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El Cerro de Andévalo - Huelva

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16-01-13 21:51 #10968955
Por:Un Cerreño.

Cultura política.
El problema de Gibraltar –un acto de piratería continuado y única colonia en Europa, que debe soportar España-- puede resumirse en la actualidad así:
1) Teóricamente Inglaterra y España son aliadas, pero el mero hecho colonial sitúa a España en la posición de aliado-lacayo o auxiliar-servidor.
2) El hecho de que la colonia se sitúe en el sensible eje defensivo español Baleares-Estrecho-Canarias, determina una quiebra en dicho eje, al situar el centro del mismo en manos de una potencia situada a casi dos mil kilómetros de distancia y con intereses muy distintos de los españoles.
3) El problema se agrava porque la OTAN protege a la colonia inglesa, pero no a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.
4) Y se agrava aún por la pertenencia de Inglaterra y España a la UE, la cual no ha hecho el menor movimiento por acabar con esta situación anómala. Más bien al contrario.
5) Además, y debido a sus privilegios fiscales y muchas otras actividades que rondan o caen en el terreno de lo delictivo, la colonia ejerce una acción económica extremadamente perjudicial para el estado español y para el entorno del peñón, donde el paro se ha elevado muy por encima de la media del resto de España.
Estas consideraciones elementales definen la necesidad de reconsiderar nuestra política internacional, que desde la Transición ha perdido un tanto el norte, como en tantas otras cosas. España sufre una crisis generalizada, producto de políticas erráticas seguidas desde los gobiernos de Suárez y agravadas por los gobiernos socialistas. Una alternativa a la situación actual debe incluir como punto muy importante la redefinición de nuestra política exterior, una de cuyas claves debe ser el recobro del peñón.
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16-01-13 21:59 #10968998 -> 10968955
Por:Un Cerreño.

RE: Cultura política.
En mi opinión actual, la república del 14 de abril no feneció el 18 de julio, al desatarse la revolución, como pensaba hace unos años, sino ya en las elecciones de febrero de 1936. Elecciones algo más que anómalas, no democráticas, y planteadas por la izquierda, bajo la consigna sarcástica de "republicanización del estado", como paso para la construcción de un régimen al estilo del PRI mejicano, en unos casos, y como prólogo inmediato a una revolución obrerista, en otros. Los líderes frentepopulistas adelantaron que no admitirían los resultados de las urnas si ganaba la derecha, como no habían aceptado los de 1933. Aquellos comicios pusieron fin a la legalidad republicana, sustituyéndola por un régimen que, por su mencionada falta de consolidación, prefiero por mi parte llamar, simplemente, "de Frente Popular".
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16-01-13 22:15 #10969064 -> 10968998
Por:Un Cerreño.

RE: Cultura política.
La república fracasó porque la democracia no puede funcionar, al menos en España.
No existe otra democracia posible que la liberal, porque, fuera de algunos principios elementales como la paz, la libertad política o la unidad nacional, el pueblo, o la gran mayoría de él, carece de una voluntad y un interés comunes. Toda otra opción es dictatorial o totalitaria, aun si se ve apoyada durante un período por una mayoría popular.

La Constitución republicana era en buena medida no democrática, pero en conjunto respondía al sistema demoliberal, pues admitía su propia corrección, las libertades y la alternancia en el poder; de hecho, hubo libertades y se produjo la alternancia en el poder (si no llegaron a corregirse los puntos constitucionales más escandalosos, fue por enredos entre las propias derechas). No debe olvidarse, además, que la opinión propiamente republicana era en su mayoría moderada: así, la de Lerroux o la de los intelectuales padres espirituales del régimen, o la del partido de Maura. Los problemas vinieron de unas izquierdas y unos nacionalismos utópicos o mesiánicos, que no tenían forzosamente por qué imponerse, como veremos en el tercer error.
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16-01-13 22:18 #10969079 -> 10969064
Por:Un Cerreño.

RE: Cultura política.
La república abrió paso al comunismo.
Desde luego, en esa dirección iba el programa de Azaña, a un tiempo iluso y radical, que se creía capaz de dirigir a su conveniencia a "los gruesos batallones populares". Pero los desórdenes y frustraciones del primer bienio hartaron a la gran mayoría de la población de semejantes aventuras, y fue posible al centro-derecha obtener el poder.

Como es sabido, la izquierda y los nacionalistas catalanes y vascos no aceptaron la voz de las urnas, y dedicaron sus esfuerzos a desestabilizar no ya al gobierno legítimo, sino al régimen republicano mismo, buscando el PSOE y los nacionalistas catalanes la guerra civil. Tales movimientos terminaron en derrota para quienes los realizaron en octubre del 34, con lo que se abrieron otras perspectivas. Quedó demostrado que la república, apoyándose en su legalidad, que las derechas y Franco defendieron, podía derrotar los planes de guerra civil y comunismo de la izquierda. Y a pesar de que esta persistió en sus posturas y propagandas guerracivilistas, no habría tenido muchas oportunidades si no se las hubiera dado la política nefasta y a duras penas legal de Alcalá-Zamora.

Este llevo el país a las elecciones no democráticas de febrero de 1936, y, entonces sí, el gobierno del Frente Popular abrió paso al comunismo, que en aquellos momentos consistía en un violento proceso revolucionario obrerista, cuya principal fuerza volvió a ser el PSOE. Sin embargo, este proceso no fue posible a causa de la legalidad republicana, sino precisamente por la destrucción de dicha legalidad desde el gobierno y desde la calle. Tales sucesos no habrían tenido lugar, con bastante probabilidad, si Alcalá-Zamora no hubiera expulsado ilegítimamente del poder a Gil-Robles, y este le vaticinó lúcidamente lo que iba a ocurrir a continuación.

La continuación de la guerra civil emprendida en 1934 no era en modo alguno obligada, y fue la obcecación de un político, no la dinámica del sistema republicano, lo que arruinó los frutos de la victoria de la legalidad en octubre del 34.
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16-01-13 22:20 #10969086 -> 10969079
Por:Un Cerreño.

RE: Cultura política.
Maura estimaba, correctamente, que los monárquicos, que en su mayoría ya habían desasistido al rey al comenzar la transición post Primo de Rivera, habían perdido el ánimo. Los conocía bien, pues procedía de sus filas. El general Sanjurjo dio a entender que no pensaba utilizar la Guardia Civil contra posibles agitaciones; Romanones desmayó o fingió desmayar: "Todo estaba perdido", asegura con descaro en sus memorias; y Berenguer se apresuró a paralizar de antemano cualquier reacción de la autoridad militar en provincias ante unos alborotos que aún tardarían en producirse. El gobierno, que no los republicanos, fue el primero en dar carácter plebiscitario a unas elecciones municipales que habían ganado los monárquicos, y Aznar, al día siguiente, soltó la frase aquella de que España se había "acostado monárquica y levantado republicana".

En un gesto de absoluto desprecio a sus propios votantes, los principales líderes monárquicos mostraron la mayor prisa por liquidar el régimen, antes siquiera de que empezaran las manifestaciones. Romanones lo explica muy bien, de modo involuntario. La agitación, sin duda alentada por declaraciones como las de Aznar y por el evidente derrotismo del gobierno, comenzó a media tarde del día 13. En la mañana del día siguiente Sanjurjo se puso a las órdenes de los dirigentes republicanos, pero ni aun así estos se decidían a tomar el poder; hasta que, sobre las seis de la tarde, Maura consiguió arrastrarlos hacia la Puerta del Sol para ocupar el Ministerio de Gobernación: algunos de ellos, como Azaña, estaban llenos de temores muy razonables, por ignorar aún la abyecta quiebra moral de la monarquía.

Se combinaron así el golpe de estado propiciado por el derechista Maura y el asestado por los propios monárquicos. El de estos fue el realmente decisivo: regalaron el poder a sus enemigos, como estos mismos reconocerían. Con ello la monarquía perdió toda su legitimidad de un modo entre ridículo e ignominioso. Una legitimidad que los republicanos heredaron. Subieron al poder sin oposición alguna.
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16-01-13 22:22 #10969100 -> 10969064
Por:Un cerreño

RE: Cultura política.
Estoy sorprendido porque alguien, utilizando mi seudónimo, ha abierto y escrito estos mensajes. Hay una diferencia:Yo cerreño lo escribo con minúscula.
Quien quiera que sea se ha dado de alta hoy mismo.

Saludos cordiales.
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16-01-13 22:26 #10969123 -> 10969100
Por:Un Cerreño.

RE: Cultura política.
Desde hace muchos años, la idea de que los reinos cristianos españoles recuperaron España en un proceso largo y difícil viene siendo objeto de una crítica verdaderamente pintoresca, pero incesante. La idea viene de lejos, y Ortega y Gasset, tan arbitrario en sus interpretaciones históricas y tan aficionado a las frases ocurrentes y de escaso sentido (recuérdese la muy celebrada ""España es el problema y Europa la solución"), negó en su librito España invertebrada, tan disparatado como influyente, que un proceso tan prolongado pudiera llamarse Reconquista. La idea podía tener algún sentido si, como observa Stanley Payne, su autor hubiera ido más allá de la frase y tratado de demostrarla convincentemente, lo que no fue el caso. Pero a menudo las frases rimbombantes tienen más efecto que una argumentación sólida.

Y no le habría sido fácil a Ortega demostrarla, desde luego. El proceso reconquistador se hizo sobre la idea de la pérdida de España a manos de los invasores islámicos, los cuales habían fundado no solo un nuevo estado, sino toda una cultura de corte africano-oriental que, de haberse impuesto, habría alterado drásticamente la dinámica histórica de la península desde la II Guerra Púnica, sustituyéndola por una dinámica semejante a la del Magreb. Y la idea de la pérdida de España se refiere al reino hispanogodo, sin el cual resulta imposible explicar la Reconquista, como han mostrado muy bien García Moreno y otros: en el norte de África no existió, tras la caída de Roma, nada parecido al reino de Spania.

La ocupación prácticamente total de la península por los musulmanes hizo que las resistencias fueran surgiendo de forma aislada, con lo que el resultado final, en un proceso tan largo, habría sido, con la mayor probabilidad, la consolidación de una península balcanizada en estados y países distintos, cristianos e islámicos. Sin embargo, la separación solo se mantuvo en el caso de Portugal. En el resto, el 80% del territorio, terminó resurgiendo la España perdida, cristiana, latina y europea. Ello fue casi un milagro, que se explica por la fuerza de la idea fundamental de todos los reinos de formar parte de España. Incluso los portugueses siguieron considerándose españoles mucho después de afianzada su independencia. A pesar de las hostilidades entre los reinos españoles (que no meramente cristianos, pues los reinos cristianos iban extendiéndose por toda Europa), hostilidades mucho menores que las producidas entre los islámicos, la idea unitaria de España pervivió y al final se impuso.

Estos hechos, de los que la España actual es un resultado inequívoco, no pueden ser minimizados, y menos aún pasados por alto, como he procurado exponer en Nueva historia de España.

Por ello habría que explicar el dogmatismo y empecinamiento de muchos profesores e intelectuales en mantener una visión tan evidentemente deformada de nuestra historia. Dudo de que haya otro país en Europa cuya historia haya sido tan tenaz y sistemáticamente falseada en ciertos niveles, e ignorada popularmente. Una razón ha sido la extensión de una ideología antiespañola, de auténtico odio a España (recuérdese que en algunas épocas los vivas a nuestro país eran perseguidos, y ahora mismo son mirados con reticencia o aversión en muchos ambientes), cuyas raíces, como he explicado, cabe encontrar en Bartolomé de las Casas, pero que en el siglo XIX, y sobre todo en el XX, se complicaron con nuevas ideologías de corte izquierdista o progresista. Para Azaña, como para Costa u Ortega, la historia entera de España había sido una especie de inmensa equivocación y anormalidad, que ellos, supuestamente, venían a corregir. Paralelamente, los nacionalismos regionales en Cataluña, Vascongadas, en menor medida en Galicia y Andalucía, más tarde en Canarias, se dedicaron a convertir la historia en una sucesión de mitos, a negar la misma existencia de España o a presentar esta como un poder oscuro y salvaje. El marxismo, tan difundido hasta hace poco y, en formas menos explícitas, también ahora mismo, dio una envoltura científica a todas esas concepciones. Durante años la misma palabra España quedó proscrita en los ambientes de izquierda y separatistas; lo sigue estando en gran medida: había que decir "Estado español", expresión absurda, por cuanto si es español tiene que existir España.

Atendamos al modo como han prosperado estos disparates históricos y conceptuales. En el fondo, los negacionistas de España tenían una oscura conciencia de estar desbarrando, y por ello procuraban sustituir el debate racional por afirmaciones rotundas, lucubraciones arbitrarias, insolencias y desplantes, como ocurre ahora mismo en torno a la guerra civil y la república. Su actitud se vio alentada por la inhibición mayoritaria de los presuntos defensores de España, salpicada de ocasionales reacciones en un plano sentimental.

La escasez de debate es uno de los índices más precisos de la decadencia intelectual de nuestro país. Ahora mismo vemos al principal partido de una oposición ficticia insistir en "mirar al futuro" y olvidar el pasado. Del pasado se puede aprender mucho; del futuro, nada: solo proyectar en él los insignificantes deseos de los necios.
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16-01-13 23:17 #10969339 -> 10969123
Por:Un Cerreño.

RE: Cultura política.
 JC Girauta sobre la guerra civil.

Sobre las cifras del terror en los dos bandos, los datos más fiables hoy son los de Ángel David Martín Rubio, que he citado varias veces: da un número algo superior de muertes en el bando nacional, pero la intensidad del terror fue mayor en el Frente Popular, ya que, por la evolución de la guerra, solo pudo aplicarse en una extensión menor de territorio y población.
  
    Ello aparte, hay que señalar tres diferencias fundamentales en el terror de un bando y otro: a) en cuanto a los odios; b) en cuanto al terror entre los componentes del propio bando; c) en cuanto al sadismo empleado.
 
   Por lo que respecta al primer punto, importantísimo, el odio fue cultivado por las izquierdas, con ese nombre y desde el principio de la república, dando lugar  a una serie de brutales agresiones que terminaron por despertar en parte de la derecha un odio de respuesta. En todo momento llevó la izquierda la  iniciativa en el cultivo de ese sentimiento y en las agresiones. La derecha se retrajo, en parte por influencia del catolicismo, que procuraba mitigar esas pasiones, mientras que las izquierdas, en especial socialistas, veían en ellas un arma revolucionaria.
 
   El segundo punto lo he comentado muchas veces, por lo revelador: las peleas entre las izquierdas por el poder y el botín derivaron en dos pequeñas guerras civiles entre ellas y en cientos o miles de asesinatos, además de torturas, detenciones ilegales, etc. Nada semejante ocurrió en el bando nacional.
 
   En cuanto a la crueldad y el sadismo, también se manifestó en el Frente Popular con una intensidad sin paralelo en el bando contrario.  Estoy leyendo Los catalanes en la guerra de España, de José María Fontana, reeditado por Ediciones Grafite hace cinco años, un libro muy, muy recomendable para recuperar la historia. Extraigo de él algunos párrafos indicativos:
 
   “El simple hecho de ser religioso o sacerdote, o mero seminarista, equivalía a llevar implícita la sentencia de muerte, hallándose cualquiera facultado para ejecutarla, sin previa incoación de causa ni formalidad alguna (…) El clero sufrió la más sañuda persecución, llegándose incluso, con frecuencia, a los más espeluznantes martirios”
 
 “Se dieron bastantes casos de personas quemadas vivas. En Tarragona  pereció así el médico Vives. Un dirigente rojo llamado Recasens, con otros varios, lo sacó de casa en pijama y lo llevó a poca distancia de la ciudad; cerca de la carretera lo roció con gasolina y le prendió fuego, contemplando divertido la horrenda agonía de la víctima, que lanzaba gritos espeluznantes. Antes del año moría el asesino, cosido a balazos por sus ex amigos rojos. Josefa Nicolau Fabra era vendedora en el mercado de Tortosa, y fue detenida como represalia por haberse escapado su marido de la cárcel instalada en el colegio de San Luis. Cuando ya había sido detenido de nuevo su marido, Emilio Lucía Izquierdo, y después de azotado lo habían asesinado, la sacaron de prisión y, a unos dos kilómetros de Tortosa, en la carretera de Barcelona, fue quemada viva.
  
   Ramón Segura Piñol, de Ulldemolins, fue asesinado atado a un pino después de un largo y horrible martirio. A Juan Valle, de Guiamets, lo mataron e Gavá después de sacarle los ojos, herirle en las extremidades y colgarle boca abajo. Páginas y más páginas podrían llenarse con la escueta relación de monstruosidades parecidas (…) Ojos reventados como horrendos mejillones. Carnes achicharradas. Gritos de horror y desesperación (…) Caras espeluznantes en la agonía…”
 
   “En los años 1937 y 1938 (…) en la culta ciudad de Barcelona, bajo la “República” española y el Estatuto catalán, los hombres construyeron ergástulas de tortura refinada, infinitamente más completas y perfectas que las de los siglos bárbaros, para hacer sufrir, física y psíquicamente a otros hombres por el solo hecho de no pensar en la misma forma que sus verdugos”
 
  “La cheka llamada de Vallmajor era el local social de la Sección sexta del SIM (…);  a pesar de su relativa pequeñez, la población penal existente en ella fue de unos 350 a 550 reclusos. El otro “preventorio”  del SIM estaba situado en la calle Zaragoza, y albergaba una población penal de unos 300.  En ambos “centros penitenciarios”  se empleaban bastantes métodos de tortura: la “nevera”, la “verbena” la “silla eléctrica”, o el “huevo”, a más de traumatismos directos en verdadera riqueza de modalidades, ora el puñetazo, cuyos resultados iban desde el manto cardenalicio con hemorragia  hasta la rotura de huesos y extirpación de ojo, o bien el “vergajazo” o la delicada ingeniosidad de saltar sobre los pies desnudos del presos, o tostárselos a fuego lento.
 
   La “verbena” consistía en un  cajón de madera cuyas dimensiones obligaban a estar encogido, ni de pie ni sentado, dando frente a una mirilla con una potente lámpara encendida, mientras la tapa superior golpeaba sobre la cabeza con fuerte ruido. Se consiguió por este método un máximo de sufrimiento físico y psíquico. La “silla eléctrica”  servía para convulsionar al que en ella se sentaba, con descargas De diferente y creciente intensidad (…)
 
  Eran tan horribles y espantosos los sufrimientos, que se produjeron muchos intentos de suicidio. M. Robles se tiró al patio, y aquel sonriente y bondadoso viejo, Francisco Morera, regresó de un interrogatorio lleno de sangre que le manaba hasta por las orejas, y, después de unas horas de insensibilidad en el suelo, se ahorcó de un grifo a setenta centímetros del piso, con su cinturón. Son dos botones de muestra”.
 
   Otra especialidad fueron los campos de concentración, llamados eufemísticamente “de trabajo”,  mucho más brutales que cualesquiera del bando contrario: “Entre tales campos, el más célebre por su negra historia fue el número 3, situado en Omells de Nagaia (Lérida), que, en los últimos tiempos  tuvo por jefe a un tipo (…)  llamado Monroy, que tenía más muertos sobre su conciencia que pelos en la espesa barba. Allí, entre muchísimos otros, mataron a varios amigos; me acuerdo siempre del jovial médico Casimiro Torrens, apolítico, tan buena persona y llena de vida… a quien asesinaron porque se negó a certificar la defunción, por enfermedad, de un preso muerto tras un bárbaro y prolongado martirio.  El campo núm. 1 estuvo en Hospitalet del Infante, y tuvo como jefe también a Monroy. Mucha fue, asimismo, la gente en él asesinada, en virtud de la opinión del Mandamás de que “quien no podía trabajar no servía a la República” y, por tanto, se le pegaba un tiro en la nuca. Solía curar a los enfermos de febrículas obligándoles a permanecer, en pleno invierno, veinte minutos dentro del mar, escogiendo para ello la hora del atardecer y buscando, incluso, los días ventosos, tan frecuentes en aquella costa.  Deporte favorito en el tal “campo” era el de lanzar piedras sobre los desdichados presos  (…) Sin duda por esto y por su ferviente espíritu republicano, le nombraron (a Monroy) jefe de los campos de concentración, durante cuyo mando se mató a los recluidos en ellos por los motivos más nimios...”
 
   Hay que decir que sobre las chekas y los campos de concentración dieron también testimonio diversos izquierdistas que los sufrieron en las represalias mutuas entre las izquierdas. A algunos me refiero en El derrumbe de la República, extraídos de libros y de documentos de la Fundación Pablo Iglesias. Sobre la crueldad extrema empleada en Andalucía y la calaña de quienes hoy se consideran herederos del Frente Popular daré algunos datos en los próximos días.
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17-01-13 00:09 #10969494 -> 10969339
Por:Un Cerreño.

RE: Cultura política.
EL CARLISMO COMO HERRAMIENTA PARA LA REVOLUCIÓN INTEGRAL-ESPIRITUAL DEL SUJETO.

¿Qué es el Carlismo?
18 MARZO, 2011


¿Qué es el Carlismo? ¿Qué extraño fenómeno histórico ha permitido su supervivencia hasta hoy durante casi dos siglos en la historia de España?

No es fácil hacer una apretada síntesis de fenómeno tan complejo y prolongado. Puede decirse, sin embargo, que su explicación exige tener en cuenta tres ejes fundamentales: la bandera de la Legitimidad dinástica, la continuidad del mundo hispánico anterior a las revoluciones modernas y el corpus doctrinal del tradicionalismo.

I. La bandera de la Legitimidad dinástica

En efecto, el Carlismo es una reivindicación legitimista ante la usurpación producida en 1833 a la muerte del Rey Fernando VII. La legislación española, semisálica, determinaba que la sucesión a la Corona debiera haberse producido en la persona del hermano del Rey, el Infante Don Carlos, saludado como Carlos V por sus partidarios. En cambio, un verdadero golpe de Estado encubierto llevó al trono a Isabel, la hija de cortísima edad del fallecido Fernando VII y María Cristina de Nápoles.

1ª. La Guerra estalló con fuerza en toda España, en especial en las Provincias Vascongadas, Navarra, Castilla y Cataluña, y duró siete años.

2ª. Todavía en el decenio de los cuarenta, con el hijo de Carlos V, Carlos VI, volvería la Guerra, la conocida como Segunda Guerra Carlista.

3ª. Entre 1872 y 1876, con Carlos VII, nieto de Carlos V, una Tercera Guerra durante la que gobernó en diversas zonas de España.

4ª. Incluso la «Guerra de España», entre 1936 y 1939, tuvo en algunas regiones (piénsese por ejemplo en la legendaria Navarra) un importante componente carlista, así como la Comunión Tradicionalista fue una de las fuerzas decisivas en el Alzamiento y posterior victoria, no obstante el alejamiento progresivo respecto del régimen de Franco. Alejamiento, sin embargo, no se olvide, del todo distinto del de republicanos, socialistas y comunistas, al estar inspirado en los viejos principios de la Tradición española y no en las ideologías de la modernidad.

Bien puede entenderse que si el Carlismo hubiese sido un simple pleito dinástico difícilmente hubiera podido sobrevivir más allá de algunos decenios. Su prolongación en el tiempo viene a demostrar, en cambio, que la cuestión legitimista actuó como banderín de enganche de otras motivaciones con las que se fundió en una unidad inextricable.

II. La continuidad del mundo hispánico anterior a las revoluciones modernas

En primer lugar, la continuidad venerable de la Tradición común de los pueblos hispánicos, esparcidos por los cinco continentes. De modo quizá no del todo consciente al inicio, con comprensión cada vez más clara, el Carlismo ha venido a ser la prolongación de un modo de ser que sucesivamente han cancelado el absolutismo, el liberalismo y el socialismo (en ocasiones con idas y vueltas). En este sentido profundo, como la vieja Cristiandad medieval se continuó durante el período de la Casa de Austria en el mundo hispánico, convertido en una suerte de Christianitas minor, el Carlismo ha sido todavía una suerte de reserva de esa Cristiandad menor. El carácter íntimamente popular del Carlismo, tantas veces incomprendido, como otras silenciado, recibe ahí también una de sus explicaciones.

III. El corpus doctrinal del tradicionalismo

Todavía más. El pleito dinástico fue además ocasión de que se enfrentaran los defensores del orden natural y cristiano, aun con todas las deformaciones que se quiera, introducidas en buena medida a lo largo del siglo XVIII, a los secuaces de la revolución en sus distintas metamorfosis. Así pues, dio lugar a que se articulara, ya que no una ideología, que es una visión parcial y errónea del mundo, sí un cuerpo de doctrina basado en los principios de la verdadera filosofía y el uso recto de la razón, también por lo mismo en la sabiduría cristiana. Tradicionalismo que en el caso español ha sido siempre purísimo, sin las mistificaciones y errores que en otros lugares ha conocido, y que ha hecho del Carlismo español el movimiento más contrarrevolucionario del mundo, en el sentido de hacer, no una revolución en sentido contrario, sino lo contrario de la Revolución, esto es, fundar la sociedad sobre el orden natural y divino, y por lo mismo reconstruir constantemente el tejido social.

La Tradición es la esperanza

Hoy, el lema del Carlismo ―Dios, Patria, Fueros y Rey legítimo―, que a algunos pudiera parecer antiguo o superado, sigue siendo en cambio la única Bandera de esperanza para un mundo que se desmorona. Así, frente al nihilismo del sedicente Nuevo Orden Mundial globalizado, sólo la instauración de todas las cosas en Cristo, por medio de poderes sometidos al orden ético que la Iglesia custodia, que conjuguen la libertad de los pueblos con la Tradición común de las Patrias, puede dar al mundo la paz.
Puntos:
17-01-13 07:55 #10969706 -> 10969494
Por:Un cerreño

RE: Cultura política.
Estoy sorprendido porque alguien, utilizando mi seudónimo, ha abierto y escrito estos mensajes. Hay una diferencia:Yo cerreño lo escribo con minúscula.
Quien quiera que sea se ha dado de alta hoy mismo.

Saludos cordiales.
Puntos:
17-01-13 07:58 #10969710 -> 10969494
Por:Un cerreño

RE: Cultura política.
Como si no pudiésemos llamarnos igual, pos no hay benitos en el pueblo y ninguno se enfada, pos mas cerreño q benitos hay.

Saludos cordiales.
Puntos:
17-01-13 07:59 #10969711 -> 10969494
Por:Un cerreño

RE: Cultura política.
Ni que tuvieras la patente del nick jajaja jajaja
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