significa estar en manos de los partidos políticos, que, precisamente en muchas ocasiones, hacen y deshacen a su libre albedrío, favoreciendo la corrupción.

La estructura misma de nuestros partidos políticos es aparentemente democrática, pero en la práctica queda muy lejos de ese objetivo, por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario, y a pesar de que la Constitución diga que los ciudadanos tenemos derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio de representantes, libremente elegidos. Esto no es real: directamente no participamos puesto que nuestra democracia es representativa y no participativa, y tampoco elegimos a los representantes, los representantes son elegidos por los partidos.

Bastantes miembros de los actuales partidos políticos están obsesionados con el poder, faltos de moral, gobiernan en su propio beneficio, despilfarran el dinero público, siguen la política del amiguismo/enchufismo, ...

En mi opinión, se impone una reestructuración/reciclaje para que los partidos políticos españoles sean realmente democráticos.

Y ahora te das cuenta de eso?madre mia donde as vivido tu antes,cleo

Pues al parecer he vivido en La Inopia (Babia), popularmente conocida como Las Nubes, ¡y yo sin enterarme!

Por otra parte, mi felicitación porque, según parece, has descubierto antes que yo cuestiones que considero importantes.

Mil gracias por felicitarme.

Una de las características de la Democracia es la libertad de expresión, que, desgraciadamente en España sirve para poco. Efectivamente, el ciudadano español puede decir todo lo que quiera, o casi, pero si va en contra de lo establecido caerá en el saco del olvido y no se tendrá en cuenta, por muy acertado que sea.

Existen pocas opiniones formadas, informadas, críticas y razonables. A este tipo de opiniones, escasas y valiosas, hay que unirles el nulo caso que les hacen los partidos políticos, sencillamente porque suelen ir en contra de sus intereses particulares.

Lo que sí se constata a cada momento, es que los partidos políticos imponen a sus afines "la libertad de expresión amaestrada", pues la inmensa mayoría de la población es un mero eslabón en la cadena de transmisión de los mensajes de sus respectivos partidos, que repiten como papagayos sus consignas, los típicos tópicos, sin haberse parado siquiera un minuto a cuestionarlas.
Es la disciplina de partido.