Villanueva del Rey - Cordoba

El sábado pasado, se produjo un accidente de tráfico en el pueblo cordobés de Baena, en el que murió trágicamente un hombre que junto a su hijo de tres años y autista, circulaban con su vehículo por una carretera secundaria en pésimo estado de circulación, precipitándose al vacío.

Un Policía Local del pueblo encontró al vehículo en un arroyo a unos cinco metros de profundidad, y en su interior al cuerpo sin vida del padre que yacía abrazado al de su hijo con vida, durante más de veinte horas.

Hay que ser padre para comprender el alcance de un hecho tan trágico como este, ya que, sólo a los padres (incluidos los animales irracionales), la naturaleza les ha dotado “sabiamente” del deber de protección de sus más pequeños, acción esta voluntaria que de manera inmediata se activa cual acto reflejo ante cualquier amenaza externa o interna (por enfermedad).

Tan ilimitada es la respuesta de los padres llegado el caso, que sin reparar en los riesgos personales, ante cualquier amenaza por grave que esta sea contra el progenitor, librarle de la misma se convierte a toda costa, en el único y principal objetivo.

No se sabe con exactitud las causas de la desoladora imagen, me refiero al hecho de que el padre desfallecido apareciera abrazado a su hijo, lo más probable es que fuera el instinto paternal de protección del padre para con el hijo lo que lo motivó, en cualquier caso es un hecho contrastado, que el ser padre condiciona tanto la vida del individuo, que es capaz incluso de sacrificarla por sus hijos.



Utopia.2
BCN