Cádiar - Granada

JUEVES SANTO MURIÓ CRISTO
VIERNES SANTO FUE SU ENTIERRO
SABADO RESUCITÓ
DOMINGO SUBIÓ A LOS CIELOS.
antigua saeta popular de Cádiar

¡¡Cuantos buenos recuerdos -algunos no tanto- de las hermosas celebraciones religiosas de estos días "santos", en la iglesia de nuestro pueblo, en los lejanos 60.¡¡

Nuestro amigo Manufer explica muy acertadamente algunos aspectos negativos del ambiente que se vivía en nuestro pueblo durante la Cuaresma y la semana Santa; y es verdad. Como si el pueblo estuviera de luto riguroso por la muerte de alguien muy próximo. Todas las actividades cotidianas se resentían. Esto, como tantas cosas estúpidas y surrealistas, se lo tenemos que agradecer a una iglesia vuelta y revuelta a los momentos mas oscuros de su historia. Todo era pecado, prohibiciones, terrores, infiernos, sentimientos de culpabilidad, en definitiva: mucha pena y pocas alegrias.

Por otro lado estaba el deseo del pueblo de divertirse y pasarlo bién, fuere como fuere. Y de aquí surgian los montajes teatrales utilizando las celebraciones religiosas de estos días.
Y a este respecto ¡cómo no evocar la majestuosa belleza del "monumento" que, durante varios días, se montaba en alguna de las capillas laterales de nuestra iglesia¡. A mi me encantaba ayudar en todas estas preparaciones. Y era la manera de no aburrirme nunca. Maria Molina y su cuñada Blasa la aguacila -hace años fallecidas- eran las grandes artifices de todos los "espectáculos" que se hacían y deshacían en torno a la iglesia desde la posguerra hasta bién entrados los años 70.
Del jueves santo recuerdo la preparación del monumento, la misa de la cena del Señor, el lavatorio de pies, la puesta a punto de las imágenes que procesionarían el viernes Santo -el Nazareno, la virgen de los Dolores, la virgen de la Esperanza y el Santo Cristo-. Los olores a incienso, cera, damas de noche, cinamomos, lirios, flores de peral y durazno. Los cantos del Pange Linguam, Cantemos al amor de los amores, Quedate con nosotros etc. La hora Santa, los turnos de vela ante el Santísimo expuesto en el Monumento. El silencio que reinaba en todo el pueblo. El bacalao en agua, y los garbanzos en remojo. El aroma del arroz con leche -es más cansao que el arroz en semana santa, se decía- las tortillas de harina de mi abuela, los ayunos y abstinencias, la bula de la santa cruzada... en fin, mañana seguiré preparando el potaje de garbanzos y las albóndigas de bacalao y los huevos en salsa que preparaba mi abuela y compartiremos con mi padre y familia estas comidas rituales que nos acercan a nuestra infancia y a nuestro pueblo, aunque estemos tan lejos.
Saludos.