Cádiar - Granada

¿Alguién de Cádiar podría decirme si están floreciendo ya los almendros de la Contraviesa?.
¡Qué maravilloso espectáculo¡¡ la Contraviesa en flor. En flor de almendro. Flores rosadas, color marfíl, blanco puro, blanco y rosado etc.
Con el trabajico que cuesta -o mejor costaba en mi tiempo- abrir los hoyos para los almendros en aquellos laeros de la Contraviesa. Con el azadón de pala y la espiocha -o piocha-. Se hacían apuestas, entre los "joyeros" a ver quien abría más hoyos. Ya sabeis de áquel de Cádiar que se vino a Barcelona y le preguntaron que de qué trabajaba su padre. Y él contesto: Pues de joyero. -¿Así hace pulseras, anillos y pendientes bonitos? Y el otro: No señor, mi padre lo que hace son "joyos" pa poner almendros, viñas y olivos en la Contraviesa.
Recuerdo una vez -en los 6o- que estábamos con mi padre y un compadre en el cortijo replantando unos almendros. Yo hacía ya de cocinero ¡con 12 años¡ y mi padre me mandó hacer una buena sartená de papas fritas con longaniza, costilla adobada y huevos fritos, y una buena fuente de ensalá de escarola y granos de graná. En el cortijo de enfrente vivia una familia que tenía un chiquillo pequeño, que siempre estaba con nosotros y se apuntaba cada vez que hacíamos papas fritas -en su casa, como en todos los cortijos, se comían migas cada día-. El compadre era alto, fuerte, bocazas y fanfarrón, además de muy tragón -o tragaldabas, como decíamos en Cádiar-. La cuestión fué que todos nos hartamos de papas -¡qué ricas que estaban¡- pero el compadre se puso a reventar y volvimos a los hoyos, claro. Y él se apostó con mi padre que abría más hoyos y mi padre "que menos boquilla y al final del lineo se vería". Empezaron a cavar y al ratillo va el vecinillo corriendo a mi padre: Antonio, venga usté corriendo que Joaquín -el compadre- se está ajogando. Y mi padre: ¿pero qué le pasa?. Pués que se ha puesto mu colorao y está echando bocanás de papas fritas en el joyo el almendro.
En fin, que es verdad que ahora va una retro y en medio día abre más hoyos que cuatro tíos antes un día entero. De todas maneras, gracias a eso podemos disfrutar de ese "nevazo" de flores de almendro . Enhorabuena a todos los que podais disfrutar -gratis además- de ese magnífico decorado que nos ofrece la naturaleza en este tiempo.
Aquí el almendro es el Ametller y la almendra l´ametlla. Y a cinco km de este pueblo tenemos L´Ametlla del Vallés. Un hermoso lugar rodeado de montañas y bosques y con bellas casas modernistas. Y ahí está mi padre -el que tantos almendros y árboles de todo tipo plantó en Cádiar- inválido ya, en una residencia concertada, y que tiene muchos olivos y almendros también, algunos en flor ahora.
Y para acabar un verso de nuestro Enrique Morón: Por los almendros en flor, camino de la Alpujarra, se me perdiò una canción. Un abrazo desde L´Ametlla.

Aquí N.R:

Amigo pavibarma, lamento contestarle con cierto retraso, pero es justamente ahora cuando los almendros están en plena floración. Y ciertamente, el espectáculo es grandioso. Hemos tenido un invierno duro, los más viejos del lugar dicén que como los de antaño. Ha llovido mucho, ha nevado en varias ocasiones y hemos tenido mucho frio. Pero ahora el buen tiempo nos ha dado un respiro y con los almendros en flor parece que la primavera quiere abrirse paso.

Los días se van alargando y darse un paseo por el rio hasta la Venta Mora es una verdadera delicia. Yo soy de los que pienso que esta época del año compite directamente con el otoño en esplendor. En otoño tenemos una almagama de colores naranja y marrones con la caida de las hojas de los álamos del río, aunque como en todos sitios tiene algo de meláncolico. Sin embargo ahora, parece que la naturaleza quisiera resurgir, todo está verde, se entremezclan el rosa y el blanco de las flores de los almendros, miras hacia un lado y ves toda la Contraviesa moteada de puntitos blancos, miras hacia el otro lado y aparecen las cumbres majestuosas de Sierra Nevada con sus ventisqueros repletos de nieve. Y mientras tanto, vas caminado a la vera del rio que lleva más agua que de constumbre.

A la vuelta del paseo, cuando te diriges nuevamente dirección al pueblo, éste aparece entre dos luces, el sol que se pone por Gurriales alumbra medio pueblo dejando iluminada la torre y todo el Barrio Alto, mientra que el Barrio Bajo, poco a poco, va sucumbiendo al atardecer. Te cruzas con los paisanos que vuelven del campo, y empieza a levantarse un airecillo helao que trae la corriente del río que te recuerda que todavía no ha terminado el invierno y que es el momento de volver a casa.

Un saludo Pavibarma.

NR y pavibarna:

poetas de la prosa en lo mas profundo de la nostalgia.

Segid deleitandonos con la frescura y la transparencia de la palabra narrada.

Un afectuoso saludo de Cojayero, desde Huelva

GRACIAS¡¡ amigo NR por informarme de la floración de los almendros de nuestra Contraviesa.
Es un placer poder acompañarle en ese su magnífico paseo por el rio y los campos de nuestro Cádiar. He leido, con verdadero deleite, la bella narración de su paseo. ¡¡Pura y buena literatura¡¡
Aquí, en Barcelona, tengo la suerte y el privilegio de poder disfrutar de la belleza de otros almendros -también en flor ahora-. Vivo con mi hermano en una vieja masía del s. XVI -1571-. Está rodeada de numerosos bancales donde crecen almendros, olivos, parras y numerosos frutales. Ahora tengo poco tiempo para pasear, porque trabajo mucho, todos los días del año. Pero ahora que ya empieza el buén tiempo, hago mis escapadas por estos bellos parajes que rodean la gran casa.
Tenemos un hermoso patio cerrado donde crecen naranjos, limoneros y una esbelta palmera. Aún conservamos numerosas macetas de aspidistras y geranios, hijos de los que se trajo mi madre de Cádiar -¡hace 35 años¡-. Me encanta la naturaleza. La casona es incómoda -para los gustos de nuestro tiempo- pero está llena de vida y se mantiene intacta,tal como se construyó hace más de 400 años. Hoy no se ha acabado de levantar una casa y ya tiene grietas y pegas por todos lados. Todas las habitaciones son enormes. Al entrar, hay un gran portal. A la izquierda está el comedor y a la derecha la gran cocina, con una enorme campana y un banco de madera para sentarse junto al fogón. Muchas noches, mis hermanos -a veces algunos amigos- y yo cenamos haciendo "torradas" -tostadas- que restregamos con ajo y untamos con aceite de oliva, de nuestra cosecha. Con jamón y salchichón de Cádiar, además de con un buén tinto, están ¡buenísimas¡. En fin, pequeños placeres cotidianos que hay que cultivar a diario.
Un saludo desde Barcelona y a seguir disfrutando de todo lo mucho y bueno que tiene nuestra tierra.