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Bollullos Par del Condado - Huelva

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España > Huelva > Bollullos Par del Condado
20-11-14 19:49 #12334771
Por:No Registrado
Llena r la nevera.
LUCÍA VILLA || Público.es

Llenar la nevera, más allá de calmar estómagos, puede resultar a veces un práctico ejercicio para remover consciencias. Esta es en parte la sensación que queda después de leer ’El negocio de la comida’ (Icaria, 2014), un exhaustivo ensayo de la periodista e investigadora Esther Vivas, que desgrana una a una las devastadoras y en la mayoría de casos ignoradas consecuencias de nuestros hábitos de alimentación. Desde la especulación en el precio de los alimentos básicos como el trigo o el arroz, hasta las condiciones laborales de las agricultoras... un recorrido de la tierra al plato por el que la autora denuncia los impactos que el sistema del agronegocio tiene sobre la sociedad, la economía, la salud, el medio ambiente, la igualdad o la pobreza, y en el que, pese al panorama desesperanzador, se exponen modelos de alternativas viables.

En ’El negocio de la comida’ denuncia todas las consecuencias que arrastra un sencillo alimento. Después de leerlo da la sensación de que uno no puede salir a comprar sin contribuir a empobrecer ciertos países, contaminar el medio ambiente, enriquecer a especuladores o enfermarse... ¿De verdad es posible un consumo de alimentos responsable?

Evidentemente cuando uno analiza en profundidad el modelo agroalimentario y mira a las entrañas de ese sistema dominado por la agroindustria y los supermercados, a veces puede generar una situación de impotencia por los impactos tan negativos. Desde mi punto de vista lo que es fundamental es tener la información. Tener otras miradas de este sistema agroalimentario y a partir de ahí poder forjar un criterio propio para, a partir de la información, poder pasar a la acción. Necesitamos datos para poder decidir por nosotros mismos. El libro trata de analizar en profundizar la cara oculta de este modelo agroalimentario para indignarnos y poder plantear alternativas al mismo.

Da la impresión, por la dimensión de lo que cuenta, que un cambio de modelo tardaría mucho en llegar...

Yo creo que se pueden empezar a cambiar las cosas aquí y ahora. Una vez conocí a una persona que me decía que cuanto más conocía el funcionamiento de los supermercados y la gran distribución, menos compraba en ellos. Nuestra toma de conciencia implica cambios en nuestra vida cotidiana, siempre en función de nuestras inquietudes e intereses, claro. Pero los cambios, otras prácticas en el consumo, se pueden muchas de ellas llevar a cabo y de hecho muchas ya funcionan. Experiencias de grupos, cooperativas de consumo, huertos urbanos o el consumo ecológico son iniciativas en auge hoy en día y que demuestran que otros modelos son posibles.

En su libro señala un beneficiario claro del mercado alimentario: las multinacionales y grandes empresas. Es innegable su responsabilidad, pero ¿Qué hay de los Gobiernos? ¿Por qué no se están haciendo las normativas adecuadas?

En definitiva lo que vemos es que la administración actúa al servicio de los intereses del agronegocio y de los supermercados. La dinámica de puertas giratorias que vemos en otros ámbitos como el energético, también se dan en la agricultura y la alimentación. Sin ir más lejos, la actual directora de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, la señora Ángela López de Sá y Fernández, estuvo durante diez años en la directiva de Coca Cola. Hay un claro conflicto de intereses pues, entre quien está al frente de una agencia que tiene que cuidar de nuestra seguridad alimentaria y que viene de una empresa privada que utiliza algunos aditivos alimentarios en sus productos que dejan mucho que desear.

¿Y al resto de la sociedad, nos importa lo que comemos?

Lo que vemos en el contexto de crisis del sistema político y económico es que a pesar de que tomamos conciencia de la supeditación de las políticas sociales y económicas a los intereses de la banca y el poder económico, no sucede lo mismo con el análisis que hacemos de lo que comemos y cómo lo hacemos. La lógica que impera en las políticas de vivienda, por ejemplo, con el apoyo de la mayor parte de la clase política actual, es la que también se da en las políticas agroalimentarias. En definitiva se mercantilizan derechos y necesidades básicas, ya sean viviendas, salud, educación o alimentos.

Muy a menudo se señala a EEUU cuando hablamos de hábitos de alimentación poco saludables. En España siempre se ha aplaudido la dieta mediterránea. Es un país donde a las cadenas de comida rápida les cuesta más asentarse, no gustan tanto. Sin embargo los índices de obesidad infantil no dejan de crecer. Un 20% de los niños españoles son obesos. ¿Qué está pasando en España?

La dieta mediterránea se ha visto sustituida poco a poco por un modelo de alimentación fast food, con azúcares añadidos, grasas saturadas y alimentos procesados que tienen un impacto en nuestra salud. Además esto se ha agudizado con la crisis económica, en la que la pérdida de poder adquisitivo de muchas familias ha llevado a gastar más en comida, pero a comer menos y de peor calidad. Varios estudios evidencian cómo alimentos congelados, bollería, etc, han aumentado su consumo en los últimos años de crisis.

Esto es curioso, porque, aunque la carne y el pescado sí son más caros, otros muchos productos no. Un paquete de lentejas, por ejemplo, es más barato y alimenta a más personas, además de ser más sano, que una pizza congelada.

Sí, yo creo que aquí hay dos elementos. En primer lugar si cogemos una cesta de la compra más saludable, donde no sólo haya fruta y verdura, sino también pescado, carnes, leche, etc. y lo comparamos con una cesta de productos congelados, con bollería y tal, ésta sale más barata, según un informe reciente en Reino Unido.

Pero sí que es cierto que se podría comer bien gastando menos. Lo que pasa a menudo es que no sabemos, no nos han enseñado a cocinar ni a comer de una manera saludable. Y muchas veces hay una tendencia a comprar alimentos procesados porque consideramos que son mejores y porque son los más fáciles y rápidos de comer. Desde este punto de vista, yo creo que es fundamental una cierta reeducación de lo que comemos y cómo lo comemos.

Aquí se ve también una clara cuestión de clase social vinculada a nuestra alimentación. En general, las familias con menos recursos tienden a tener una alimentación de menor calidad, por una cuestión económica, pero también por un elemento educativo, cultural, de no valorar la alimentación.

Sin embargo la gastronomía vive un momento álgido. Por todos lados hay programas y concursos televisivos sobre cocina, blogs de recetas, guías de restaurantes, rutas y ferias. Cocinar está de moda... ¿Esto puede ayudar a cambiar los hábitos de una sociedad?

Bueno, se han puesto de moda unos determinados shows culinarios, pero que se quedan en el espectáculo y no profundizan en la educación y en unos criterios saludables para nuestra alimentación. Pero sí que es cierto que en la sociedad ha ido creciendo el interés por preguntarse qué comemos, o en apostar por una alimentación de más calidad, pero acostumbra a ser un interés de determinadas clases sociales, con personas con determinados estudios, que tienden a invertir y a apostar por una comida de calidad, pero no es una tendencia que llegue al conjunto de la población. Porque depende más de una inquietud individual que de unas políticas activas por parte de la administración. El reto está en que este cuestionamiento del modelo agroalimentario que empieza a aflorar en algunos sectores sea accesible al conjunto de la población, fruto de unas políticas que promocionen comer bien.

Una propuesta: imaginémonos que todos los comedores colectivos públicos apuestan por una alimentación ecológica, de proximidad campesina, en las escuelas, universidades, centros de salud, hospitales, etc. Todo esto nos permitiría no sólo comer bien, sino reactivar todo el sistema productivo campesino a escala nacional y por lo tanto sería una apuesta tanto a nivel social como económica.

En su libro, para explicar todos los factores que influyen en nuestra alimentación y sus alternativas, pasa por los movimientos feminista y ecologista y por otros movimientos ciudadanos y de soberanía popular. ¿No se entienden los unos sin los otros para un cambiar lo que comemos y cómo comemos?

Bueno, la mercantilización de lo que comemos es sólo un ejemplo más de cómo el sistema capitalista convierte nuestras necesidades en privilegios y en objeto de negocio por parte de unas pocas empresas. Es fundamental enmarcar la demanda de otros hábitos de consumo en un cuestionamiento global del sistema. De aquí que las alianzas del movimiento por la soberanía alimentaria, por el comercio justo, por un mundo rural vivo, es imprescindible que se unan con otros actores sociales para un cambio de rumbo de este sistema.

También es cierto que ha surgido un nuevo mercado en torno a lo alternativo. Vemos con frecuencia productos etiquetados como "justos" o "ecológicos". ¿Hay trampa?

Lo que vemos es que el capitalismo, los supermercados, las grandes empresas se visten de verde y de solidario si esto les cubre determinado nicho de mercado o les permite una estrategia de márquetin empresarial. Pero que pongan en sus estantes, o que abran líneas de productos ecológicos o de comercio justo, no implica una transformación o un cambio de estas políticas. No se trata de comprar sólo un producto etiquetado como ecológico o como justo, sino que tenga un componente de transformación social añadida. Hay productos etiquetados como ecológicos pero que igual vienen de América Latina, ¿Dónde está la justicia ecológica con un producto que tiene miles de kilómetros a sus espaldas, a pesar de que su cultivo sea libre de agroquímicos?
Puntos:
22-11-14 10:01 #12336514 -> 12334771
Por:Batidor

RE: Llena r la nevera.
Otro articulo más de demaogogia barata.

El día que este tipo de articulo se haga hablando de los costes reales veremos lo demagogo.

¿Cuanto vale un saco de 5 kg de naranjas aqui? 2,o 3 €, ¿no?
Cuanto cuesta en Bilbao las mismas naranjas?, nada, no se venden por sacos, sino por kilos o piezas.
Porque el precio del kilo esta a mas de 0,80 o 1€.
Los demagogos saldrán y dirá que roban al agricultor pues a estos le pagan 0,10 o 0,15€ por kg.
Pero los demagogos no dicen que en Bollullos las venden ellos, sin calibrar, sin limpiar y cogidas a metros de la población. No dice que las de Bilbao, las calibran, limpian, envasan,... que esonlo hacen personas, maquinas, ... que generan un coste. Hay que transpirtarlas, comeciarlizarlas, ... todo tiene un coste. En ese coste hay mucho trabajo, es decir puestos de trabajo para personas, tanto directamente tocando la naranja como lo anexo, etiquetas, productos de limpieza, camiones, ... y todas tienen derecho a cobrar.

Los demagogos NO dicen que hacemos si se elimina ese trabajo intermedio con las personasnque lo realizan.

Nada es blanco o negro.
Puntos:
24-11-14 20:10 #12338930 -> 12336514
Por:No Registrado
RE: Llena r la nevera.
Teresa Rodríguez y Diego Cañamero || Público.es

La lucha por la autonomía, por la soberanía, por el autogobierno no fueron para que 33 años después sigamos siendo la Comunidad con más paro de la Unión Europea, la más pobre de España, con casi una cuarta parte de los niños y niñas andaluzas por debajo del umbral de la pobreza, un 62% de paro juvenil y tantos otros datos y realidades cotidianas teñidas por el dolor de nuestra gente.

Seis años de interminable crisis dibujan ya un escenario social parecido al de una guerra. Pero las estadísticas no sólo sirven para poner números a una realidad que vivimos día a día, también señalan con el dedo a quienes se han quedado con lo que le han quitado a la mayoría: el número de millonarios ha aumentado un 24% desde el inicio de la crisis. Hay dinero pero lo acapara una minoría que aparece desnuda y sonrojada y crece la desigualdad social como una losa de vergüenza.

Crece el desempleo, el subempleo, la precariedad, los desahucios, crecen las colas de carritos a las puertas de la beneficencia, las largas esperas en las cercanías de los contenedores próximos a los supermercados, crece el número de locales vacíos y polvorientos en las calles comerciales de nuestros pueblos y ciudades, crece el número de clics de ratón en las páginas de compañías aéreas de bajo coste para comprar viajes que son solo de ida de la juventud exiliada. Lo vemos en Madrid, en Cataluña, en Galicia… pero con doble ración de dolor, en nuestra Andalucía.

No ha parido esta tierra de poetas uno que sea capaz de rimar seguir igual con progreso, seguir igual con mejora, seguir igual con pan, techo, trabajo y dignidad para los andaluces y las andaluzas. Hablar de “Régimen” o de “casta” tiene más sentido en nuestra tierra. Van 35 años de gobiernos del PSOE que no nos han sacado del subdesarrollo, pero que sí nos han metido en una maraña de clientelismo y amiguismo en todas las administraciones andaluzas, la oficial y la paralela, donde ya se puede hablar de una burocracia casi hereditaria del “socialismo” andaluz, de una especie de aristocracia del partido.

Andalucía tierra de paro, clientelismo y cobardía. Un año más asistimos a otros presupuestos de la obediencia a los límites impuestos por el Gobierno de Rajoy. Límites que el propio PSOE, ahora envuelto en la bandera del victimismo, contribuyó a fijar con su política económica y su gran coalición con el PP del 135 de la constitución cuando también gobernaba en Madrid. Estos presupuestos son un capítulo más en el interminable ciclo aburrido y desesperanzado de continuidad que sufrimos desde hace tres décadas y media en nuestra tierra. Una situación económica periférica y dependiente que ningún gobierno andaluz ha tenido el valor de combatir en serio. Ni ayer ni hoy. Un pueblo al que quieren dormido y sin querer soñar.

PP y PSOE, Mariano y Susana, Madrid y Sevilla, La Moncloa y San Telmo, los recortes obligados y los recortes por responsabilidad, los sobres y los ERE. Dos caras de la misma moneda. La moneda que nos roban y que engorda sus bolsillos. Parejas supuestamente opuestas y enfrentadas que se necesitan para representar su teatro de sombras. El “y tú más” entre PP y PSOE entre Madrid y Sevilla. Pero la austeridad y la corrupción se mueven por ese eje como si de una línea de AVE se tratase. Solo el falso juego de las diferencias heredado de la Transición mantenía el engaño. Pero ya no más. El rey camina desnudo ante los ojos de todo el mundo y la indignación cura la miopía.

Miopía que sin embargo siguen sufriendo los partidos del Régimen en Andalucía. El PP que espera su turno en la vieja fotografía del bipartidismo donde solo cabía el blanco y el negro. El PSOE que piensa que le vale con las lágrimas de cocodrilo de las supuestas manos atadas desde Madrid y con el recambio cosmético de una Susana Díaz sacada de la chistera para esconder al Griñán y al Chaves de los ERE. Expresidentes de la Junta de Andalucía escondidos también detrás de sus escaños, que con juicio o sin él, ya han sido considerados culpables por un pueblo que sabe cómo prepararon y sembraron la tierra en Andalucía para que en lugar de trigo y algodón crecieran chorizos.

Hoy el bipartidismo va camino de ser historia, los recambios superficiales no terminan de colar y la gente está dispuesta a ser valiente, a tener esperanza. Se acabaron las aritméticas electorales. Es la hora de atreverse, de dar un paso adelante y construir una alternativa a este Régimen para conquistar el futuro, para ganar Andalucía. Para recuperar el sueño y el impulso de aquel 4 de diciembre. Algunos cambiaron la audacia del “rebélate” por la resignación de un bipartito que ha fracasado en resolver los grandes problemas que afectan a Andalucía. No se podía esperar otra cosa de gobernar con La Troika y el régimen. Y gran parte de la izquierda coherente y honesta empieza a cansarse de templar el gesto cada vez que le preguntan por la utilidad de ese pacto.

2014 ha sido un año de grandes cambios. Tras la masividad de una enorme movilización social que tuvo su cenit el 22 de marzo en Madrid hasta el colapso del bipartidismo, pasando por la crisis de régimen y la renuncia de Juan Carlos, hemos asistido a un terremoto político y social cuyas consecuencias apenas hemos empezado a conocer. El tablero ha saltado por los aires, la partida está abierta y el momento es ahora. Todo el ciclo de movilizaciones abierto con el 15-M, las mareas, las Marchas de la Dignidad, comienzan a dar resultados.

Tenemos que convertir la indignación y la esperanza en cambio político también en nuestra Tierra. Tenemos que ganar el presente y el futuro. Nuestro futuro y el de nuestros hijos y nuestras nietas. El que escribamos entre todas y todos. El que nombremos con nuestro propio acento. No el que nos dicten los de arriba, los de siempre, ya sean de Madrid, de Bruselas o de Berlín. Nos robaron nuestros derechos en el BOE y en el BOJA y tenemos que recuperarlos. Empecemos a andar por el camino de la soberanía, la justicia y la dignidad. Este es nuestro tiempo y empieza ahora.
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