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A Nadal le fue sustraído en París un reloj valorado en 300.000 euros

Se antoja complicada la posibilidad de que a Rafa Nadal algo le arruine el día. Después de su séptima e histórica victoria en la tierra de Roland Garros, el de Manacor fue recibido en Halle, donde comenzará su preparación sobre hierba para el inminente torneo de Wimbledon, con un gran pastel que edulcore aún más el momento y deje en una mera anécdota el robo sufrido en París. Porque, sí, a los grandes también les pasan estas cosas, y al español le fue sustraído un reloj valorado en unos 300.000 euros de su misma habitación de hotel.
Nadal y el reloj en cuestión.
Se trata del reloj de la marca Richard Mille que desde 2010 Nadal luce en todos sus partidos, en virtud de un acuerdo de patrocinio. Según la prensa francesa, Nadal dejó el reloj en su mesilla de noche el lunes hacia las 21.30 horas, y al despertarse este martes descubrió que había desaparecido. Ni la puerta ni las ventanas de la habitación, a la que tenían acceso sus padres y su pareja, habían sido forzadas, señaló la emisora "Europe 1".
Una situación que no le es extraña al ganador de 11 torneos de Grand Slam, pues en el Masters 1.000 de Canadá de 2010, otro reloj, éste valorado en medio millón de euros, le fue sustraído del vestuario en Toronto.
La pieza, de la que sólo se habían fabricado medio centenar de unidades, era el modelo 'RM 027 Tourbillon', cuyo peso no llega a los 20 gramos (correa incluida), diseñado con tecnología aeroespacial y fabricado con titanio y lital, una aleacción que se utiliza, entre otras cosas, en la construcción de coches de Fórmula 1, de aviones Airbus, satélites, cohetes y helicópteros.
Sin embargo, Nadal necesita algo más para apagar su alegría por Roland Garros o por la ilusión que produce la inmediatez de Wimbledon con el buen sabor de boca tras su triunfo en tierra. Arcilla y césped representados con los colores rojo y verde en el pastel con que fue recibido en el torneo alemán de Halle. La tarta llevaba el número 20, por la vigésima edición del certamen alemán, y el siete, por el récord de títulos que ahora ostenta Nadal en París.

Este no tiene que trabajar en las calles del pueblo.