La Real Academia Espańola ha definido la envidia como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee; aunque la mejor definición para mi es, aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas. En Iznájar hay mucha mala leche e envidia.
Mi nombre es Rocío y tengo 30 ańos. Vivo en Loja aunque me gusta venir a Iznájar pero no vivir, a pesar de que tengo familia aquí. Iznájar es un pueblo muy bonito y típico pero hay mucha crítica destructiva .
La crítica destructiva, casi siempre a espaldas del afectado, no aporta nada positivo a quien la produce ni a quien va dirigida, porque su esencia es la de dańar, independiente de cuales fueren las consecuencias.
Este fin de semana lo he pasado en Iznájar con los que consideraban mis “amigos” pero en realidad son como la mayoría de los iznajeńos, envidiosos, falsos e hipócritas (también hay gente muy sana y buena, todos no son iguales).
En una conversación que empezó de forma amena, en la cual hablábamos de la situación económica, empresarial y política de Iznájar, se terminó desagradablemente criticando al empresariado y a su gobierno local. Está claro que la envidia es la madre del resentimiento, un sentimiento que no busca que a uno le vaya mejor sino que al otro le vaya peor.
Mi padre es autónomo y le cuesta mucho trabajo seguir con la empresa en activo, pues corren tiempos difíciles. Tiene a tres empleados que los consideran como miembros de la familia, aunque estos no tengan el mismo sentimiento con el, y trabaja muy duro para que no falte faena todos los días.
No me imagino a mi padre con una empresa en Iznájar y aguantar las jodidas criticas de unos pocos que siempre son los mismos, los que se pasan el día en la Plaza San José esperando que el empresario pague su autónomo e impuestos para que ellos coman sin hacer nada.
Felicito al empresario que se cae e intenta levantarse, al quien ha avalado su negocio con su casa y pelea todos los días para que el banco no lo embargue, a quien cierra una empresa y abre otra con la esperanza de acertar y a todos los que pequeńos empresarios que pelean por su pueblo y su bienestar.
Desprecio a los que critican y destruyen porque es más fácil que enaltecer y construir.
En Iznájar en el ańo 1950 había 12.647 habitantes y aunque mucha culpa la tuvo la construcción del embalse de Iznájar y los políticos que gobernaron en los ańos 60, el descenso de población hasta los 4.714 habitantes que había en el ańo 2010 se llama falta de ganas de vivir ,amar y de luchar por Iznájar.
No hay lucha si no te encuentras a gusto en tu pueblo y si esto ocurre piensas que otro lugar te dará más oportunidades, más apoyo y menos zancadillas.
Me gusta Iznájar y me seguirá gustando pero comprendo porque a mi familia le gusta Iznájar solo para visitarla y no para vivir.
