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01-08-16 13:08 #13213091
Por:jardinnorte

Felipe González: “Hay que dejar formar Gobierno"
Felipe González: “Hay que dejar formar Gobierno, incluso si Rajoy no lo merece”
El expresidente insta a los partidos que no pueden lograr una mayoría alternativa a abstenerse.
EFE.Buenos Aires 1 AGO 2016 -
El expresidente del Gobierno Felipe González ha instado al PSOE a "dejar formar Gobierno, incluso si Rajoy no se lo merece". Así se ha referido el exmandatario a la falta de acuerdos en torno a una investidura del líder del Partido Popular.

"No se puede ir a terceras elecciones sin decirles a los responsables de los partidos 'son ustedes los que tienen que ir, no pueden decirle a la gente que se ha vuelto a equivocar a la hora de votar'', ha dicho en una entrevista publicada este domingo por el diario argentino Clarín.

Para González, los partidos que, tras las elecciones del pasado 26 de junio, "no pueden hacer una mayoría alternativa" deberían "votar en contra en la primera votación" y abstenerse en la segunda. "Si no es posible formar Gobierno, hay que dejar formar Gobierno, y eso lleva a la abstención", ha explicado.
ESTAS DECLARACIONES DE FELIPE GONZÁLEZ SON CLARAS, CONCRETAS Y CONCISAS.
NO VALE DECIR QUE NO SE QUIEREN OTRAS ELECCIONES Y VOTAR QUE NO A LA INVESTIDURA DE RAJOY. HACE FALTA SENTIDO DE ESTADO, RESPONSABILIDAD Y PENSAR MAS EN ESPAÑA Y LOS ESPAÑOLES.
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14-08-16 13:20 #13215152 -> 13213091
Por:jardinnorte

RE:Felipe González: “Hay que dejar formar Gobierno"
No me he podido resistir. Leyendo los periódicos de hoy, me he encontrado con este artículo de Nicolás Redondo. Creo que viene a demostrar que el PSOE actual, anda un "poquillo despistaíllo".
Copio y pego.
• NICOLÁS REDONDO TERREROS.14/08/2016 05:38
Los dirigentes del PSOE denuncian una campaña de chantajes desde el PP. Y no me extraña que confundan la presión de algunos adversarios políticos con la extorsión; más si tenemos en cuenta que los argumentos coinciden con las advertencias o recriminaciones de afines y antiguos dirigentes, algunos camuflados de paternalismo, otros con la desnudez de la grosería. Pero harán mal si sólo se lamentan por las consecuencias y no observan las causas con detenimiento. La presión siempre la sufren los que pierden la iniciativa, los que esperan que el tiempo, los acontecimientos o terceros solucionen los problemas. El PSOE sufre la presión de los inactivos desde hace tiempo; primero fueron los nacionalismos los que obligaron a cambiar sucesivamente el proyecto territorial para España, pasando de Santillana a Granada, cambios de proyecto territorial que inevitablemente impugnan el espíritu más central de la Constitución del 78 y que no debemos confundir con el ejercicio legítimo y conveniente del acuerdo entre nacionalistas y los partidos nacionales. Posteriormente, confundiendo el proyecto socialdemócrata con el afán redentor de nuevos protagonistas sociales, se sintieron presionados por lo que algunos llaman la calle y otros denominan la gente; en fin, todo ello convirtió al PSOE en un receptáculo de todas las reivindicaciones imaginables, pareciéndose cada vez más a una ONG y menos a un partido que dirige, discrimina, organiza y lidera desde unos principios ideológicos. Es conveniente dejar escrito que esta situación de postración política e ideológica no se debe exclusivamente a la gestión de Pedro Sánchez, que no puede desdeñar las partes onerosas del legado aceptado y, en ese sentido, su responsabilidad está limitada por la herencia recibida de manos de algunos que ahora muestran poca compresión con sus errores.
Más tarde vinieron las elecciones del 20-D y las del 26-J. En ambas el peligro de ser superados por Podemos, partido legitimado por los votos pero también por pactos municipales y autonómicos suscritos con el PSOE, fue una realidad tan cercana que el terminar siendo el segundo partido fue un triunfo sobre el que asentar prestigio interno y legitimidad orgánica. Después de las convocatorias han sido evidentes dos complejos que se han ido fortaleciendo. Al primero ya me he referido en otros artículos y lo he denominado el síndrome de Estocolmo del PSOE, atenazado por la presencia de Podemos. El segundo podría ser denominado como el complejo de la pureza o el de Narciso, que se define por la voluntad de no mancharse con acuerdos con determinados partidos, especialmente con la expresión política más poderosa de la derecha española. Olvidan, presos del primer complejo, que cuanta más importancia den a Podemos menos capacidad tendremos de volver a ser una alternativa de centro izquierda como lo hemos sido desde 1977 y olvidan, cautivos del segundo, que los partidos son un instrumento de la sociedad, no un fin en sí mismo al que la sociedad admira y perdona los errores cometidos o su inoperancia. Los partidos narcisistas caen en una disyuntiva muy peligrosa: o son partidos sin influencia, inútiles como instrumento de poder y cauce de participación o terminan siendo, cuando no lo son desde sus orígenes, partidos con tics totalitarios; siendo imposible por su origen y trayectoria que el PSOE adquiriera tintes totalitarios, corre el peligro de ser muy puro pero incapaz de seguir trasformando la sociedad española, corre el riesgo de mantener intactas esencias seculares dejando de ser útil para una sociedad abigarrada de contradicciones, que no atiende a los clichés tradicionales, abolidos por una revolución tecnológica que sin darnos cuenta ha cambiado todo de la forma más radical.
Los partidos tienen que ser, desde sus postulados ideológicos, sobre todo útiles para la sociedad. En esa dirección el mayor problema que encuentran, y se ve muy claro en el PSOE, es confundir sus señas ideológicas con el sectarismo; la oposición al PP puede ser en un momento determinado rentable electoralmente y conveniente desde un punto de vista social, pero si es cerrada, sin matices ni excepciones, no es una seña ideológica, es una expresión de sectarismo. Al PSOE se le planteó el día posterior a las últimas elecciones generales una cuestión que recoge todos los conflictos referidos: ¿qué hacer siendo el segundo partido del Congreso a 52 diputados del primero? La opción narcisista era decir que no a todo y a todos, alejarse de la zona de contagio y mantenerse puro en los márgenes de la política útil, la otra opción era pilotar desde el Congreso una política de oposición responsable. La primera llevará al PSOE, en el caso de que Rajoy logre formar gobierno, a competir en la oposición con Podemos, más desahogado y menos limitado por la responsabilidad. En este caso no creo que sea fácil para los socialistas, poco acostumbrados a sombras como las del partido de Iglesias, deshacerse de ellos y conseguir durante esta legislatura volver a convertirse en la única alternativa al PP.
La segunda opción, tal vez ya perdida una vez que Ciudadanos ha movido ficha, sería permitir a Rajoy formar Gobierno, estableciendo puntos de política grande para condicionar en lo posible el transcurso de la legislatura. Esto daría a los dirigentes del PSOE la llave de la legislatura, convertiría a los socialistas en la alternativa del PP, trasladando a Podemos a un nivel secundario y convirtiéndoles en el ejemplo de una política gamberra que los ciudadanos sólo apoyan en periodos cortos. Además, por otro lado, la opción de la abstención condicionada habría convertido a Pedro Sánchez en un líder con capacidad de dirigir y recabar confianza y esperanza de los sectores sociales que determinan la diferencia entre los partidos de gobierno y los de oposición; habría pasado de ser un aspirante precario a ser un líder sólido, de ejercer su autoridad en los límites sociales del PSOE a ejercer influencia más allá del partido.
Mi punto de vista queda claro, pero no es más que eso, y no me gustaría que fuera interpretado como una voz más del denso coro de extorsionadores sin rigor intelectual o con intereses inconfesables. Es una visión desde la periferia del PSOE y me gustaría que pudiera integrarse en un debate amplio de los socialistas con los sectores sociales responsables y reformistas que no tienen hoy amparo político. Desempeñando ese papel hemos sido un partido fundamental para la modernización de España, no deberíamos olvidarlo, presos de miedos y narcisismos.
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15-08-16 00:16 #13215200 -> 13215152
Por:cives populi

RE:Felipe González: “Hay que dejar formar Gobierno"
COMPLETAMENTE DE ACUERDO. EL PSOE DEBERÍA PERMITIR CON SU ABSTENCIÓN EN UNA SEGUNDA VUELTA LA INVESTIDURA DE RAJOY, A CAMBIO DE INCLUIR EN EL PROGRAMA DE GOBIERNO BASTANTES DE LOS PUNTOS QUE YA TENÍA PACTADOS CON CIUDADANOS, Y DEJAR MUY CLARO QUE CONTROLARÍA DESDE LA OPOSICIÓN AL GOBIERNO DEL PP. LLEGAR A UNAS TERCERAS ELECCIONES CARECE DE SENTIDO. LOS CIUDADANOS YA ESTAMOS HASTA EL GORRO.POR NO DECIR OTRA COSA.
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15-08-16 10:02 #13215209 -> 13215200
Por:jardinnorte

RE:Felipe González: “Hay que dejar formar Gobierno"
EDITORIAL DE EL PAIS DE HOY. NO TIENE "DESPERDICIO".
-La ausencia del PSOE
-El silencio del liderazgo socialista solo puede explicarse por la falta de ideas.
Tiene razón Pedro Sánchez cuando dice que tiene el mandato del comité federal del PSOE de votar no a la investidura de Mariano Rajoy. Pero también tienen razón los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero al pedir un debate interno entre los socialistas para decidir si se quiere pasar a la oposición en esta legislatura o forzar unas terceras elecciones generales en diciembre. Y la respuesta está clara: el PSOE no puede ser el responsable de un bloqueo que vuelva a trasladar a los españoles una responsabilidad que corresponde a los diputados elegidos el pasado 26 de junio.

Cuando el comité federal del PSOE acordó por unanimidad oponerse a la investidura de Rajoy, el PP contaba con tan solo 137 escaños para someterse a la votación. Sin embargo, en las últimas semanas han ocurrido al menos dos hechos que modifican notablemente la situación política en España. El primero de ellos fue la decisión del Parlamento de Cataluña de avanzar en la hoja de ruta hacia la secesión, impulsada, entre otros, por la antigua CDC. Por si no sobraban ya evidencias de la voluntad rupturista de ese partido, este paso impide cualquier tipo de diálogo con los independentistas catalanes, a los que Sánchez sitúa entre “las derechas” con las que Rajoy debería pactar. Al mismo tiempo, tras esa decisión, ha acabado por esfumarse la inquietante opción de buscar votos entre la izquierda populista y los nacionalistas para conseguir una investidura del líder socialista.

En segundo lugar, Albert Rivera anunció la semana pasada la posibilidad de cambiar su abstención por el voto positivo a Rajoy, siempre y cuando se cumplan siete condiciones, una propuesta que analizarán los populares el miércoles en su ejecutiva. Si, como parece, el PP acepta esas condiciones y se inician las negociaciones formales con Ciudadanos, Rajoy contaría con 169 votos positivos, a los que habría que añadir uno más de Coalición Canaria. Una situación completamente distinta que requeriría 11 abstenciones para que se formara Gobierno tras 10 meses de interinidad.

En estas circunstancias, al PSOE le corresponde hacer política. Ha llegado el momento de pronunciarse y ya no cabe seguir arrastrando los pies de forma irresponsable. Rivera ha explicado en un artículo en este periódico que no pretende gobernar con Rajoy y que preferiría colaborar con los socialistas en la oposición para introducir los cambios que tan urgentemente requiere España. El PSOE ha despreciado esa oferta de forma incomprensible. Sánchez debería convocar una reunión urgente del comité federal para debatir las opciones que existen y tomar una decisión que permita romper el bloqueo y recuperar la normalidad institucional en España.

Los principales líderes socialistas han entrado en un silencio cómplice e igualmente irresponsable desde hace varias semanas. Parece que nadie quiere romper el fuego para no ser acusado, cuando se celebre el próximo congreso del PSOE, de haber mantenido a Rajoy en La Moncloa. Una actitud tacticista y personalista (ni siquiera partidista) muy lejana de la vocación de partido de Estado que siempre han tenido los socialistas.

Urge el debate interno y urge un cambio de postura en el PSOE. Abstenerse no es apoyar un Gobierno de Rajoy, sino permitir la gobernabilidad y pasar a la oposición (lugar donde los españoles han situado a los socialistas) para iniciar desde allí la reconstrucción del partido con una buena gestión como principal partido opositor. Si la abstención es con condiciones o sin ellas, es algo que tienen que debatir entre ellos. Ambas opciones tienen sus pros y sus contras. Pero la peor opción de todas es este silencio suicida que condena al PSOE inexorablemente a la irrelevancia.
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