Espiel - Cordoba

Nacemos en la irresponsabilidad absoluta. Dependemos totalmente de los demás. Por eso hay que educar a nuestros hijos para que, de forma paulatina, vayan asumiendo sus pequeñas responsabilidades. En el futuro se le van a exigir y si no se ha acostumbrado desde pequeños no va a ser capaz de cumplirlas y se convertirá en eso que muchos rechazamos: una persona que no acepta y cumple sus compromisos, un irresponsable.
He aquí algunos consejos al respecto:
No delegue toda la educación en el colegio. Ellos hacen su parte, pero la principal está en casa.
Asígnale pequeñas tareas- siempre a su nivel- y supervise. El primer paso para educar de forma responsable es establecer normas y límites y exigirle que lo respete.
Nunca asuma las tareas que correspondan al niño. Sea firme y paciente al respecto. No importa si tarda más o no le apetece.
Cuando haya un problema en que esté comprometido, bien porque lo ha provocado o porque las consecuencias le afectan directamente, comparta con él la situación, para que asuma su responsabilidad. Se trata de hacerle participar en la solución del problema aportando su opinión.

CONFIANZA EN FAMILIA


Mientras son pequeños, nuestros hijos tenderán a confiar en nosotros. Pero, para que esa temprana confianza se afiance en el futuro, tenemos que trabajarla. He aquí unos consejos:
Muestra interés por lo que te cuente. Para él es importante, aunque a ti no te resulte especialmente interesante. Haz caso a sus pequeñas cosas, porque es simplemente una forma de aprender. Déjale experimentar que tienes interés por lo que te dice. Del mismo modo , y para completar el aprendizaje, haz tú lo mismo y cuéntale tus cosas. Así aprenderá lo que es la confianza.
Crea un ambiente donde sea fácil la comunicación para poder ganar en confianza: una situación relajada, sin prisas, sin interrupciones y sin ruido si es posible. El ambiente es fundamental para crear un espacio en el que el otro se dé cuenta de que me importa.
Construye un espacio en el que los pensamientos y sentimientos se expresen con naturalidad. Esto promueve la compresión, la flexibilidad y la tolerancia mutua. Comprendemos cuando somos capaces de entender el planteamiento de los otros sin ser tan rígidos en nuestras opinión. La tolerancia nos ayuda a no querer imponer nuestro punto de vista.