Encinasola - Huelva

_ Sí y soy muy feliz, papá.
_Y yo lo soy viéndote así, pero ten cuidado, cuando se va a pecho descubierto los palos duelen más.
_ Esto es diferente ella es…
_Eso pensamos todos cuando nos enamoramos, después la vida se encarga de enseñarte la verdad al desnudo y lo mismo hace con ella hasta que un día tanta verdad y tanto desnudo se hacen insoportables y entonces se acaba todo… pero bueno, no te quiero contagiar mi pesimismo y mi amargura, vive tu momento y se todo lo feliz que puedas, dentro de un tiempo sólo te quedará el recuerdo de estos buenos momentos.

Rafa iba a buscar a Sara algunas tardes, cuando ella podía salir y, junto con la pandilla se tomaban unas cervezas en “Los Cuartelillos” o unas copas en el Mandala desde donde se disfrutaba de una vista preciosa de la ría, sobre todo después de puesto el sol, entonces Sara se extasiaba mirando los colores del ocaso y Rafa se quedaba embobado mirándola, viendo como las encendidas nubes de la tarde se reflejaban en sus negros ojos y llenaban de reflejos su oscuro pelo, entonces él se acercaba a su oído y le susurraba alguna canción romántica:

Me siento enganchado a ti,
A la dulce mirada de tus ojos,
A la alegre sonrisa de tu boca,
A tu cálida voz que me adormece
Cuando al oído me susurras versos
Mientras tus manos recorren mi piel
Y el roce de tu pelo me electriza

Me siento enganchado a ti
Cuando soñamos una vida juntos
Ajenos a las cosas de este mundo
Y con las alas de la ilusión volamos
Visitando paraísos imposibles
Creados sólo para los dos
A la medida de nuestros deseos…

Una de las noches del Mandala, Sara se dejó caer en su hombro y el volvió la cara sorprendido, entonces se encontró con la boca de ella que se ofrecía a sus labios como fruto en sazón y deseado, se dieron un fugaz beso y a él le pareció escuchar la susurrante voz de ella diciéndole :

_ Te quiero.

Rafa reaccionó como a cámara lenta, se incorporó, se puso frente a ella y le tomó la cara entre las manos:

_ Repite eso que has dicho, por favor.
_ Que te quiero, tonto, y te he dado un beso, era la respuesta ¿no?

Rafa se acercó lentamente a la boca de Sara y se fundió con ella en un beso largo, sincero y cálido y, como si lamentara que alguna vez tuviera que acabar, saboreaba su boca lo más despacio posible, como para que le durara más, como para que fuera eterno ese momento y se pudiera estar así hasta la eternidad, bebiendo de su boca, comiendo de sus dulces frescos y rojos labios.

_ ¿Por qué lloras?_Preguntó asustada Sara.
_ Perdona es que no puedo ser tan feliz, no puede ser verdad, tengo que estar soñando y temo despertar. Deja que te abrace y el sueño dure para siempre. Me has hecho la persona más feliz de la tierra. Ya tengo todo lo que más he deseado, te tengo a ti y te juro que te querré por encima de todo y de todos, toda la vida, toda la muerte, toda la eternidad. Te quiero con todo mi cuerpo, con toda mi alma, con todo mi ser. Te quiero, te quiero, te quiero mucho, muchísimo.
_ Tranquilízate que te va a dar algo ¿tomamos otra copa?
_ Sí, la necesito. Si me diera algo, sería un ataque de amor, me estallaría el corazón por no tener capacidad para contener tanto amor como siento por ti. Dame otro beso.

Sara se acercó a Rafa y empezó a besarlo en las mejillas y en la frente, él cerró los ojos y su cara reflejaba el estado de éxtasis en que estaba cayendo al contacto de los labios de ella, luego llegó a la boca y la rozó suavemente con sus labios haciendo que él separara los suyos y las bocas de ambos se cruzaron en un largo y apasionado beso que lo hizo quedar con los ojos cerrados aún después de acabar de besarse hasta que ella lo hizo abrirlos.

_¿Qué haces con los ojos cerrados?
_ Déjame que sueñe, déjame que siga soñando que me besas con ese beso eterno y dulce que me acabas de dar.
_ Que tonto eres pero que cosas tan bonitas dices, me gustan, me hacen sentir bien.
_ Ya quisiera yo saber, poder expresar lo que tu me haces sentir, lo que siento por ti, contarte mis sueños, decirte cómo y cuanto te quiero pero no tengo palabras, no las encuentro, no sé como se hace pero no me canso ni me cansaré nunca de decirte que te quiero.

Esa noche, como otras muchas, Rafa acompañó a Sara a su casa pero por primera vez no se despidieron con un tímido saludo sino que aprovechando la oscuridad del portal se dieron un largo y sentido beso y permanecieron un largo rato abrazados mientras el le decía al oído:

_ Tu no estabas
y todo transcurría
con esa languidez
del tiempo fácil,
esa lentitud devoradora
que consume los días
hora tras hora.
Tu no estabas
y las noches eran solo
intervalos de días
los días horas febriles
llenas para tapar tanto vacío
y ocultar la soledad baldía.
Entonces tu llegaste
y descubrí que el sol
cada mañana estrena el día,
que la luna es algo más
que la luz que nos sigue por las calles,
que las horas son cortas si las vives,
que la espera es el preludio de la dicha.
Que es como si todo te hubiera esperado
para que al compartirlo contigo
estrenáramos un mundo solo para dos.

_ Que bonita, ¿Es tuya?
_ Sí, tengo más, ya te las iré recitando. Algunas parecen estar hechas para ti, como si mi subconsciente hubiera sabido que llegarías algún día y me dictaba cosas pensando en ti sin conocerte todavía.
_ Vete ya que es tarde y mi padre se pone nervioso si no llego a buena hora.
_ Hasta mañana mi amor, sueña conmigo y nos encontraremos en el mundo de los sueños donde volveremos a besarnos y abrazarnos de nuevo y te recitaré alguna poesía que te guste mientras nuestros cuerpos flotan en el éter del amor y las caricias.
_ Anda, anda, vete ya que estás como una cabra.
_ Por ti, mi amor, soy tu cabra ¡beeeeeeeee!
_ Calla que vas a despertar a los vecinos. Te quiero.
_ Y yo muñeca mía, eres mi Pocahontas y te quiero mas que a nada en este mundo. Adiós.

Mediado agosto se planeó otro fin de semana de playa para toda la pandilla, había fiesta en Punta y se podía echar un buen rato. Para Rafa sería muy importante ya que era la primera vez que estarían solos desde que su relación se había consolidado y pensaba que se podía presentar la ocasión de estar a solas con Sara pero no quería precipitar los acontecimientos, todo llegaría en su momento y no quería colarse ni pasarse de listo ahora que todo iba tan bien entre ellos.
Por fin pudieron hacer algo que él siempre había soñado incluso antes de conocerla a ella: pasear por la playa de noche, a la luz de la luna y mirar las estrellas en ese telón de fondo que conforma el firmamento al perderse en la oscuridad la raya del horizonte y en cuanto pudieron librarse del resto de la pandilla se perdieron los dos en la oscuridad de la noche de agosto paseando por la orilla, pisando los rayos de luna que el oleaje les ponía a sus pies. Oyendo el eterno rumor de las olas, posiblemente la primera música que pudo escuchar el hombre y tal vez la última que oiga cuando todo acabe.
Rafa recordó un hayku que había leído no hacía mucho y se lo recitó a Sara indicándole las estrellas que mencionaba.

_ Deneb, La Lira, Altaír, Vega, La Osa y…¿Tu y yo?
_ Que bonito eso ¿conoces los nombres de todas las estrellas?
_ De todas no, sólo las mas importantes.
_ Mira, al fondo esta Escorpión, ¿la ves? Es magnífica, ocupa casi todo el cielo con sus pinzas y su cuerpo ondulado y al final el aguijón mortal y en los medios su estrella principal, Antares. Mi favorita es Orión, el gran cazador de la noche con el Can Mayor a sus pies y colgando de su cinturón la espada y en ella la maravillosa nebulosa de Orión, la he visto en fotos hechas desde el Hubble y es un espectáculo…

sigue, sigue ¡por favor! mi estrella favorita es Aldebarán.

Sí, por favor, continúa con la historia.