Encinasola - Huelva

VAMOS CON LA TERCERA

Ximo estaba sentado en el salón, sonaba su música favorita, una mezcla de hip-hop y ópera que al principio podía chocar pero al acostumbrarse a ella llegaba a resultar agradable por sus contrastes. Hacía sudokus, su pasatiempo favorito en los últimos meses y de vez en cuando miraba el reloj de péndulo que tenía en la pared de enfrente.
Sonó la cerradura de seguridad de la puerta y levantó la vista por encima de las gafas, ya las necesitaba para el cerca, los brazos se le estaban quedando cortos para leer las letras pequeñas pero de lejos veía bien todavía.
Violeta entró quitándose el abrigo y lo dejó caer sobre el sofá, él la miraba desde lejos, disfrutaba viéndola como se movía, como se echaba el pelo para atrás y se desnudaba conforme iba de un lado para otro.
Ximo era mayor que Violeta, no mucho pero lo justo para que su juventud le hiciera sentirse más joven con ella, le obligara a estar a la altura de las circunstancias y le hacía cuidarse, vestirse y comportarse como si tuviera diez años menos, cosa que Violeta agradecía sinceramente y valoraba enormemente.
Cuando se conocieron, Ximo era viudo, su mujer había muerto joven , tras una penosa enfermedad y eso hizo que saliera la madre que Violeta llevaba dentro para cuidarlo y mimarlo hasta hacerlo salir del pozo de soledad y aislamiento en que había caído después de la muerte de su mujer.

_¿De dónde vienes, Violeta?
_¿Qué dices papá?
_¡No me llames papá! ¿De dónde vienes?
_De tomar un café con Alvaro
_¿Otra vez estamos liados…?
_Yo nunca he estado liada con nadie, que no se te olvide. Alvaro es amigo mío desde hace mucho tiempo y de vez en cuando nos vemos y tomamos café juntos ¿Pasa algo?
_¿Ha pasado algo?
_¡No, no ha pasado nada, no te preocupes, tienes la frente despejada todavía!
_No seas borde, cariño, sabes que no me gustan esas expresiones.
_Perdona cariño, es que me sacas de quicio con tus celos. No tienes motivos para tenerlos, te lo juro. Entre Álvaro y yo hay una especie de amistad adolescente, de complicidad, de secretitos… ya sabes.
_No me acuerdo… en mis tiempos las cosas eran de otra manera, los hombres y las mujeres sólo eran amigos con alguna intención… casarse, acostarse o… no sé.
_Los tiempos han cambiado y hoy se es amigo sin más
_¿Estás segura? Nunca he creído en la amistad desinteresada entre un hombre y una mujer, uno de los dos mete la pata y acaban mal.
_De lo único que estoy segura es de que te quiero, tonto. ¿Me quieres tu a mí?
_¿Cómo me preguntas eso, es que no te lo demuestro cada día, cada momento…?
_No tienes nada que temer, ya conoces a Álvaro, es como un niño grande y me necesita.
_Yo también te necesito.
_Y me tienes para ti solo, cuando quieras, como quieras… te quiero tonto.
_Ven aquí, mi niña y dime que me quieres otra vez, necesito oírlo, oírtelo a ti y ver la cara que pones cuando me lo dices con esos ojos vivos y negros y esa sonrisa pícara y maliciosa. Yo también te quiero mucho. Nunca pensé que volvería a sentir lo que estoy sintiendo por ti… a mis años, con mis vivencias…
_¿Qué años so tonto? Si eres un chaval… ya quisieran muchos.
_¿Y tu como sabes lo que quieren muchos?
_Si yo te contara… ¿Te vas a poner celoso a estas alturas? Con lo que yo te quiero. Eres todo para mí, no te preocupes que no tienes rival posible.
_Eso espero, cariño, no soportaría otra separación, otra ruptura… creo que me iría detrás.
_No te pongas triste, cariño, no me gusta verte así. Dame un beso y quiéreme como yo te quiero a ti, lo demás no importa.
_Te invito a cenar, sé un sitio nuevo que te va a gustar.
_Sorpréndeme cariño con algo diferente, llévame a un restaurante erótico a comer exquisiteces de esas que ponen… ya sabes.
_Venga, vístete y nos vamos que la noche es joven y nos queda mucho que hacer con ella.

¿tal vez sueños?

estoy escuchando a un burro en estos momentos. Es que la hembra ha parido.