Alosno - Huelva

En la postguerra,tomó posesión de su plaza como maestro nacional, Don José María Gómez Rebollo. Antes de él había otro maestro al que el D.José María sustituíría.Cuando le preguntó acerca del pueblo, el profesor saliente versificó de la siguiente forma:

Alosno, ingrato lugar;
sus habitantes, tiranos;
su mujerío, vulgar;
sus ricos, necios y vanos.
Sólo el templo es singular.
Sus curas, son majaderos.
¿Cómo entre tanta canalla
puede "viví" un forastero?

Tras leerlo, D.José María, observó que su colega se quitó su calzado y golpeó una suela contra la otra, y finalmente añadió "ni el polvo de los zapatos quiero"
La anécdota y el poema, no es precisamente halagadores, pero sí reales e históricos y merecen ser conocido.

Saludos

Zagal

Este poema se escribiría en la postguerra pero aún hoy en día me aseguro que este poema podría haberse escrito en el día de ayer.Habrán pasado años pero el contenido puede ser el mismo o sino que se lo pregunten a profesores "forasteros" que han pasado últimamente por aquí.

Que pena pues mi familia vive ahi, hace mucho tiempo.

Pues estoy de acuerdo con la opinión de los profesores "forasteros"; en realidad ser forastero en Alosno es sinónimo de oprobio, de repudio y desacuerdo. De hecho, antiguamente, cuando algún vecino del pueblo no les agradaba solía decir "ése no es de aquí, se crió por aquí, pero era de Castillejos o de Oliva, o de sabe Dios donde..., pero del Alosno no". Por ejemplo, hace poco oí decir a uno de estos veteranos de pura sangre: "El Niño Miguel es un buen guitarrista...pero El Pincheeeee...Ohh...El Pincheee...ese era harina de otro costal". Pues se salvan por Pedro Carrasco que se hizo boxeador en Latinoamérica, porque, ni Paco Toronjo, ni Arcángel, nacieron en Alosno.

D. José María Gomez Rebollo era de Vva. de las Cruces, y es tal como se cuenta, el pobre maestro no estuvo a gusto en este pueblo.

Lo de los forasteros, también hasta hace mucho, cuando sonaban las campañas de la Iglesia tocando agonía, solía preguntarse ¿Quien se ha muerto? y siempre había alguien que respondía "nadie, nadie, un forastero".