Chóvar - Castellon

Asi empezó el corralito argentino
Noticia del Foro de Economia
https://ww.burbuja.info/inmobiliaria/index.php

El Confidencial.com
Carlos Fonseca

Anda el personal tan preocupado por la seguridad de los ahorros que tiene en el banco, que hasta los neófitos de la terminología económica hablamos ya de la prima de riesgo, la deuda soberana, los activos tóxicos y los bancos malos como quien discute de fútbol. La señora Merkel y los mercados nos han dado un curso acelerado de macroeconomía para que entendamos que si no hacemos lo que nos dicen lo vamos a pasar pero que muy mal, y si lo hacemos también. Ya saben: susto o muerte.

La receta de los dueños de Europa es que los Estados paguen su deuda recortando gastos y recaudando más para cumplir con el objetivo de déficit, o les nombran un gobierno de tecnócratas, como han hecho en Grecia y en Italia. Qué razón tenía Paco Ibañez cuando cantaba “poderoso es don dinero”, que hasta puede nombrar presidentes de gobierno a personas que no han sido elegidos en las urnas.

De vuelta a nuestros ahorros, son los bancos a los que les fiamos nuestros dineros los principales responsables de la crisis que padecemos. Se volvieron locos comprando suelo, concediendo créditos a las constructoras para que hicieran pisos, e hipotecas a sus clientes para que las compraran a precio de oro.

Cuando la burbuja inmobiliaria hizo ¡pum!, el suelo por el que pagaron tanto dinero pasó a valer muy menos, y las promotoras no devolvieron los créditos ni los clientes la hipoteca. Con estos últimos no hay problema, el banco les quita la casa que les vendieron por 100, les dicen que ahora vale 50, y les obligan a pagar otros 50 para cubrir la deuda. Con las promotoras es más complicado. No tienen dinero porque no venden ni un colín y a los bancos no les ha quedado otra que quedarse con las viviendas (mejor eso que nada), y ahora son los principales promotores del país.

Como la banca siempre gana, aunque sea haciendo trampas, el suelo y las viviendas de su propiedad están contabilizadas en sus balances por el precio de mercado que tenían cuando las adquirieron y todo iba viento en popa, aunque esos activos valen ahora mucho menos y han generado unos agujeros negros de toda negritud y de proporciones desconocidas.

Podrían vender los pisos que les han endosado las promotoras, pero no quieren porque tendrían que sacarlos al mercado por su precio real, que es muy inferior al que quieren cobrarnos para recuperar el dinero que su codicia les hizo perder. Prefieren esperar a ver si amaina el temporal a ponerlas a la venta un 30 o un 40% más baratas, lo que realmente valen. Con el suelo lo tienen mucho más crudo, porque como no se construye, aunque lo pongan a la venta no se lo va a comprar nadie. Y en estas estamos.

Volvamos de nuevo a nuestros ahorros. Imagínense que el banco en el que tienen los suyos hace un ejercicio de honestidad y reconoce las pérdidas que tiene camufladas en eriales y promociones. La primera consecuencia sería su caída en bolsa, de modo que la acción que valía 10 pasaría a valer 5, y eso no mola, sobre todo a los accionistas que se sientan en sus consejos de administración, gente de dinero y de bien, que perderían un pastón.

Afortunadamente para ellos, papá Estado nunca falla y está dispuesto a aflojar guita para ayudarlos a ir tirando. Lo llaman “reestructuración del sistema financiero español”, que no es otra cosa que prestar dinero a los prestamistas para que no quiebren y se nos lleven los ahorros por delante.

La situación es tan desastrosa que el Estado ha tenido que quedarse con algunos para sanearlos e intentar después venderlos (esta semana le ha tocado al Banco de Valencia); y aquí no pasa nada. Aún estoy esperando que a los responsables de este desaguisado les pidan responsabilidades, como poco por mala praxis profesional.

Como soy hombre impresionable, con la lección de Merkel bien aprendida y todo esto que acabo de contarles me fui a mi entidad bancaria para desahogarme con el director trasladándole mis desvaríos: que me iba a comprar una caja fuerte pequeñita (las llaman sobrepuestas, en contraposición con las empotradas) para llevarme el dinero a casa y no perder mis ahorros si las cosas vienen mal dadas. Para cargarme un poco más de razón le espeté que para los intereses que me pagaba lo mismo me daba tenerlo en su entidad que en mi bolsillo.

Me pidió calma, porque, me dijo, si se produce un cataclismo planetario mi cash casero no valdría nada y era mejor que lo tuvieran ellos. Le pregunté si me recomendaba invertir en deuda alemana o americana, o en letras del Tesoro para poner mi dinero a salvo, porque la rentabilidad es ya algo secundario. Me tranquilizó diciéndome que otros clientes habían ido a verle con las mismas preocupaciones y que a todos nos decía lo mismo: mucha calma.

Ya más sereno, le pregunté que qué creía él que podía ocurrir y si realmente podíamos perder nuestros ahorros. Me respondió que no sabía, que la situación que atravesamos es inédita pero que, como buen cliente, me avisaría cinco minutos antes para que tuviera tiempo de sacar mis perras. Debió percatarse de que la desazón se apoderó de nuevo de mí, y según me iba me paró en la puerta para decirme que si no me quedaba tranquilo me podía abrir una cuenta en Luxemburgo. Ahí ya me remató. ¡Yo que pensaba que en esos sitios solo tenían dinero los banqueros!

Donde esta el dinero?



Aqui, bien repartidito.

https://ronicasdeunmundofeliz.blogspot.com/2011/12/sera-por-pasta.html