Las Lagunillas - Cordoba

Estaba completamente borracho, cosa habitual desde que perdió el empleo.
Tambaleandose abandonó el antro hediondo y angosto. Lo estaria esperando la Neme, para reprocharle una y mil veces que yá no hablaban, que no cumplia como ántes y que de tanto beber cada dia la tenia más pequeña y pachucha. La Neme era así.
Se introdujo en un solar porque se meaba encima. Sintió un alivio inmenso al soltar un caudaloso chorro de compuestos etílicos capaces de tumbar a un caballo. Enternecido, se refugió en los recuerdos de su niñez y adolescencia, cuándo en el cine Pasapoga rozaba con el codo los pechos incipientes de Rotulita y sentia ponersele de punta hasta los pelos.
Ahora, su pito era una estrella apagada encogiendose sobre si mismo y canmino de convertirse en un agujero negro. La Neme se lo recordaba todos los días.
De pronto, se fijó en algo que brillaba a sus pies. Balbuceando incoherencias, se agachó a cogerlo. Era una lampara pequeña, como de oro, con una tapón en miniatura. Torpemente lo destapó, quedando cegado por una especie de plasma que salia de la lamparilla hacia arriba, formando una figura gigantesca que reia a carcajas. Y el caso es que esa cara le sonaba un montón.
- Soy un genio nacido de la crisis. Por lo mismo solo puedo concederte un deseo y no tres, como ántes. Pide lo que quieras, puesto que me has liberado.
Saliendo por momentos del pasmo eterno, que no de la borrachera, balbuceó -Hip...hip..oño un genio...hip... y se llama Crisis...
pu...pues no sé...hip...yó... ¡Siii!...¡que el pito me llegue hasta el suelo...¡Se vá a enterar la Neme!...hip hip...
¡Deseo concedido!, exclamó el genio, perdiendose en el espacio.
Sintíó un dolor lacerante, como un relampago. Y horrorizado vió sus piernas cortadas a 1 metro de distancia. Cayó sobre sus muñones al suelo, quedando ergido sobre los mismos. algo más de medio metro de hombre, con sub pito tocando el suelo. Una rata famélica y negruzca lamia el charco de sangre que se iba formando.
- Hip, hip... lo mire como lo mire el pito me llega hasta el suelo. el genio Crisis ha hecho su trabajo... hip, hip...aplicando siniestros recortes. pero lo jodio es que el pito me llega hasta el suelo. Como le pedí... hip hip... yá no podré vacilarle a la Neme...¡maldita crisis...!
Las ratas, que últimamanete se alimentaban de hormigas, ayunaban los dias de lluvia y visitaban la Casa de Caridad por si las moscas, comenzaron a devorarlo por los muñones, pensando que aquello era un sueño. Un sueño de rata. Porque en esta crisis, las ratas también sueñan.

Cuándo grandes y pequeños se juntaban en torno a la chimenea, el abuelo siempre tenia una historia que contar. Como esta, según el, acaecida al bisabuelo.
Eran tiempos oscuros, de revueltas sociales, hambrunas y bandolerismo. En cierta ocasión, noche cerrada yá, el bisabuelo se dispuso a ir a ver a su novia que vivia en un cortijo distante. Emprendió el camino, como de costumbre, con el carburo encendido a medio gas para ver algo y ser visto lo menos posible, aúnque la debil lúz blanquecina le daba al paisaje un aspecto fantasmagórico y nada tranquilizador. En la cercana sierra se oia el graznido lugubre del buho real y los aullidos lejanos de los lobos, abundantes aún en aquella época. Cuándo llevaba andando un buen rato, creyó ver un resplandor al otro lado de la loma, donde se perdia el camino en su descenso. Apagó el carburo y subiose a una encina. Oculto tras una gruesa rama, vió asombrado acercarse una comitiva compuesta por el juez de paz, el sargento y 2 números, el médico y varios respetables de la aldea cercana. Al llegar a la altura de la encina, se acercaron a ella y el juez dijo "Bueno, ¿quien lo baja?".
Se quedó de piedra en su escondite. Eso es que lo habrian visto. "¡Yá bajo yo, sr. juez, yá bajo yo".
Echaronse todos espantados hacia atrás y los civiles apuntaron sus mosquetones hacia la encina. Al llegar al suelo lo comprendió todo: unos metros más arriba de donde el se habia escondido, colgaba el cuerpo de un ahorcado.

Muy de madrugada, al ir a tirar una lavadora a un basurero con nocturnidad y alevosia, dime de morros con el mismisimo Dracula.
Buscaba compresas para hacerse unas infusiones de globulos rojos. Confesó que en estos tiempos de crisis, de cada 10 victimas que mordia, 9 estaban totalmente exprimidas por el sistema. La otra, casí. Y así no se podia vivír. Baldado por una anemia galopante, se alimentaba en los vertederos.

Esqueletico, apestando a murcielago y a compresa putrefacta, con un solo y enorme colmillo cariado, me acercó tembloroso un pequeño frasco vacio, que hacia la vez de gorra de pedigüeño.

"Unas gotitas, señor. solo unas gotitas. Un pequeño corte de nada y dejelo que gotee en el frasco. ¡Por caridad!. Es para hacer más sustanciosa la infusión y combatir esta maldita anemia."

Solidariamente, rechazé el frasco y le ofrecí el brazo, como hacen los pobres con otros pobres, además de apuñalarse.
Tras varios intentos por falta de fuerzas, logró clavar el colmillo y casi desangrarme.

Hoy, soy un vampiro, hijo de Drácula y de la phuta, Crisis. Y muy de madrugada busco compresas en los vertederos para alimentarme. Hasta que vengan tiempos mejores, y cuándo muerda a un pobre, que no sea como morder un hueso y quedarme mellado.

Roe un mendrugo de pan de 3 días, sentado en un banco en el parque y mira de reojo el cesped donde vá a dormír. Y se fija en la estatua de un personaje con aspecto de lider de la patria, que tiene enfrente.
Un cartel en el pedestal reza "El pueblo siempre agradecido".

Esa noche sueña que el personaje de la estatua le devuelve sus casa, le dá trabajo. Desaparecen las colas del paro. El país vuelve a funcionar. España vá bien.

Lo despiertan los barrenderos del amanecer, y le pregunta a uno de ellos por los meritos del hombre de la estatua y el porque del cartel de agradecimiento.
-"Fué un politico famoso. ¿El cartel?, sí, se lo pusieron porque núnca llegó a gobernar."

Yá se podían freír huevos con el calor y sentose bajo un ficus frondoso, bebiendo agua de una gran fuente que techaban de maligna, por haberse ahogado allí el hombre de la estatua.

Adormecido por aquella agua, soñó que se convertía en un monstruo que lo devoraba todo en un mundo sumido en una crisís irreversible.

Despertó sobresaltado, viendo unas uñas enormes, afiladas como cuchillas, que eran la prolongación de su mano, saliendo de la bocamanga de la camisa.
Reflejado en los cristales de los coches, observó con espanto que su cara se parecia cada véz más a la del hombre de la estatua...

La ha conocido en el supemercado. Entre sus brazos se ablanda como el algodón, viva y juguetona. Brilla su cara y sube su temperatura. Comienzan las complicidades, las insinuaciones, las suplicas. Se acelera el pulso y llegan los besos y el abrazo ardiente.

Se hunde en las suaves colinas de miel y resbala hasta el bosque húmedo de musgo, que sabe a fresa ácida. La tórridez yá es insoportable. Vá a penetrar en el musgo y despierta sobresaltado por el maldito despertador chino, metido en un plato para que suene más.
Tiene que estar a las 8 en la cola del INEM. Emphalmado como un burro, aplasta una cucaracha, abre la nevera y coge una zanahoria y un yogourt caducado. Unicas cosas visibles.

Enciende un celta corto y se dirige cansinamente al Inem.

"¡Me cago en la putha crisis esta. Ni siquiera un polvo se lo dejan soñar entero a uno !".

Flota como en un tapiz debajo de la oscura bóveda, sumida en el lenguaje y la llamada misteriosa de las estrellas. Una luz venida del cielo hace a la noche día...

La crisis le ha dejado sin curro y anda buscando lo que sea.
De pronto ve una tía que esta buenísima. ¡Y levita!. Una especie de nave, entre platillo y sarten, que desciende sobre ella, ilumina la escena.

Se acerca embobado a la tia que está yá en el suelo. Y aparece un tipo greñudo. Gesticula, amenaza. "¡Corten! ¡corten!, ¿de donde ha salido ese jiliphollas?"...
Se acerca gritando "¿quien cohño es usted? ¿Sabe que me ha jodhido una escena que vale un pastón?"...

Soy Celacanto. La crisis ha quebrado a mi empresa y me ha quebrado a mí. Necesito trabajar...

"¡la crisis! ¡La crisis!... No oigo otra cosa. ¿Has comido hoy?. Anda, ponte aquel traje color de muerto, lleno de tubos. Seras un marciano. ¡Pero nada de tias durante el rodaje, ¿eh?, que se te ve venir..."

¡Curro!¡Habia encontrado curro! ¡Y de marciano, como los politicos!
¡Por fín habia encontrado curro...!

¡Dinosaurios! ¡una manada de dinosaurios saliendo del Congreso!...
Retrocedió hasta caerse. Llegaron los dinosaurios. Vistos de cerca, eran venerables padres políticos de 1ª generación. La del biscuter y el 600.
Los seguía una nube de mariposas que palpitaba como una gran arteria de colores. Una vocecílla dulce le dijo al oído que eran la savia política que alguna vez fue joven y que ya reencarnados, seguian esperando su oportunidad.

Cuando uno de los leones de piedra comenzaba a mirarlo aviesamente, despertó bañado en sudor.

"¡Malditas pesadillas!. Se acabó el ver tanto debate político en la tele".

Con cemento y ladrillos tapió la televisión y se fue de paseo.
En la pared de enfrente vio un gran dinosaurio. Sintiéndose de plomo cruzó la calle lleno de miedo. Visto de cerca, era la foto de otro venerable padre político en un cartel electoral.

¡No podía ser! ¡ahora estaba despierto!...

Corrió. Corrió como nunca lo había hecho, presa del pánico, seguido por una nube de mariposas.

Había nacido el síndrome del dinosaurio.

Cuento de amor

Erase una vez 2 seres que llevaban una eternidad deseándose, sin encontrarse.
El anhelo era muy grande. Alma y cuerpo, lejos del otro, se buscaban en sueños.
Un día conjuraron sus fantasmas y se disolvió la distancia, hasta hacerse diáfanos y transparentes.
Comenzaron echando abajo la puerta del alma del otro, para saber que había allí dentro.
Y allí dentro vivían encadenadas las emociones y los besos que nunca se dieron.

Desde el amanecer hasta la noche, jugaron a esconderse uno dentro del otro, en un juego vibrante, lleno de seducción y ternura, que erizaba el alma y el sexo.

Continuaron reconociendose, aprisionando las palabras, el reir, el mirar, los gestos, la cara, el cuerpo del otro, hasta sentirlo como suyo.

Volvió a separarlos la distancia: tierra, casas, nubes, arboles, cuerpos...

¿Había sido realidad o un sueño profundo?...